Política

Navarra

ETA incorpora nuevos terroristas a su entramado

Forman parte de una «segunda reserva» escondida

La Razón
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ETA continúa su labor de captación (para la banda y su entramado ilegal) y, a la espera de lo que pueda ocurrir en el futuro, procura esconder a algunos de los los nuevos militantes en países limítrofes con Francia, donde la vigilancia policial continúa con la misma intensidad dentro de la colaboración hispano-gala, así como en el País Vasco y Navarra. Se trata, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, de una especie de «segunda reserva», pero demuestra la nula voluntad de desaparecer.

Las Fuerzas de Seguridad han detectado la desaparición de una serie de individuos que han hurtado la acción de la Justicia, pero que, a diferencia de otros, no se han sumado a la estrategia de lo que se ha dado en llamar «muros populares», consistente en servir de anzuelo para que decenas, o centenares, de militantes proetarrras se concentren en un lugar para evitar su detención.

A las citadas desapariciones, hay que sumar la anunciada esta semana por Javier Sagardoy, que sí se había sumado al asunto de los «muros» y que ha anunciado que pasa a la clandestinidad, aunque lo haya hecho con palabras para no alarmar: «He tomado la decisión de dar la espalda a la cárcel. Mi nuevo objetivo es tener una vida lo más normal posible en la calle. Se puede decir pues que seguiré desobedeciendo, pero no en torno a la dinámica del muro popular, ni bajo el amparo de las personas que trabajan en este espacio plural». ¿De qué va a vivir? ¿Quién le va a facilitar documentación falsa? ¿Dónde se va a esconder?, se preguntan los expertos.

Aunque parezca que se trata de casos diferentes, no es así y responden a los mismos planes: por un lado, reforzar la «reserva» de ETA poco a poco, para no alertar a las Fuerzas de Seguridad. Y, por el otro, resucitar las organizaciones mas radicales de la «izquierda abertzale» para mantener entretenidos a los disidentes y hacerles ver que no se ha renunciado a los «objetivos revolucionarios». Nadie que conozca el mundo de ETA y su entramado sabe que este tipo de desapariciones son decisiones que puede tomar de forma libre el individuo en cuestión. Tienen que contar con la aprobación de la «dirección» y responde a una estrategia cuyo alcance se desconoce. Además de la «despedida» de Sagardoy, los expertos llaman la atención sobre la desaparición de otros individuos, también de Navarra, de los que no se tiene noticia y que, según los indicios, han podido ingresar en ETA, que se ocupa de darles los medios para subsistir, ya que, para mantener la clandestinidad, evitan los contactos con familias o amigos.Entre los integrantes de esta «segunda reserva» están, según las fuentes, David Urdin Pérez e Iñigo Gulina que, tras ser puestos en libertad bajo fianza, no se presentaron al juicio.

Fueron detenidos en 2007 en Burlada (Navarra), junto con otros cuatro. Ambos fueron militantes del sindicato abertzale LAB. Tras el arresto, ingresaron en prisión aunque en 2009 quedaron en libertad bajo fianza. Según informó en su momento el Ministerio del Interior, se les acusaba de 32 actos de kale borroka llevados a cabo en Pamplona; en concreto, de 16 atentados mediante la colocación de artefactos explosivos, 11 lanzamientos de cócteles molotov y cinco cortes de vías ferreas.

Las fuentes consultadas insisten en que estos individuos que han decidido pasar a la clandestinidad, dada la carencia de medios, dependen de ETA. Los del entramado se encuentran probablemente escondidos en el País Vasco o Navarra; y los que se han incorporado a la banda, en Italia, Inglaterra o Bélgica, a la espera de recibir órdenes de la «dirección» sobre su futuro.En cualquier caso, como ocurre con Gulina y Urdin, cuentan con gran experiencia en la «kale borroka». Son, por lo tanto, potencialmente muy peligrosos y se desconoce si, durante estos meses de clandestinidad, han recibido algún tipo de entrenamiento sobre el uso de armas y bombas-lapa.