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Terrorismo

Víctimas colaterales, la Iglesia vasca...las contradicciones de ETA que resolvía con su habitual cinismo

Una mujer de 79 años fue asesinada por transitar cerca de la Dirección General de la Guardia Civil y la banda negó haber matado a un ciudadno al saber que era sobrino del obispo Uriarte...despues de llamarle chivato

Carmen Pascual Mapa del terror

El cinismo y la maldad eran “cualidades” con la actuación de ETA, a la que le daba lo mismo asesinar a “víctimas colaterales” por el mero de hecho de pasar cerca de un acuartelamiento de la Guardia Civil o negar la autoría de un asesinato al saber que la víctima era el sobrino del obispo de Bilbao, la Iglesia vasca, ya se sabe. Propio de una cuadrilla de desalmados.

Fue lo que ocurrió con Carmen Pascual Carrillo, un día como hoy, 17 de mayo, del maldito año de 1987, el de Hipercor y Zaragoza. Tenía 79 años, era viuda, ama de casa y circulaba en un coche por las proximidades de la Dirección General de la Guardia Civil, donde el etarra francés Henri Parot había colocado un coche bomba por orden de Francisco Múgica, “Pakito”, y Santiago Arróspide, “Santi Potros”.

Alrededor de las 5.25 de la madrugada de aquel día, Carmen regresaba a casa después de celebrar las bodas de plata de su sobrino. Viajaba en un vehículo junto a su hija, María de los Ángeles Ibáñez, su sobrino, Luis María Vilarrasa Bassadone, y la mujer de éste, María del Carmen Fernández Fernández. Cuando habían detenido el automóvil junto a un semáforo en la calle General Ibáñez de Íbero, a escasos metros de la Dirección General de la Guardia Civil, un coche bomba cargado con más de diez kilos de explosivos estalló. Carmen resultó muerta prácticamente en el acto al ser alcanzada por la onda expansiva, que le provocó una herida abierta en la cabeza con desprendimiento de masa encefálica. El resto de los ocupantes del vehículo resultaron heridos de gravedad, así como dos transeúntes que caminaban por la zona en el momento de la explosión. Otros cuatro vehículos y numerosos edificios y comercios de la zona, sufrieron daños a causa de la onda expansiva.

El coche usado por los terroristas había sido robado previamente en San Sebastián. Ese mismo día, el denominado “comando Argala” hizo explotar otros dos coches bomba en la capital española: uno junto el Cuartel General del Aire, en la plaza de la Moncloa, y otro junto al Cuartel General de la Armada, en la plaza de Cibeles. En esos dos escenarios no hubo víctimas mortales, pero sí resultaron heridas siete personas.

En relación con el asesinato de Carmen Pascual, en 1994 la Audiencia Nacional condenó a Parot a una pena total de 121 años de cárcel por un delito de asesinato, cuatro asesinatos frustrados, un atentado con grado de tentativa y por utilización ilegítima de vehículo de motor y falsificación de placas de matrícula.

Años después, Francisco Múgica Garmendia fue extraditado desde Francia para ser condenado por la sentencia 40/2000, dictada por la sección 2.ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, a 27 años de reclusión mayor por un delito de asesinato consumado, 18 años de prisión menor por cada uno de los cuatro asesinatos frustrados, 10 por estragos y 2 meses por utilización de vehículo ajeno. Múgica fue encontrado culpable de ordenar el atentado.

En marzo de 2002 el mismo juzgado dictó la sentencia número 4, por la que condenaba a Santiago Arrospide Sarasola a la pena de 27 años de reclusión mayor por un delito deasesinato consumado, y a 18 años de prisión menor por cada uno de los cuatro asesinatos frustrados. El etarra, apodado Santi Potros, había planificado el atentado.

Dos años antes, también un 17 de mayo, fue asesinado en la localidad vizcaína de Bermeo, el taxista Juan José Uriarte. La célula terrorista estaba integrada por Elías Fernández Castañares, Fernando Vicente Luís Astarloa, Francisco Javier Echevarría González, Joseba Koldobika Artola Ibarreche. Estos cuatro individuos requirieron los servicios del taxista. Le llevaron hasta un camino vecinal, lo obligaron a ponerse de rodillas y le pagaron un primer tiro en la nuca. Una vez en el suelo lo remataron. Un comunicante anónimo que dijo pertenecer a ETA llamó dos veces a la Asociación de Ayuda en Carretera en Bilbao para señalar el lugar donde se encontraba el cuerpo sin vida de la víctima. En la misma llamada la banda terrorista lo acusó de ser confidente de la Policía, diciendo textualmente: “Hemos dejado tieso a un chivato”.

Juan José era primo carnal del Obispo auxiliar de Bilbao, Juan María Uriarte. Sin embargo, los terroristas no se dieron cuenta de este dato hasta después del asesinato. Por ello, la dirección de ETA negó la autoría del atentado. Sin duda, los pistoleros debieron pensar aquello de que con la iglesia...vasca hemos topado. Sin comentarios.

En 1988 fueron condenados por el asesinato de Uriarte los miembros del “Comando Orbaiceta” Elías Fernández Castañares, Joseba Koldobika Artola Ibarreche y Francisco Javier Echevarría González. Cada uno de ellos fue sentenciado a una pena de 29 años de prisión. Un cuarto terrorista, Fernando Vicente Luis Astarloa, también fue condenado a la misma pena en 1992, tras haber sido extraditado desde Francia.

También un 17 de mayo, pero de 1979, fue asesinado en Lemona el vigilante jurado y propietario de un bar Antonio Pérez. Acababa de salir de su puesto de trabajo en Cementos Portland y se dirigió en coche hacia el bar Inzunza que también regentaba en Lemona. Después de que su compañero se apeara del coche y cuando se dirigió a aparcar el vehículo, se encontró frente a dos terroristas encapuchados que le dispararon a través de la ventanilla del conductor. Las tres balas que le dieron en el tórax provocaron la muerte de Pérez en el acto. La víctima había regresado recientemente a Lemona después de un tiempo fuera ya que ya había sufrido amenazas.