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Metafuturo

Page cree que habrá elecciones antes de lo que dice Sánchez

El presidente de Castilla-La Mancha cree que las primarias en los partidos se han pervertido

Emiliano García-Page ha vuelto a marcar perfil propio en 'Metafuturo', el foro organizado por el Grupo Atresmedia. Ha hablado de política, de estabilidad y, sobre todo, de lo que él cree que falta: un horizonte claro. Para el presidente de Castilla-La Mancha, el país acabará votando antes de lo que dice el presidente, Pedro Sánchez. Elecciones en 2026, ha vaticinado. Es más, ha dicho que en su partido, ve “bastante gente calentando por la banda”, como quien comenta el calentamiento previo a un derbi.

El periodista Vicente Vallés le ha pedido que concretara. Pero Page se ha ido por las ramas. Y, aunque reconoce la legitimidad de origen del Gobierno, no hace lo mismo con la de oficio. Lo resume sin rodeos: la situación política no ayuda a la economía ni al clima social; la alternativa tampoco tranquiliza; y el futuro inmediato, menos aún. Nada nuevo en su discurso, pero dicho con la contundencia de quien lleva tiempo advirtiendo lo mismo desde la tranquilidad de su mayoría absoluta.

Tampoco cree en el “momento bonito” para convocar elecciones. Eso sí, Page se ha permitido bromear con las encuestas del CIS —“no se las creerán hasta que les dé 36 puntos de ventaja”— y se ha detunido en Sánchez, a quien dice conocer desde el arranque. Según Page, el presidente ha “renunciado a lo que diga una parte de la historia”, convencido de que habrá muchos relatos y bastará con uno. Ahí, dice, está el fallo: un Gobierno que ya no gobierna para todos, sino para “su parroquia”.

España, sostiene Page, necesita certidumbre. La ciudadanía está “enormemente harta” del ruido, de la fractura y del espectáculo permanente. “Puede ser entretenido seguir Twitter o las prisiones del país”, ha ironizado, “pero no es sano”. A su juicio, hace falta un reseteo institucional.

Descarta una gran coalición con el PP —“no se debe dar”—, pero sí pide volver a los viejos pactos de Estado. Diálogo entre izquierda y derecha “moderada”, acuerdos amplios, política adulta. Sobre su futuro, no despeja interrogantes: dice estar contento, pero lo fía todo a “conciliar familias con el ritmo biológico”.

No ahorró críticas a la estrategia “bunkerizada” del Gobierno, al que acusa de usar todos los resortes para mantenerse en pie. Según Page, se han roto “el 90% de las pautas de comportamiento normal” en la política española. Es culpa de todos, matiza, aunque por su descripción apunta a la Moncloa.

También cargó contra las primarias. Lo que nació como un mecanismo de control interno, dice, ha acabado reducido a un trámite para elegir un secretario general. Un modelo que sustituyó la rendición de cuentas por la unanimidad de uno solo. Page lo explica así: cualquier líder aspira al apoyo de muchos; el problema es cuando solo importa la aprobación de uno. En eso —como en casi todo lo que dijo— resonó más crítica que nostalgia.