Terrorismo
Vuelve a la cárcel el asesino de Buesa que el Gobierno vasco había puesto en libertad
Asier Carrera era uno de los beneficiados a los que la Audiencia Nacional ha revocado el tercer grado
Asier Carrera Arenzana, el etarra que en el año 2000 accionó el mando a distancia del explosivo colocado en un coche que mató al dirigente socialista Fernando Buesa y su escolta, el ertzaina Jorge Díaz, ha vuelto a prisión, al revocar la Audiencia Nacional el tercer grado que le había concedido el Departamento de Justicia del Gobierno vasco.
Este individuo disfrutaba de ese grado desde el pasado mes de octubre, por decisión del dicho departamento, tras la propuesta de la junta de tratamiento de la prisión guipuzcoana de Martutene, según Etxerat.Ahora, volverá a prisión tras el recurso de la fiscalía y la posterior estimación de la Audiencia Nacional.
De esta manera se suma a los también presos etarras Asier Rodriguez, Xabier Atrisitain, Mikel San Argimiro, Aitor Esnaola, Joseba Arregi, Gorka Martinez, Iñaki Bilbao, Jon Crespo e Iñigo Gutierrez y Unai Fano, que también tuvieron que regresar a la cárcel tras la correspondiente decisión de la Audiencia Nacional.
En todos los casos, las razones están relacionadas, entre otras motivaciones, en que no han perdido perdón a las víctimas ni mostrados signos de arrepentimiento real, ni, por supuesto, han colaborado con la Justicia para esclarecer los crímenes cuya autoría se desconoce.Se limitan a firmar una carta-tipo que no expresa claramente que hayan renunciado a la militancia que les llevó a formar parte de ETA.
En ese texto decían, entre otras cosas, que "soy consciente que durante mi militancia he podido causar dolor, asumo plenamente que ha podido ser así y lo lamento sinceramente. La reconciliación es una de las tareas a llevar a cabo, es un ejercicio necesario para conocer la verdad de modo constructivo, cerrar heridas y construir garantías para que ese dolor no vuelva. Dando una solución democrática al conflicto político se podrá construir la paz y lograr la libertad de Euskal Herria. Mi compromiso con esto es también total y absoluto”. Es decir, que las víctimas se tenían que reconciliar con sus verdugos, como si se tratara de dos partes en litigio.
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