Gobierno roto

Sánchez da por cerrada la crisis del «solo sí es sí»

El PSOE se apoya en el PP para «hacer lo correcto» y reformar la ley estrella de Igualdad, mientras Montero llama a la movilización feminista

MADRID, 20/04/2023.- La ministra de Derechos Sociales Ione Belarra (i) y su compañera de partido y ministra de Igualdad, Irene Montero (d), durante el pleno celebrado este jueves en el Congreso. EFE/Zipi Aragón
MADRID, 20/04/2023.- La ministra de Derechos Sociales Ione Belarra (i) y su compañera de partido y ministra de Igualdad, Irene Montero (d), durante el pleno celebrado este jueves en el Congreso. EFE/Zipi AragónAgencia EFE

El Gobierno «cierra el ciclo» de la crisis interna generada por la ley del «solo sí es sí». Así lo reconocen abiertamente en Moncloa tras votar ayer, junto al PP, la reforma que recupera la horquilla penológica anterior, que permitirá en el futuro poner fin a la cascada de rebajas de penas y excarcelaciones de agresores sexuales. «Hemos hecho lo correcto», aseguran. La norma, que estaba llamada a ser vanguardia en la defensa de la integridad sexual de las mujeres, ha acabado convertida en una trampa: para las víctimas y para el Ejecutivo más feminista de la democracia. El coste político ha sido inmenso, afectando directamente al principal nicho electoral del PSOE, lo que obligó a Pedro Sánchez a reaccionar en solitario y optar por intervenir la ley estrella del Ministerio de Igualdad sin la connivencia de su titular, Irene Montero.

El «via crucis» parlamentario se ha dilatado más de lo deseable para Moncloa –ya que Podemos forzó el calendario para solapar su primer debate con el 8-M– y quedará resuelto a un mes escaso de las elecciones municipales y autonómicas, cuando se apruebe la próxima semana en el Senado. «No ha sido agradable para nadie. Ha sido muy doloroso y muy duro, pero teníamos que hacerlo. No podíamos dejar la ley como estaba», señalan desde la parte socialista del Gobierno, donde cuestionan que alguien pueda sacar rédito político de esta cuestión. Se refiere, veladamente, a la escenificación que se vivió una vez aprobada la reforma, en la que convivió el gesto adusto de los socialistas con la decepción de Podemos y el aplauso de la bancada popular.

El PP quiso dar entidad al debate y colocó como interviniente a su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, que entre acusaciones contra Pedro Sánchez por ser el «culpable» de la pifia legislativa, acabó su discurso con un alegato en busca del voto femenino. Esta «sobreactuación» generó críticas entre los socialistas, que consideran que el principal partido de la oposición se ha querido erigir como «salvadores» en esta tesitura, pero tienen «cero credibilidad en la defensa de los derechos de las mujeres». Más controvertida es la relación entre los dos socios de la coalición, en lo que ha supuesto el choque más grave dentro del Gobierno. En Moncloa no sentó bien que los morados se refirieran a los socialistas en los términos de haber provocado una «involución» en la lucha de las mujeres. «Es durísimo para nosotros», aseguran. En el PSOE sí reconocen que, pese a ver a una Irene Montero «muy dolida» y «muy afectada en lo personal», el tono de la réplica fue «más moderado» que en la toma en consideración –cuando acusaron al PSOE de fascista–, aunque el fondo del mensaje ahora fuera «involutivo».

En Igualdad, por su parte, llevan días tratando de frenar la pinza PSOE-PP ante la intervención de su norma estrella. Ayer, consumada la votación, en el partido asumían la derrota rotunda, pero seguían dando la batalla, alentando a la movilización, con el objetivo de volver a «recuperar derechos» para las mujeres, los que, en su opinión, se han «perdido» con el aval del PSOE. «Los derechos feministas no se negocian con el PP», es ya el eslogan morado para cargar contra su socio.

La propia Irene Montero ya avanzó cuál será el camino durante su intervención sobria, menos bronca de lo esperado por sus socios y por la oposición y con el objetivo de hacer pedagogía. «Hoy nos quedamos en minoría, pero vamos a seguir trabajando», aseguró. «Es lo mejor que sabemos hacer las feministas cuando conquistamos derechos, cuando retrocedemos en ellos y cuando nos quedamos en minoría». Esta vía la iniciaron antes incluso de que se produjera la corrección de su ley. El martes, la propia delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Vicky Rosell, dio cobertura de una protesta a las puertas del Ministerio de Justicia por la reforma.

La posición de Igualdad y de Podemos no cambiará. En el partido creen que su defensa férrea del consentimiento en la ley para evitar volver al «esquema anterior del Código Penal» está avalada por su electorado. De hecho, creen que de la imagen de ayer en el hemiciclo quien «sale peor parado» es el PSOE, según las fuentes moradas consultadas y entienden que, «lo tendrán que explicar en campaña». Los morados piensan que los socialistas eligieron la pinza PSOE-PP tras ver informes electorales negativos y advierten. «Les pasará factura».

La vicepresidenta Yolanda Díaz, a pesar de que en Podemos alertaban de que se «borraría» del pleno en medio de las tensiones por el reparto de poder en la izquierda, acudió al debate y se ausentó de la votación al tener concedido el voto telemático debido a su viaje oficial a Estados Unidos, de donde llegó a España de madrugada. En su equipo remarcaban que acudía para «dar apoyo parlamentario» a Montero. Más allá de eso, eran conscientes de que, si no lo hacía, se evidenciaría todavía más el distanciamiento total entre Montero y Díaz, acaparando así los titulares.