«Caso Koldo»

Ferraz pagaba en efectivo a los altos cargos «con entidad»

El sistema, al margen del código ético, era discrecional. Sánchez admite que cobró «en alguna ocasión» dinero en metálico

El secretario adjunto de Organización y Transparencia del PSOE, Borja Cabezón, la portavoz del PSOE, Montse Mínguez, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, la secretaria de organización del PSOE, Rebeca Torró, la secretaria adjunta de organización, Anabel Mateos y el Secretario de Política Municipal del PSOE, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, durante la reunión de la Comisión Ejecutiva Fe...
Pedro Sánchez preside la reunión de la Comisión Federal Ejecutiva del PSOEMateo LanzuelaEuropa Press

El PSOE pagaba los gastos de representación a discreción, según ha sabido LA RAZÓN por fuentes conocedoras del sistema con el que la dirección socialista costeó durante años las liquidaciones correspondientes a estas partidas. El secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, admitió ayer haber cobrado «en alguna ocasión» dinero en metálico. «No era algo habitual, pero seguro que en alguna ocasión he tenido ese tipo de liquidaciones de gasto», espetó en una entrevista en la Cadena Ser, la segunda que concede a un medio nacional en algo más de dos meses.

Según las fuentes consultadas, estos gastos se sufragaban a todos aquellos que tuvieran «entidad» en la calle de Ferraz. Es decir, que era la gerencia del partido, a través de la secretaría de Organización, la que decidía a quiénes se les sufragaban los gastos y qué conceptos eran sufragables. Y eso que el propio código ético del partido deja claro que «la austeridad implica hacer un uso eficaz y eficiente de los recursos, en particular por parte de las personas con responsabilidad en la gestión económica».

Y explicita: «Se evitarán los gastos superfluos o innecesarios y se justificarán debidamente aquellos gastos de representación o de asistencia a reuniones o actos, incluyendo la manutención y el alojamiento, bajo los principios de adecuación, proporcionalidad y necesidad». Pero la investigación de la Guardia Civil al exministro José Luis Ábalos ha desatado una tormenta porque ha detectado que, durante años, los gastos de representación no se adecuaron, aparentemente, al código ético de los socialistas.

Siempre según el relato de estas fuentes, toda persona que tuviera «entidad» dentro del partido era cualquiera que estuviera en la dirección o cumpliera con alguna directiva efectuada por alguna persona de la cúpula. Y, claro está, la secretaría general formaba parte de esa cobertura de gastos discrecionales. Por eso, Sánchez tuvo que admitir que en alguna ocasión cobraría dinero bajo este sistema.

El presidente del Gobierno es consciente de que en cualquier momento puede salir en algún informe su nombre como preceptor de este tipo de ingresos. Sánchez siguió la línea de defensa del partido y del propio Gobierno: los socialistas llevan varios días explicando que todos sus ingresos están perfectamente justificados y que ese dinero no supone vía alguna de financiación irregular. No obstante, desde el entorno de los investigados en la trama del «caso Koldo» apremian al PSOE a explicar a todos los españoles cómo se nutría la caja con la que se sufragaban los gastos de representación; algo que el informe de la Guardia Civil no entra a analizar.

Los socialistas reiteran que ese dinero procede de las propias cuentas de las que se retiraba el efectivo con el que luego se cubría a quienes incurrieran en estos gastos de representación. La ministra portavoz, Pilar Alegría, insistió ayer en ello, a la vez que dijo no recordar si cobró o no en efectivo del partido y que, en caso de haberlo hecho alguna vez, fue todo legal. Lo llamativo es que fuera Sánchez quien lo admitiera, porque algunos de sus ministros, como la propia Alegría o el titular de Transformación Digital y para la Función Pública, Óscar López, dan vueltas sobre el asunto sin concretar si «sí» o «no».

El PSOE, oficialmente, no ha detallado la procedencia de ese dinero ni el motivo por el que hacía esos pagos en efectivo. Las fuentes consultadas apuntan al criterio del exgerente Mariano Moreno, actual presidente de la empresa pública Enusa, en la que, por cierto, trabajó la exmilitante socialista Leire Díez como responsable de prensa. Durante la mayor parte del mandato de José Luis Ábalos al frente de la Secretaría de Organización –desde 2017 hasta julio de 2021–, y con Mariano Moreno al frente de la gerencia, el pago en metálico era la práctica habitual dentro del PSOE.

No fue hasta el primer semestre de 2021 cuando el PSOE comenzó a introducir cambios, sustituyendo progresivamente el efectivo por transferencias bancarias para determinados gastos. Aquel año marcó, además, un punto de inflexión en la estructura interna del partido, con una profunda renovación de cargos en su «aparato». Tras la destitución de Ábalos, Pedro Sánchez promovió a Santos Cerdán como nuevo secretario de Organización y, pocos meses después, en octubre, relevó a Moreno de la gerencia para nombrar en su lugar a Ana María Fuentes, actual responsable del área. Con su llegada, se modificaron los mecanismos de control de los gastos de representación.

Por entonces, ya se extendían dentro del partido los comentarios sobre el elevado nivel de gasto que Ábalos asumía en el desempeño de sus funciones como responsable de la vida orgánica de Ferraz. Sánchez no aclaró si este sistema se va a dejar de utilizar y defendió que lo fundamental es que se haga conforme a la ley: «Lo importe es que sea legal, no es tanto si es un dinero en efectivo». El presidente volvió a machacar con que no existe «ningún indicio» que apunte a una financiación irregular del PSOE y circunscribió todo a un caso de presunta corrupción que la Justicia tendrá que resolver. Dijo que, por tanto, serán Ábalos y Santos Cerdán quienes tendrán que dar explicaciones en los tribunales.