Informe
La salud mental en la abogacía: seis de cada diez letrados han sufrido ansiedad en el último año
Un informe del ICAM revela que la presión psicológica se acentúa entre mujeres y jóvenes y que el tabú hacia el bienestar psicológico empieza a romperse en la profesión
El Primer Estudio sobre la Salud Mental de la Abogacía madrileña revela que seis de cada diez abogados (un 65,7%) ha padecido ansiedad en el último año, a lo que se une la fatiga, los pensamientos negativos y deprimentes y la alteración emocional que reconocen más del 40 por ciento del millar de profesionales encuestados en este informe elaborado por el Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) a través de la Fundación ICAM-Cortina cuyas conclusiones se han presentado hoy.
Aunque el sector de la abogacía se ha mostrado siempre reticente a abordar de manera abierta los efectos que la ansiedad, el estrés o la falta de desconexión generan en su bienestar mental y emocional, más de la mitad de los letrados percibe avances en pos de la normalización del discurso del bienestar mental. "Hasta el momento existían muy pocas evidencias sobre esta problemática", afirma Eugenio Ribón, decano del ICAM, que hace referencia a una profesión "de alto riesgo" desde el punto de vista del bienestar psicológico. "Los niveles constantes de estrés, los plazos improrrogables, la necesidad de captar nuevos clientes y la naturaleza individualista de nuestra labor crean una tormenta perfecta para descuidar nuestro bienestar", afirma.
El estudio ahonda en las posibles causas por las que se ha considerado un asunto tabú: cuatro de cada diez encuestados confiesan temer que hablar de estas cuestiones pueda generarles un impacto negativo en su trayectoria profesional o en su horizonte laboral. El temor a ser tratado de forma diferente o el temor a no ser tomado en serio son otras de las barreras a las que se enfrentan estos profesionales para plantear sin tapujos en su ambiente laboral las carencias de su salud mental. Entre los que sí se han atrevido a dar el paso, dos de cada diez aseguran no haber obtenido ningún apoyo o califican de insuficiente la ayuda recibida.
Sin embargo, según el estudio tres de cada diez sí admiten haber notado una mayor concienciación en sus despachos en relación a estos asuntos y un 20% se siente más capaz de hablar de sus problemas personales en el entorno profesional. Son las mujeres y los jóvenes quienes muestran una visión más abierta al respecto.
"El estudio no solo revela datos cruciales sobre el estado de bienestar de nuestros profesionales, sino que marca un hito en nuestra misión de romper el tabú hacia la salud mental presente en nuestra profesión durante demasiado tiempo. Es algo de lo que no se hablaba, pero no porque no existiera", afirma Ribón.
Puestos a buscar el origen de esa ansiedad, los encuestados se quejan de la dificultad para desconectar del trabajo, de las interminables jornadas laborales, la incapacidad para conciliar su vida profesional con la familiar, la presión para cumplir con los objetivos (horas facturables, captación de clientes, etc.) y de la falta de valoración de su trabajo por parte de los despachos.
"La necesidad de estar conectado las 24 horas del día, los siete días de la semana, me ha hecho imposible conciliar mi vida laboral con la personal. Incluso durante las vacaciones, se espera que esté disponible para resolver problemas", lamenta uno de los letrados encuestados.
Una situación que llega al límite para algunos letrados, pues uno de cada cuatro reconoce que se ha planteado en algún momento dejar la profesión para buscar otra salida profesional o se ha sentido incapaz de desempeñar su trabajo.
"En mi trayectoria, he visto cómo colegas brillantes y dedicados se han visto abrumados por la carga de trabajo, los plazos inamovibles y la presión por cumplir con las expectativas de los clientes. Conozco historias de ansiedad, agotamiento y una profunda sensación de soledad, especialmente entre aquellos que trabajan en despachos unipersonales o en estructuras laborales complejas. Estas experiencias no son aisladas. Son una realidad compartida por muchos en nuestra profesión y que, por fin, este estudio cuantifica y visibiliza para avanzar en las soluciones", asegura Isabel Winkels, vicedecana del ICAM.
Los profesionales de la abogacía apuestan por la implantación del teletrabajo y la adopción de modelos de horarios flexibles. De hecho, el trabajo a distancia es la solución preferida para mejorar su bienestar, al considerar que reduce el estrés relacionado con los desplazamientos y permite una mejor gestión del tiempo.
También ponen sobre la mesa las bondades de la conciliación y reclaman más esfuerzos para facilitar la gestión de la vida laboral y personal y, sobre todo, para fomentar una mentalidad favorable hacia las medidas que la benefician. Una gran proporción de los encuestados siente que su trabajo les quita tiempo que podrían pasar con su familia (46,3%). Algo que, según el estudio del ICAM, puede afectar a la calidad de las relaciones familiares y contribuir a un desequilibrio entre la vida laboral y personal. Son las mujeres, los perfiles más jóvenes y las personas que trabajan solas las que afirman disponer de menos tiempo para poder quedar con sus amistades o para estar con la familia.
Los encuestados achacan a los bufetes y las empresas la falta de iniciativas efectivas para hacer frente a los problemas relacionados con la salud mental. "El ambiente tóxico en algunos despachos hace que la necesidad de apoyo emocional sea aún más evidente. Todos deberíamos tener acceso a espacios donde podamos expresar nuestras inquietudes y recibir el respaldo necesario para mantenernos emocionalmente saludables", comenta uno de los encuestados.
Un malestar psicológico que, según el estudio, es más frecuente entre las mujeres y, en especial, los más jóvenes. De hecho, solo una de cada cuatro abogadas dice haberse sentido tranquila y relajada en las últimas dos semanas, mientras que, entre los hombres, el porcentaje roza el 40%. Del mismo modo, las mujeres afirman no tener capacidad para tomarse un descanso como sus compañeros varones.
Entre los menores de 30 años, las quejas apuntan a la mayor presión que dicen sufrir para trabajar muchas horas en comparación con los abogados de mayor edad. Los colegiados más noveles son, a su vez, los más propensos a ver su trabajo como un factor de malestar en su vida. De hecho, seis de cada diez afirman que la profesión tiene un impacto negativo en su estado mental y psicológico y
solo el 16% ve su desempeño profesional como una influencia positiva, que sí aprecia casi la mitad de los profesionales mayores de 60 años.
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