Política

Ricardo Coarasa

“Sánchez llevaba la voz cantante: decía que su actitud era colaboradora, pero nunca cedió”

“Nos habrían machacado. Había un riego evidente”, recuerda el guardia civil al mando del dispositivo en el registro de Economía el 20-S

Protestas ante Economía el 20-S de 2017
Protestas ante Economía el 20-S de 2017larazon

El guardia civil al mando del dispositivo en el registro de Economía el 20-S asegura que “nos habrían machacado. Había un riego evidente”

El ex presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sánchez -para quien la Fiscalía pide 17 años de prisión por rebelión- llevaba “la voz cantante de lo que pasaba fuera” durante el asedio a la Conselleria de Economía en los registros judiciales del 20 de septiembre de 2017, pero “pese a que decía que su actitud era colaborativa, nunca cedió” y rechazó “en redondo” que los detenidos accedieran al edificio en vehículos policiales y custodiados por agentes uniformados. Así lo ha asegurado ante el tribunal del juicio del “procés” el oficial de la Guardia Civil responsable de ese dispositivo policial y encargado de coordinar la llegada de los tres detenidos, que debían estar presentes en los registros de sus despachos, algo que según ha dicho finalmente resultó “imposible” por la “gran cantidad de gente y su actitud en el exterior”.

El testigo ha afirmado que a la hora de buscar soluciones tanto para la llegada de los detenidos como para, posteriormente, la salida de la comitiva judicial del edificio, la intendente de los Mossos Teresa Laplana, que estaba al frente del dispositivo de la Policía autonómica, “se mantenía al margen y aceptaba todas las decisiones que proponía el señor Sánchez”, que se presentó, ha recordado, como “el interlocutor válido de la masa”.

La Guardia Civil rechazó la primera propuesta del líder soberanista: el acceso a pie de los detenidos acompañados de agentes sin uniforme a través de un pasillo de voluntarios, descartando que lo hicieran en vehículos policiales con distintivos. “No se podía aceptar. No ofrecía ningún tipo de seguridad”. A las dos de la tarde, con diez mil personas ya a las puertas de la consejería, el teniente da “por perdida” la posibilidad de que accedan los detenidos. Fuera se escuchan “los gritos coordinados de la masa”: “Fuera las Fuerzas de ocupación, hoy dormiréis aquí, no sortireu (no saldréis)”.

El testigo ha afirmado que se pidió sin éxito a Laplana que hiciera un cerco de cuatro metros alrededor de los vehículos policiales aparcados fuera “para poder proteger las armas” que había en su interior (algo de lo que, según ha precisado, no se informó a Sánchez). Los coches se abrieron finalmente y aunque después comprobaron que “habían desaparecido cargadores”, las armas estaban “escondidas” dentro de los mismos.

Concluido el registro entre las nueve y media y las diez de la noche, la comitiva estaba ya en disposición de salir, pero “nadie pudo” abandonar el inmueble por la multitud que se agolpaba en las inmediaciones (que, según ha explicado, el propio Sánchez llegó a estimar en unas 45.000). A esa hora, el líder de la ANC y Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural (para quien la Fiscalía también pide 17 años de prisión), proponen que la secretaria judicial salga acompañada de agentes sin uniforme a través de un pasillo de 200 metros de voluntarios de la asociación independentista. Las cajas con el material incautado debían quedarse en el edificio.

Las condiciones ofrecidas tampoco reúnen, según la Guardia Civil, las mínimas condiciones de seguridad, al margen de que obligaba a dejar dentro las evidencias intervenidas y a los agentes uniformados. Esa sensación de inseguridad, según ha recordado, no era exclusiva de los guardias civiles, sino que la compartían los propios mossos. “¿Estáis locos? Si salís con las cajas os matan?”, les advirtieron dos agentes de la Policia autonómica cuando insistieron en salir con el material intervenido.

“No tuvimos la osadía de ejercer nuestro derecho a la libertad de movimientos -se ha lamentado el teniente-. Nos habrían machacado. Había un riesgo objetivo y evidente”. Hasta el punto de que, según ha rememorado, cerca de las tres de la madrugada los agentes se reunieron en el hall de la consejería porque la puerta principal, “de madera maciza y cinco metros de alto”, parecía “que se iba a venir abajo” por la multitud que estaba empujando. “Si los señores Sánchez y Cuixart insistían en que no podíamos salir con las cajas es porque había un riesgo. ¿Si no que más les habría dado?”, se ha preguntado el agente.