El 8M

El silencio cómplice de las feministas de izquierdas

El PSOE, Sumar y Podemos se sumarán a la pancarta de la «Comisión 8M», que evita criticar los casos de violencia machista en las organizaciones políticas

El cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero
El cofundador de Podemos, Juan Carlos MonederoI. Infantes. PoolI. Infantes. Pool

Menos de cinco meses distan entre el «caso Errejón» y el «caso Monedero». Entre las dos fechas, el exministro socialista José Luis Ábalos salía con una prostituta que trabajaba en dos empresas públicas. Todos ellos han sucedido en la sombra, hasta que los medios de comunicación los destaparon, y bajo la connivencia de una izquierda que llegó para cambiarlo todo y que se abrazó a la bandera feminista como motor de propulsión en política.

El «caso Errejón» y el «caso Monedero» han colapsado a Sumar y a Podemos y han puesto en tela de juicio los lemas que empuñaron líderes de izquierda y tras el que miles de feministas se colocaron confiando en sus proclamas para luchar contra la lacra de la violencia machista. Del «hermana yo si te creo» al «se acabó». Consignas que se han quedado huérfanas de referentes de izquierdas.

División del feminismo

En tela de juicio también queda alguna de las principales organizaciones feministas de izquierdas de cara a elevar la voz este 8M contra la violencia sexual que esconden los partidos políticos. Silencio, hasta ahora, en la «Comisión 8M», afín a Podemos y que ha evitado condenar el «caso Monedero». En el manifiesto que leerá hoy en la manifestación por el Día Internacional de la Mujer, –claman por la justicia feminista, piden salir a las calles contra la LGTBIfobia, contra el racismo y el fascismo, entre otras reivindicaciones. Ni una palabra de condena ante el caso que afecta al cofundador de Podemos. Sí se posicionaron del lado de las víctimas cuando salió a la luz el «caso Errejón», con motivo del día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Bajo la pancarta de la «Comisión 8M» se situará el PSOE, Sumar y Podemos hoy en Madrid.

Sí se oirá un reproche contra la «extrema derecha» y la «izquierda cómplice», a cargo del Movimiento Feminista de Madrid, las feministas clásicas. Desde esta plataforma critican que las mujeres ya no están «seguras» en los espacios mixtos de militancia política y sindical porque «cada vez más hombres en posiciones de poder son denunciados por violencia sexual».

El daño político que estos casos han hecho a la izquierda todavía está por medirse. Si bien, tanto desde Podemos como desde Sumar reconocen que les pasará factura. «Es evidente que cualquier situación de acoso, cualquier actitud o comportamiento machista nos hace daño a todas, nos hace daño también como sociedad», reconoció este lunes la portavoz de feminismos de Sumar, Amanda Andrades. En privado, voces de ambos partidos creen que esto «mina» la credibilidad de sus organizaciones. La reflexión general es que va a ser difícil de recuperar las banderas del feminismo que consiguieron liderar bajo el rechazo a la violencia contra la mujer o el alejamiento del machismo en las organizaciones políticas.

La difícil reconstrucción de la izquierda

Llegan, además, justo en un momento en el que, Podemos y Sumar se enfrentan a su propia reconstrucción orgánica con asambleas para renovar los liderazgos. De fondo, estos casos también alejan la posible recuperación electoral del espacio político que en 2015 llegó a aglutinar el 20% de los votos.

Precisamente, el perfil feminista de Irene Montero queda totalmente trufado por su inacción en el «caso Monedero». Cuando era ministra de Igualdad defendía la credibilidad de las víctimas aunque no hubiesen denunciado a su agresor. Tras explotar el «caso Monedero» asegura que su formación «actuó correctamente» a pesar de no seguir investigando las denuncias de las que eran conocedores. Supuestamente, no lo hicieron porque las víctimas «decidieron no continuar», algo que una de las denunciantes ha desmentido. Monedero sigue siendo militante y no se le ha aplicado ninguno de los reglamentos del partido en los que la violencia machista se aborda vagamente.

Sin embargo, la vara de medir es distinta si el caso le salpica a su rival político. Ante los testimonios contra Íñigo Errejón por acoso sexual denunció que «hasta ahora, demasiadas veces se protegía al hombre con poder». Pidió, «acompañar a las víctimas para que no se sientan solas». En verano, ante un caso de violencia machista, exigió «no guardar silencio». Justo lo que su partido hizo con su fundador.

En Más Madrid conocían los comportamientos machistas de Errejón y hasta una de sus diputadas «medió» para que la presunta víctima no denunciara ante la Justicia a Errejón. Unos hechos sucedidos antes del 23J, cuando Errejón concurría en las listas electorales ya como cuota Sumar. El partido de la ministra de Sanidad, Mónica García, consintió que fuera nombrado portavoz parlamentario por Yolanda Díaz. Más de un año después, la periodista Cristina Fallarás desvelaría los testimonios que demostrarían presuntos casos de acoso sexual por parte del expolítico. Sería entonces cuando el partido de Díaz pediría su dimisión. Los protocolos antiacoso de Sumar eran inexistentes. En privado, distintos dirigentes reconocían estar al tanto de casos similares. La propia Díaz conoció la primera denuncia por boca de Más Madrid, pero reconoció no hacer un seguimiento de la misma porque el partido regionalista había «cerrado» la investigación contra él.