José Antonio Vera
Investigar no es enfangar
Decía un socialista felipista que el gran error del presidente ha sido empeñarse en seguir en Moncloa a costa de lo que sea
Cree el rey del fango que todo el mundo enfanga. Pero no, los jueces no enfangan, hacen su trabajo, que en el caso de su esposa es investigar si incurrió en algún tipo de actividad ilícita en su relación con empresas públicas y privadas. Nada hay que temer si nada ilegal se hizo. Inoportuna fue esa tarea de recomendación, mediación y captación desde el África Center y la cátedra de la Complutense.
Hombre, codirigir una cátedra sin ser catedrática ni licenciada, ya es mucho dirigir. A eso deberá responder el rector Gayache, al que Isabel Díaz Ayuso le ha abierto una investigación que acabará en dimisión. Del África el que sabe y no dice, por ahora, es José Luis Ábalos. Su ex y la cónyuge hicieron juntas los marruecos.
Eran otros tiempos. Aquellos primeros años 18 y 19 en los que todo estaba permitido, tal vez porque si había que irse de Moncloa era mejor tener la vida organizada. Pero las especulaciones son solo especulaciones, y hay que hablar de hechos probados. Que es lo que intenta encontrar el juez.
El pulso que Sánchez ha echado a los jueces es impropio
Es su obligación, instruir bien para llegar a conclusiones no precipitadas. Precipitado era el fiscal, que quería archivar sin investigar. A ser posible antes de las elecciones del domingo. Tan pesado se puso el representante del Ministerio Público que ha acabado obligando al magistrado a citar ya, pero para dentro de un mes.
Pedro Sánchez piensa que, por el simple hecho de ser presidente, gracias al voto del fugitivo, le puede dar instrucciones a la presidenta del Congreso de los Diputados, a la Fiscalía y los jueces. Bueno, a Francina Armengol sí, lo hemos visto, y la Fiscalía («¿de quién dependende»?), también. Pero el pulso que le ha echado a los jueces es impropio en un Estado de Derecho. Hay que creer primero en el Estado de Derecho, y él solo cree que hay que controlar a los tribunales como ya controla al Tribunal Constitucional.
¿Cómo otros TC en el pasado? No, porque en este Constitucional Sánchez ha puesto de presidente a su fiel escudero militante, a lo Tezanos, el muy socialista Cándido Conde-Pumpido. Y no sólo a él. También a un ex ministro y a una directora general de Félix Bolaños, para asegurarse que el Gobierno no pierde ni una sola de las votaciones importantes, se llamen ley de amnistía, ley sobre referendos o cualquier otra ley en el marco de la «mutación constitucional» en marcha: van a cambiar la Constitución a golpe de sentencias, sin necesidad de modificar ni uno solo de sus artículos.
Un Constitucional afín va a tumbar cuanto llegue al alto tribunal
Un Tribunal Constitucional afín va a tumbar cuanto llegue al alto tribunal, incluso si se trata de una materia impropia, como podría ser el «caso Begoña», suponiendo que un día fuese condenada. El problema es que a ver quién aguanta mientras tanto el vía crucis de investigaciones, declaraciones y banquillos. Antes debería dimitir no Begoña, que no tiene que dimitir de nada, sino el presidente en persona, responsable en última instancia por omisión.
Decía con razón el otro día un socialista felipista, de los llamados verdaderos, que el gran error del presidente del Gobierno ha sido empeñarse en seguir en la Moncloa a costa de lo que sea. Debió abandonar el día en que perdió las elecciones, en lugar de empeñarse en continuar comprando votos a cambio de perdonar a un delincuente.
De haber hecho eso no estaría hoy en el enredo en que se encuentra, incluido el marital. Si estás fuera, no eres el objetivo principal. E incluso podría pensar en volver más adelante. De esta manera se le pone todo cada vez más complicado, por mucho que intente tapar a su consorte con los pañuelos palestinos.
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