Análisis

Marruecos: un giro en la política exterior y muchas dudas

Seguridad, el chantaje con inmigración y la relación con Argelia ensombrecen la relación bilateral

RABAT (MARRUECOS), 07/04/2022.- El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa ofrecida este jueves en Rabat en la que ha informado que España y Marruecos han acordado la reapertura progresiva y ordenada de los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla y la plena normalización del paso de bienes y mercancías. EFE/Mariscal
RABAT (MARRUECOS), 07/04/2022.- El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa ofrecida este jueves en Rabat en la que ha informado que España y Marruecos han acordado la reapertura progresiva y ordenada de los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla y la plena normalización del paso de bienes y mercancías. EFE/MariscalMariscalAgencia EFE

Las relaciones bilaterales con Marruecos son clave.Lo son hoy y lo han sido siempre. Prueba de ello es que históricamente casi todos los presidentes realizaron su primera visita oficial de la legislatura a Rabat debido, especialmente, a la vecindad entre ambos países. La tradición la inició el socialista Felipe González y Aznar, Zapatero y Rajoy continuaron con esta norma no escrita. No sucedió lo mismo con el actual presidente, Pedro Sánchez, quien tardó cinco meses en visitar oficialmente Marruecos. No en vano, el reino alauita es el primer importador desde España fuera de la UE y un socio estratégico para España en temas como seguridad e inmigración, Ceuta y Melilla, de ahí el interés en mantener esa sintonía con el reino alauita.

No obstante, desde la llegada a la Moncloa del socialista, la relación se ha caracterizado por más sombras que luces, especialmente a raíz de la decisión de España de acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Aquel movimiento desató la ira de Marruecos, que como ya había hecho en el pasado usó la inmigración como un instrumento para demostrar a España los costes de no llevarse bien y los beneficios de hacerlo. Fue lo que ocurrió en mayo de 2021 cuando Marruecos abrió durante 48 horas la frontera permitiendo el acceso de 10.000 irregulares en la ciudad española de Ceuta, que no alcanza los 90.000 habitantes.

Para contentar al reino alauita, Sánchez, de manera unilateral y sin consultarlo con el Parlamento tomó una decisión, que puso fin a la postura de neutralidad española respecto a la autonomía del Sáhara. En marzo de 2022, el Ejecutivo se posicionó por primera vez favor del plan de autonomía de Marruecos frente al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. El giro de 180 grados tuvo sus frutos. A principios de febrero de 2022 y casi ocho años después de la última cumbre, España y Marruecos celebraron una Reunión de Alto Nivel (RAN) en Rabat con la participación del presidente español, Pedro Sánchez, el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, y una docena de ministros por cada parte. Estaba llamada a ser la escenografía de un tiempo nuevo, sin embargo sus resultados fueron testimoniales y su puesta en escena deslucida,ya que el presidente Sánchez no fue recibido por el rey Mohammed VI.

De aquella declaración, la aperturas de las aduanas de Ceuta y Melilla continúan siendo el principal chantaje del reino alauita. El Gobierno de Sánchez prometió serían una realidad a principios de 2023 pero 2024 continúa sion avances y con Marruecos alegando "problemas técnicos" para mantener "sine die" su cierre.

En el plano internacional, las palabras que pronunció Sánchez en las que aseguraba que la propuesta de autonomía de Rabat era la “más seria, realista y creíble” llevó a Argelia a retirar su embajador de Madrid, limitando a la mínima expresión las relaciones diplomáticas con Madrid. Entre los asuntos más relevantes está el gas. Argel decidió que a partir de ese momento fuera Italia su socio principal de cara a la exportación de gas a Europa. Si bien es cierto, que el embajador ya ha regresado, la decisión in extremis de Argel de cancelar la visita del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, a su país para escenificar el deshielo pone en entredicho la supuesta normalización de la relación bilateral.

Otro ámbito de interés común es el control de los flujos migratorios, que se suponía salían reforzados de la RAN. Sin embargo, las cifras no dejan lugar a la especulación, ya que tras un 2023 de récord en cuanto a las llegadas irregulares, este año va camino de romper todas las escalas.

Si bien desde el Ejecutivo se afanan por subrayar el éxito de la relación bilateral, la realidad es que la opinión pública no percibe una relación de horizontalidad, sino más bien de chantaje por parte de Rabat. No en vano, mención aparte merece el caso de espionaje Pegasus. El presidente viaja hoy a Marruecos sin aclarar el alcance del hackeo de su móvil mediante un software israelí, que algunas informaciones apuntan a Marruecos como el autor.

Mientras que Moncloa se afanan por destacar “los profundos lazos que unen a ambos países", la sombra de la duda planea todavía sobre la relación, más todavía si cabe, después que el anuncio de esta visita se haya anunciado con tan poca antelación, algo poco habitual en este tipo de desplazamientos. Unas horas estará Sánchez con Albares en las que los medios locales hablan de la posibilidad de que se reúna, esta vez sí, con Mohammed VI.