Política

Por qué Sanchez no quiere “hacerse un Rajoy” con el Rey

Semana decisiva para la investidura. Sánchez asume que con el apoyo gratis de Iglesias tienen complicado declinar el encargo, por lo que fija su reunión con el Monarca como la fecha límite para alcanzar un acuerdo con Podemos

Las negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos enfilan una semana decisiva. Aunque todavía resten 14 días para que expire el plazo para la disolución de las Cortes, lo cierto es que es la ronda de consultas con el Rey –estimada para los días 16 y 17 de septiembre– la que marca los tiempos de la interlocución entre ambas formaciones. En manos de Felipe VI está, tras departir con los líderes de las fuerzas políticas con representación en el Congreso, fijar o no la sesión de investidura. En caso de que el Monarca constatara que no hay visos de que ésta vaya a salir adelante y decidiera no proponer a Pedro Sánchez como candidato por falta de apoyos, las elecciones estarían sentenciadas antes incluso de que se agote la cuenta atrás hacia el 23 de septiembre.

Por esta razón, los socialistas han fijado su encuentro con el Rey como límite para alcanzar un acuerdo programático con Podemos. En Ferraz y en Moncloa no piensan tanto en superar la investidura como asegurarse una legislatura de cierta estabilidad y, para ello, es imprescindible que el compromiso de los morados se haga extensible a los próximos años. En caso de que Iglesias no acepte esta alianza, Sánchez constatará ante Felipe VI que no tiene el apoyo suficiente para gobernar. «A la investidura se va con un acuerdo. No volveremos a transitar la senda de julio», resumen fuentes del Ejecutivo, en alusión al intento estéril de hace dos meses.

Sin embargo, en los últimos días ha comenzado a sobrevolar la posibilidad de que Podemos diera su apoyo gratis al PSOE en la investidura para evitar las urnas. Esta eventualidad no es, de momento, aceptada por los morados, pero complicaría considerablemente el panorama de Sánchez. Aunque en el corto plazo le permitiría superar la investidura, le dejaría «vendido» para el resto de la legislatura y, no en vano, desde la formación de Iglesias ya advierten de que harían «extremadamente difícil» la gobernabilidad. En este contexto, el argumento de que el líder socialista no tiene los apoyos quedaría en cierto modo desacreditado, aunque exponga ante el Monarca la complejidad de gobernar solo con 123 diputados.

En Moncloa asumen que si Iglesias decidiera apoyarles a cambio de nada, Sánchez tendría muy complicado declinar el encargo del Rey como ya hiciera Mariano Rajoy en 2015. Un movimiento contra el que el propio Sánchez cargó con extrema dureza en su momento, acusando al líder popular de «irresponsable» y que motivó que él diera un paso adelante para intentar la que fue su primera investidura fallida. Además de rebatir la hemeroteca también habrá que revertir el relato. Si el líder socialista renunciara a postularse contando con el «sí» gratuito de Podemos y, por ende, con una suma suficiente para salir investido, Iglesias lograría trasladarle toda la carga de la culpabilidad por la repetición electoral a Sánchez.

A la espera de cómo se comporten finalmente los morados, los socialistas siguen presionando a la formación para que acceda a pactar un acuerdo de legislatura con ellos. Se prevé que esta semana se mantengan nuevos contactos, sin descartar que se lleven a cabo al máximo nivel entre los propios líderes. El cara a cara entre Sánchez e Iglesias se reserva como colofón al trabajo que vayan adelantando sus equipos negociadores y con seguridad tendrá lugar a la vista de todos el próximo miércoles en el Congreso. Primero en una comparecencia del presidente en funciones sobre el Brexit y los Consejos Europeos de junio y posteriormente en la primera sesión de control al Gobierno de la legislatura. El rifirrafe entre socialistas y morados servirá para testar el estado de las relaciones entre ambos, después de que el último pleno en el que se enfrentaron dejara patente el clima de desconfianza que existe entre las dos fuerzas que mutuamente se reconocen como «socios prioritarios».

Con el objetivo de conseguir que Podemos comulgue con las pretensiones socialistas, en Moncloa se feliciten de la entrada en la mesa de negociación de las confluencias moradas. Estos sectores censuraron expresamente en julio que Iglesias no aceptara la oferta ministerial que le trasladó el PSOE y ahora se busca que puedan ejercer de palanca para atraer a Iglesias al acuerdo. Desde el Gobierno se desliza que hace dos meses no estuvieron al tanto del grueso de la negociación y esperan que ahora, con toda la información, sean decisivos para que Podemos termine cediendo.

En contraposición con esta incipiente fractura interna, el PSOE buscará el próximo sábado escenificar otra foto de unidad que rezume tono electoral, sentando a la mesa a todos los barones del partido en Logroño. Quienes fueran críticos con Sánchez en otro tiempo ahora comparten el diagnóstico de la situación que hace el presidente en funciones y son partidarios de forzar la repetición electoral, si no hacerlo supone gobernar por tiempo limitado bajo el yugo de Iglesias y los independentistas.