UPN gana en Navarra pero Chivite podría revalidar el Gobierno

La comunidad foral se ha convertido en los últimos años en el «laboratorio» de los pactos de Pedro Sánchez con una embajadora clave: María Chivite. Sin embargo, en los últimos impases de la campaña resonaron las palabras del coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi que, tras la afrenta de colar en algunos municipios a etarras en las listas, lanzaba un órdago superior. «No vamos a permitir que gobierne la derecha en Navarra». La sentencia era clara en un escenario donde el bloque de la izquierda podría buscar de nuevo la unión para evitar que los regionalistas toquen el poder.

Sorprende cómo EH Bildu avanza posiciones (9) y da el «sorpasso» a Geroa Bai -la marca navarra del PNV- en un territorio que no era abertzale, que sufrió el terrorismo, pero cuyo discurso y propaganda ha ido calando sobre todo entre los sectores más jóvenes siendo ya un partido que no produce rechazo al ir poco a poco «blanqueándose» gracias al rédito y la posición de poder que le han otorgado los pactos con el Gobierno de Sánchez hasta subir en dos escaños con respecto a 2019.

Y es que los presupuestos generales de 2023 quedaron marcados por una cesión de alto voltaje del Gobierno a EH Bildu en Navarra: se comprometió a transferir las competencias de la Guardia Civil de Tráfico a la Policía Foral algo que Chivite tildó de «gran noticia para el fortalecimiento» del «autogobierno» de Navarra al haber conseguido «una reivindicación histórica» para la comunidad.

Por otro lado, Geroa Bai gobernó en 2015 iniciando el camino hacia la euskaldunización, con la visión de una entonces presidenta, Uxue Barkos, apuntando que era un camino largo pero constante lo que parece que se ha ido consolidando, aunque en votos, retrocedan. En esta ocasión Geroa Bai logró 7 escaños frente a los 9 que le otorgaron los pasados comicios.

La estrategia de Javier Esparza de concurrir a los comicios por separado, rompiendo la fórmula de Navarra Suma (UPN+PP+Cs) le dio 15 diputados frente a la suma de 20 que consiguieron en los comicios de 2019. A pesar de que volvió a ser la fuerza más votada, no logra la mayoría suficiente para poder gobernar en solitario, tampoco sumando con PP, cuya ruptura justificó que obedecía a objetivos estratégicos al considerar que tenía más peso para una suma externa ya que la fórmula pasada no funcionó.

En UPN se abría así la opción de poder gobernar bien con los populares, en el caso de que dieran los números, que no dan, o tendiendo la mano a María Chivite bajo la premisa de que no son el PP del que huyen los socialistas y así evitar que Bildu vuelva a decidir en las políticas forales. Sin embargo, está por ver cuál es el escenario final pues el PSN necesitaría de nuevo el apoyo o abstención de Bildu para gobernar algo que a los de Sánchez les empieza a pasar factura. El otro escenario de un UPN sumando con Chivite ya lo rechazó el PSN hace cuatro años.

Irrupción

Por otro lado, el Partido Popular, liderado por Javier García, se enfrentaba al enorme reto de lograr la implantación territorial del partido siendo éstas las primeras elecciones autonómicas en el que concurrían con su marca en solitario. Para aunar fuerzas sumaron a la Plataforma de Sergio Sayas y Carlos García Adanero -expulsados de UPN- y logró irrumpir, por primera vez con 3 apoyos.

Por primera vez, Vox logró entrar en el Parlamento navarro con 2 diputados forales contribuyendo así a su implantación.

Contigo Zureking –la marca de Unidas Podemos en Navarra– alcanzaron 3 escaños, al igual que en los comicios de hace cuatro años, aunque iban divididos en dos marcas.

Quien se quedó fuera fue Cs que en los pasados comicios sí contó con representación al ir coaligados con UPN y PP, pero, ayer desapareció siguiendo la tendencia de ser intrascendentes.