Investidura
La seriedad del Rey y el nerviosismo de Sánchez: así fue la promesa del presidente en Zarzuela
Sánchez ante el Rey: «Prometo guardar y hacer guardar la Constitución»
No era la primera vez que Pedro Sánchez acudía a Zarzuela a prometer su cargo ante el Jefe del Estado, Felipe VI, sin embargo, el ambiente fue muy distinto al de otras ocasiones. Todo, a pesar de que el socialista en su primer mandato –en 2018– ya lo hizo tras protagonizar una moción de censura inédita que revolucionó el parlamentarismo español. Ayer, regresó–cinco años después– para prometer su cargo ante un ejemplar de la Constitución y ante el Rey tras revalidar su mandato con 179 votos a favor frente a los 171 en contra, gracias a los separatistas y una polémica ley de amnistía que le enfrenta con el poder judicial.
Ni la tensión otros poderes del Estado ni la crispación en las calles soplaban a favor de Sánchez, quién mantuvo en todo momento un semblante serio y de cierta preocupación. Tampoco el Jefe del Estado trasmitía euforia o tranquilidad, pese a que cuatro meses después de las elecciones de julio, por fin, se alumbrara un Gobierno.
El acto de promesa del artículo 99 de la Constitución arrancó con la puntualidad de las grandes citas. A las 10:00 de la mañana de ayer, con todos los poderes del Estado presentes, Sánchez pronunció por tercera vez: «Prometo guardar y hacer guardar la Constitución». No obstante, el socialista titubeó al pronunciar la palabra «fielmente» que tenia escrita en un papel y –en un error humano– se le trabó, aunque rectificó inmediatamente. Fue, no obstante, un símbolo del frío ambiente que se respiraba en el salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela.
Sánchez, tras la publicación de su nombramiento en el BOE, prometió ante la ministra de Justicia, Pilar Llop –que previsiblemente no revalidará su cargo–, y los presidentes del Consejo General del Poder Judicial en funciones, Vicente Guilarte, y el del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido. También estaban el presidente del Senado, Pedro Rollán y la del Congreso, Francina Armengol –vestida totalmente de negro–. Solo a la balear se le escapó una sonrisa en medio de la solemne sesión.