El desafío independentista

«Toca hacer política, no el ridículo»

Roger Torrent aplaza el Pleno para investir a Puigdemont y destapa la fuerte división entre los independentistas. JxCat acusa a ERC de «plegarse» al Constitucional. Turull ya estaba preparado para leer el discurso en el Parlament

El presidente del Parlament, Roger Torrent, tras la rueda de prensa que ofreció ayer en Barcelona
El presidente del Parlament, Roger Torrent, tras la rueda de prensa que ofreció ayer en Barcelonalarazon

Roger Torrent aplaza el Pleno para investir a Puigdemont y destapa la fuerte división entre los independentistas. JxCat acusa a ERC de «plegarse» al Constitucional. Turull ya estaba preparado para leer el discurso en el Parlament.

Lo llevamos contando en estas páginas desde hace semanas. Las escaramuzas entre las fuerzas independentistas arreciaban. La desconfianza y el engaño eran la moneda de cambio entre Junts per Catalunya y ERC. De puertas afuera, unidad para investir a Puigdemont. De puertas adentro, las facas en la cintura y las puñaladas a diestro y siniestro. Los desencuentros estallaron en las horas previas del Pleno que debía llevar a Puigdemont a la presidencia de la Generalitat. El motivo que su investidura era un oxímoron que alargaría la agonía de la Generalitat y mantendría el 155, y que Roger Torrent no estaba dispuesto a repetir la historia de Carme Forcadell y pasar a disposición judicial por no obedecer los dictámenes del Constitucional. Y otro elemento, ERC quería romper la dinámica que la llevaba arrastrada a las órdenes de Puigdemont: «Ahora es tiempo de hacer política y dejar de hacer el ridículo», una forma de decir lo que afirmó Joan Tardá este domingo: «Hay que sacrificar a Puigdemont» para recuperar las instituciones. Torrent ha sido el hombre de ERC que ha roto amarras con Puigdemont.

A primera hora de la mañana, los teléfonos de ERC ardían buscando a Puigdemont. No sabían dónde estaba porque, desde las ocho y hasta las nueve y media, no respondió a las cinco llamadas del presidente del Parlament, Roger Torrent. Luego desde Junts per Catalunya dijeron que Puigdemont no respondió porque el número que aparecía en su pantalla era desconocido. La inverosímil excusa dio paso a una acusación directa desde el entorno de Puigdemont contra el presidente de la Cámara: «Se ha vestido de Braveheart y con palabras altisonantes, para luego rendirse al Constitucional. Han hecho lo de siempre. Ahora empezaremos más semanas de sí pero no». Estas palabras marcaban un antes y un después. Torrent desconvocaba el Pleno a la espera de las resoluciones del Constitucional que tardarán todavía unos días en llegar. Ayer, solamente el alto Tribunal dijo no a las alegaciones de los de Puigdemont.

En Junts per Catalunya no se escondía el malestar. De hecho, minutos antes de la comparecencia de Torrent, anunciaban que «ayer por la noche, ERC, Junts per Catalunya y la CUP irían al Pleno a investir a Puigdemont». La fórmula, como ayer apuntaba LA RAZÓN, era que un diputado leyera el discurso de Puigdemont que seguiría en Bruselas, a pesar de los enredos, mentiras e insinuaciones de los últimos días. Ese diputado estaba señalado: Jordi Turull. Se quedó sin su día de gloria. El anuncio fue desmentido, sin citarlo, por Torrent en su comparecencia. A partir de ese momento, se rompieron las hostilidades. El malestar en Junts per Catalunya no tenía el mismo peso en el PDeCAT. Lo verbalizó Maria Senserrich: «La decisión de aplazar el Pleno de investidura, creo que es una decisión correcta ante las circunstancias». El cabreo en JxCAT fue monumental y obligó a Marta Pascal a salir a la palestra con un tuit: «Basta de mentiras. El PDeCAT está y estará siempre al lado del presidente Puigdemont». La respuesta en la red fue todo un linchamiento de la dirigente del PDeCAT.

La CUP exigió explicaciones y Junts per Catalunya dijo que la suspensión del Pleno no les había sido comunicada. «Es falso que hubiera un acuerdo. Se lo han inventado», apuntaron inmediatamente desde que ERC, que reconocía «que el acuerdo se produjo el pasado viernes cuando se convocó el Pleno. Desde entonces han pasado muchas cosas. Ayer no hubo nada. Es falso y sólo querían forzar la situación». En traducción simultánea, querían forzar la sumisión, otra vez, de ERC. De hecho, lo volvieron a intentar ayer cuando amenazaron con presentarse en el hemiciclo a las 15 horas, hora prevista para el Pleno nonato, en una especie de «performance» de Pleno particular. La CUP se personó con carteles en los que estaba dibujado un puño en alto. No estuvieron ni cinco minutos en sus escaños. Las palabras que se cruzaban entre los tres grupos hicieron evidente la ruptura de la unidad de acción independentista. «Hemos intentado llamarlo para informarlo. Ahora que no se hagan los ofendidos», decían en ERC. Los republicanos hicieron piña. Oriol Junqueras dio su apoyo por Twitter a Torrent por su decisión «valiente y arriesgada en defensa de los derechos de los diputados». También el dimitido Carles Mundó, que firmó su tuit con un enfático «realpolitk», clara referencia a los fuegos de artificio de la investidura a distancia de Puigdemont.

El movimiento de Torrent vuelve a poner sobre la mesa la candidatura de Oriol Junqueras. Un candidato que puede ser efímero pero que puede tener la virtud de que, por fin, Junts per Catalunya se abra a la posibilidad de presentar un candidato alternativo a Puigdemont, como Elsa Artadi o Eduard Pujol. O eso, o forzar elecciones, un camino que JxCAT quiere explorar pero que da pánico en el PDeCAT porque las arcas no están para alegrías. La crisis puede tener otra consecuencia, inmediata, la marcha de ERC de Toni Comín. El diputado se ha negado a abandonar su escaño –su excedencia de ESADE depende de que sea diputado, la pierde si deja de serlo–, acudió a celebrar la victoria de JXCAT el 21-D cuando en su partido no estaban para celebraciones, y sus relaciones con su protector, Oriol Junqueras, han pasado a la historia. A nadie le extrañaría que dejara ERC para pasarse a Junts per Catalunya.