Los secretos de la negociación en Cataluña
Junts da un paso al frente y empieza a tantear a ERC y al PP
¿A Salvador Illa se le está poniendo cara de embajador? La pregunta sale de las filas del PSC y viene de aquellos que empiezan a ver crecer sus dudas sobre la investidura como presidente de la Generalitat del ex ministro de Sanidad.
Carles Puigdemont está hiperactivo en estos días de campaña de las elecciones europeas. Pero no por el mitineo, sino por el trajín de los movimientos que está urdiendo Junts en la sombra para conseguir que el ex presidente de la Generalitat pueda subirse a la tribuna del Parlamento catalán y, con todo el simbolismo que ello tiene, pronunciar un discurso de investidura aunque no vaya a salir adelante su candidatura. Para ello está intentando seducir a ERC con la liebre de que la Presidencia de la Mesa , el órgano de gobierno de la Cámara, tiene que ser para un independentista. Y ERC está entrando en el "coqueteo" porque, por muy apurada que sea su situación tras la debacle electoral, y aunque no pueda permitirse ir a unas nuevas elecciones, tampoco puede seguir asumiendo el papel de consorte del PSOE en Cataluña y en el Congreso de los Diputados.
Así que Pedro Sánchez tendrá que sacar toda su munición de conquista, que suponen más cesiones a los republicanos, para salvar ese golpe que supondría que la Presidencia de la Cámara catalana la controlen los independentistas. O lo que es lo mismo, que ellos decidan la agenda, decidan también que pueden seguir votando los parlamentarios que están fugados, y sean decisivos en todas las demás resoluciones importantes que afectan al futuro de la nueva Legislatura catalana si no hay repetición electoral.
Junts está tocando a ERC, pero también está haciendo aproximaciones al PP para tenerlo todo más o menos ordenado por si falla el plan A, que es el del intento de investidura, presionar al PSC para que apoye, y si falla, una vez que Puigdemont ha vuelto de su "exilio" para subirse a la tribuna del Parlamento catalán, ir a elecciones. El Plan B pasa por Madrid y por hacerle la vida imposible a Pedro Sánchez. Hay conversaciones y recientemente ha habido hasta alguna cena, para dejar caer que están dispuestos a ir hasta el final (moción de censura) en la revuelta contra Sánchez si el líder socialista no les entrega la Generalitat.
Moncloa, que percibe las maniobras de Junts, también está moviéndose entre bambalinas para que el lunes postelectoral no le estalle una bomba en la constitución de la Cámara catalana. ERC les exige la soberanía fiscal, pero la rebelión autonómica contra la amnistía, a la que se ha sumado el socialista Emiliano García Page, el único barón del PSOE con mayoría absoluta, es muy indicativa de lo que puede acabar sucediendo si el PSOE avanza por ese camino para instalar a Illa en la Generalitat.
Y en este marco, que parece un juego de troleo, a Moncloa le ha tentado su capacidad de control sobre la fecha de publicación de la amnistía en el BOE porque ha echado cuentas de los plazos judiciales y de que el 25 es la sesión de investidura del Parlamento catalán. Si de ellos depende, el ex presidente no debería poder pisar tierra catalana con unas mínimas condiciones de seguridad para esa fecha.
-En todo caso, lo más relevante es que los movimientos de Junts están minando la moral entre algunos socialistas y ya hay en el PSC quien asume eso de que habrá que decidir si se salva a Illa o se salva a Sánchez porque los dos no pueden salir bien parados de esta batalla.
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