ETA

ETA: «No sabíamos quién era la mujer que iba con Alberto, pero la matamos»

Los etarras José Luis Barrios Martín, «Txetxu», y Mikel Azurmendi narraron al juez cómo asesinaron a sangre fría a «Alberto», como llamaban al edil del PP, y a su pareja

ETA: «No sabíamos quién era la mujer que iba con Alberto, pero la matamos»
ETA: «No sabíamos quién era la mujer que iba con Alberto, pero la matamos»larazon

Los etarras José Luis Barrios Martín, «Txetxu», y Mikel Azurmendi narraron al juez cómo asesinaron a sangre fría a «Alberto», como llamaban al edil del PP, y a su pareja.

«Sobre el atentado contra el concejal del Partido Popular y su mujer, no hicimos muchos seguimientos, sólo les vimos una vez. Nos dirigimos contra él porque le vimos en el periódico y le reconocimos por la calle y lo decidimos. Hicimos el atentado porque Peñagaricano (Mikel Azurmendi Peñagaricano) y yo les vimos en un bar y después pasamos a su lado y decidimos darle uno a cada uno. Yo le di a la mujer y Peñagaricano al hombre. No sabía quién era la mujer, y por nuestra seguridad, por eso la disparamos para que luego no nos reconociera. Las pistolas no tenían silenciador y eran las que teníamos en el piso». De esta manera tan fría y despiadada le contó al juez el etarra José Luis Barrios Martín, «Txetxu», el doble asesinato de Alberto Jiménez Becerril y su esposa, Ascensión García Ortiz, el 30 de enero de 1998 en Sevilla.

La declaración de Azurmendi a la Guardia Civil tras su detención no difiere mucho de la primera pero da más detalles, que revelan el afán de los etarras de matar a un ser humano (y a su esposa) por militar en el Partido Popular: «Durante las vigilancias a la alcaldesa reconocí casualmente a Alberto Jiménez en el bar “Antigüedades”. Entré en el bar y observé cómo el edil conversaba con el camarero, por lo que deduje que debía ser cliente habitual. Volvimos a la zona en varias ocasiones hasta que la noche del día 30 de enero les vimos a los dos en el interior acompañados de más personas. Yo y Txetxu entramos en el bar y después salimos y entramos en otro bar cercano desde el que podíamos ver la salida del “Antigüedades”. Lo vimos salir acompañado de una mujer que no conocíamos, seguimos detrás de ellos y decidimos que yo dispararía sobre Alberto; Txetxu sobre la acompañante. Les alcanzamos y disparamos ambos simultáneamente, como lo habíamos planificado, es decir yo sobre el hombre y Txetxu sobre la mujer. Cada uno realizó un disparo. Huimos corriendo y fuimos al piso que teníamos en la calle José Laguillo».

Peñagaricano se integró en el «comando Andalucía» en diciembre de 1995, junto con Maite Pedrosa. Hicieron el viaje a Sevilla en tren, donde les esperaba Asier Ormazábal.

Posteriormente, en abril de 1996 se integró en la célula Javier Gallaga. Se dedicaron a organizar infraestructura en distintas capitales andaluzas. Entre otras acciones criminales, atacaron un microbús del Ejercito De Tierra, resultando muerto el Sargento Miguel Angel Ayllón.

Entre los atentados que tenían previsto cometer estaban la alcaldesa de Sevilla , Soledad Becerril, y la de Málaga, Celia Villalobos.

En enero de 1997, al existir diferencias sobre el número de atentados a cometer entre Peñagaricano y Maite por un lado; y Asier y Javier Gallaga por el otro, deciden volver a Francia, donde Peñagaricano se entrevista con el jefe de «comandos», José Javier Arizcuren, «Kantauri», al que expuso la situación. Le aconsejó que espera unos meses antes de volver a Andalucía, lo que ocurrió en julio de 1997, esta vez acompañado por Maite Pedrosa y José Luis Barrios Martín.

En esta campaña, colocaron artefactos lapa en los vehículos de los concejales del Partido Popular José María Gómez y Francisco Gómez, de la localidad malagueña del Rincón de la Victoria.

Cinco bombas

«Preparamos un total de cinco artefactos y en la noche del 1 de octubre de 1997 nos desplazamos hasta el Rincón de la Victoria. Localizamos los vehículos de los concejales y les colocamos los artefactos. Colocamos tres, ya que los otros dos eran para José Antonio Lemoncha, diputado regional, pero tuvimos dificultades y desistimos ante el temor de que el coche tuviera alarma».

La obsesión del «comando Andalucía» por el Partido Popular era patente, ya que también estuvieron en Nerja haciendo una información sobre el concejal de esta formación Pezzi Cereto, al que, al igual que lo ocurrido con Miguel Ángel Blanco en el País Vasco, pensaban secuestrar para plantear un ultimátum al Gobierno en relación con la situación de los presos de ETA. Lo iban a tener retenido en un cañaveral de la carretera de Mijas y asesinarlo si el Ejecutivo no accedía a las peticiones de la banda en un plazo no superior a 48 horas.

También planearon asesinar al alcalde de Granada, Gabriel Díaz, con un coche bomba. Intentaron la acción criminal entre octubre o noviembre de 1997 pero desistieron al detectar la presencia de escoltas.

Lo mismo ocurrió con la alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, del mismo partido. Controlaron el vehículo oficial en el itinerario entre su casa y el ayuntamiento. Llegaron a colocar el coche bomba pero el atentado fracasó pese a que Txetxu accionó el telemando con el que se activaba el artefacto. Pensaron que el automóvil de Soledad Becerril llevaba un perturbador de frecuencias.

Esta célula cometió un atentado con granadas contra la Comandancia de la Guardia Civil de Granada.