Entrevista

Miriam González: «Las mejores democracias son aquellas en las que la gente se implica»

Pone en marcha una plataforma ciudadana para «lanzar ideas y que los partidos nos las roben»

Miriam González, abogada internacional y fundadora de la organización Inspiring Girls, presentó ayer en Madrid el proyecto España Mejor, un movimiento ciudadano que pretende impulsar e implementar propuestas de políticas públicas al margen de cualquier partido político
Miriam González, abogada internacional Alberto R. RoldánLa Razón

Instalada ya en España, Miriam González se ha propuesto contribuir a superar el estancamiento que diagnostica. Tras décadas en Reino Unido y California, se pone ahora al frente de una plataforma que pretende activar propuestas de políticas públicas al margen de los circuitos habituales de los partidos: «Para que las cosas funcionen hay que lograr que los ciudadanos lo pidan». Un canal paralelo al oficial con el que hacer una «España Mejor». Ni más ni menos.

¿Qué es «España Mejor»?

Es una vía de participación en las políticas públicas para todos aquellos que quieran contribuir a aumentar la ambición del país. Somos muchos los que queremos colaborar, pero a veces no es fácil saber cómo hacerlo a través de los partidos, que en España son estructuras muy cerradas.

Como una Tercera España, menos ideologizada...

No es una Tercera España. Hay muchas Españas. Somos muchos en la sociedad los que buscamos soluciones a problemas que existen y compartimos la visión de hacer algo útil, al margen de donde estemos ideológicamente. No vale quedarse de brazos cruzados, hay que ponerse a trabajar e implicarse.

Saliendo del ruido político...

En España hay un montón de talento y además hay deseo de participar. Lo que nos falta es algo adicional: abrir un canal para implantar una parte más práctica a la habitual agenda política. Más soluciones y menos ruido.

¿Cómo funciona la plataforma?

Somos absolutamente abiertos y participativos, lo que estamos buscando son ideas. Gente que venga con ideas y luego empezaremos a trabajar en proyectos concretos para darle volumen social porque, al final, sólo cambias la agenda si llegas a muchos sectores. Entonces se lo presentaremos también a los partidos políticos. Ojalá copien las ideas.

¿Tenéis ya algún proyecto en marcha?

Hay un primer proyecto centrado en los jóvenes, porque nos parece que son los grandes olvidados de la política española. Hay que ver si efectivamente hay una brecha intergeneracional o no, juntar a los más jóvenes con los más mayores y ver si todo esto que ahora se nos empieza a decir en España de que realmente tienen intereses contrapuestos, es cierto o no. Lo que estamos viendo, en los primeros testeos, es que estas generaciones están mucho más cercanas.

La participación ciudadana conecta con la tesis de su libro «Devuélveme el poder»...

Mi libro recoge mi ideología, que es liberal, pero en esta plataforma están todas las ideologías. Aquí hay gente que ha ido en las listas por distintos partidos en las elecciones municipales y todos se están uniendo. Es lo que más me ilusiona. Para que los ciudadanos puedan ser exigentes tenemos que cambiar el espíritu de la política actual, de rechazo al otro. Cada uno le puede dar su tinte ideológico y ahí es donde creo que hay que construir.

Habla de cambiar el espíritu de la política, del rechazo al otro. ¿Estamos polarizados?

Yo he visto la polarización muy de cerca, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido. Creo que, aunque las encuestas dicen que España es el segundo país más polarizado de la UE después de Suecia, a mí me parece que tiene poco que ver con lo que ocurrió en el Reino Unido y en Estados Unidos. Yo creo que a España se la polariza, que no está polarizada. Veo lo tribal que es el discurso político.

¿Cómo ve a los ciudadanos?

Interesados en que el país funcione y en que nos enganchemos a la revolución tecnológica. Me parece que la preocupación del ciudadano es absolutamente razonable y que se le ha enfrentado a un clima político cada vez más exacerbado, que no sé si realmente tiene mucho que ver con la sociedad. Lo que observo es que los niveles de gente que no vota son altos. Y esto dice mucho.

¿Cree que hay apatía cívica?

Hay mucha gente en España que no participa a través del voto, pero que puede hacerlo de muchas maneras distintas. Ahí hay un ámbito que no es realmente de polarización ni de radicalización ni de nada parecido. La sociedad española sigue estando en un lugar razonable de querer encontrar soluciones que no se le están ofreciendo.

"A España se la polariza, que no está polarizada. Veo lo tribal que es el discurso político"

Después de años viviendo fuera de España, ¿la ha encontrado diferente?

La he visto idéntica. Mi gran preocupación es que creo que, aunque no estamos yendo hacia atrás, tampoco estamos avanzando. Y esto ocurre en un momento de cambio económico enorme en el que muchos países están creciendo. Y sin embargo, aquí se nota un estancamiento en los planteamientos, con muy pocas reformas.

¿Hay problemas estructurales?

Hay problemas que deberían ser coyunturales y que se han convertido en endémicos. El nivel de paro juvenil es inaceptable y parece haberse asumido. Tampoco existe el emprendimiento que deberíamos tener y la productividad es baja: hay que plantearse cómo aumentar el tamaño de nuestro mercado y cómo eliminar las barreras que tiene. Me parece que en la educación ha habido pocos cambios: mientras a nivel internacional es cada vez más flexible y más centrada en los intereses de los alumnos, nosotros seguimos con educaciones centradas en todo lo demás. Y creo que en el sistema político ha habido pocos avances con respecto a controles y garantías.

¿En qué sentido?

Aquí teníamos otras preocupaciones y no fijamos controles sencillos al poder político. Y luego llegó esa etapa de estancamiento donde teníamos que haber seguido avanzando, pero nos despistamos. Para lograr que mejore, me parece fundamental que se abra la participación ciudadana: las mejores democracias son aquellas en la que la gente se implica. Al final, la política es cómo gestionamos nuestras vidas. Nunca tienes la democracia perfecta, pero siempre tienes que ir avanzando y mejorándola.

¿No se ha planteado el salto a la política?

Lo que he visto en los últimos años es que partidos nuevos al final han seguido la misma metodología que los anteriores. No se ha logrado crear el cambio para centrarnos en los problemas y sus soluciones. Éramos la octava economía del mundo y ahora somos la número 16. Y si queremos revertir esa tendencia, hay una serie de cosas que hacer. Como esa vía de nuevos partidos no ha funcionado, me parece razonable intentarlo de una manera distinta.

«España mejor» es una propuesta muy anglosajona...

Sí, se hace en otros muchos países. También aquí hay gente que está interesada en aportar, pero que no se siente cómoda con el marcado tinte ideológico de los partidos. A ver si quitando esa carga podemos crear una base social para mejorar España.

¿Se marcan algún plazo para obtener resultados?

Estamos en una fase más interna, de reflexión. Nuestro objetivo es empezar lo más pronto posible a lanzar ideas sencillas para que nos las roben. Que cualquier partido político que necesite ideas para examinar sus programas las pueda utilizar. De esos modelos de participación ciudadana que hay en muchos otros países salen cosas interesantes. ¿Por qué aquí no se hace también? Hay que empezar por ahí.