La izquierda

Yolanda Díaz "cose" al Podemos que Iglesias dinamitó

La ya líder de Sumar empieza a reconstruir la izquierda con purgados morados y avisa: «Yo, mujer, no soy de nadie»

Llegó el día «D». El día de Yolanda Díaz. La fecha que lleva dos años en la cabeza de todos pero que se ha ido dilatando en el tiempo. La vicepresidenta segunda oficializó ayer lo que no es ninguna sorpresa: que quiere ser la «primera presidenta del Gobierno» de España.

Para que llegase esta foto, la izquierda ha sufrido muchas fotos intermedias de incertidumbre. El cómo, el cuándo y el con quién eran las principales incógnitas a despejar que ayer quedaron casi resueltas. La ya candidata de Sumar consiguió ayer coser y resucitar a parte del Podemos inicial que se involucró en el proyecto que Pablo Iglesias creó al calor de las protestas del 15-M. Magariños es hoy lo que fue en su época el Reina Sofía, cuna de las primeras victorias del primer Podemos, el de la fotografía de todos los fundadores juntos.

Díaz dio ayer pistoletazo a su candidatura para La Moncloa reivindicando su autonomía tras dos años desde que Pablo Iglesias la designara a dedo con la siguiente frase: «Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta del Gobierno de España». Un mandato que no gustó en su momento a la vicepresidenta y que ella misma lo ha confirmado a lo largo de este tiempo. Unos lazos que ayer rompió de facto Díaz: «Yo, mujer, no soy de nadie». «Parece que aún hoy debemos llevar un ‘‘de’’ pegado a nuestro nombre para marcar nuestras adhesiones y nuestras deudas». Díaz se liberaba así del «dedazo» de Iglesias, pero también de otras figuras que hoy usan su «foto» para volver a la primera línea. Quizá por eso, ayer, Íñigo Errejón, no estaba sentado en la primera fila en el acto del Magariños. «Estamos cansadas de tutelas, de ser ninguneadas. Muy cansadas». Ayer, la pinza Errejón-Garzón, sorprendió. Juntos, cómplices. En el pasado, una imagen inviable de articular. Hoy, la unión interesada contra Podemos.

Díaz dejó varios recados en su discurso dirigidos a los morados, sin nombrarlos: «No estamos aquí para enfrentarnos a otros» y reivindicó la política «con mayúsculas» que sirve para «dialogar», «acordar», «unir voluntades, esperanzas y sueños». Entró en el pabellón dejando una foto clave. La de apoyo total a quienes acudieron «sin condiciones» al acto, como se encargaron de recordar Mónica García y Rita Maestre. La foto que quedó era esta: Mónica García, líder de Más Madrid, y Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, las primeras espadas de Díaz. Junto a ellas, la eurodiputada de IU, Sira Rego, y la de Unidas Podemos, Eugenia Rodríguez Palop. Allí la recibía la histórica exdirigente del PSOE, Carla Antonelli.

Todos esos apoyos, de casi una quincena de partidos, fueron «premiados» por la propia Díaz al arranque de su intervención. «Eres un orgullo», dedicó a Ada Colau; «Gracias por enseñarnos a Sumar», concedió a Maestre. «Gracias por convertir Valencia en una ciudad sostenible», al alcalde valenciano, Joan Ribó. A Mónica García le agradeció su trabajo por mostrar «lo que es la dignidad de la salud pública» y a Enrique Santiago, líder del PCE, le reconoció su «altura de miras». A a Alberto Garzón: «Gracias, Alberto, por tu labor en el Gobierno, pero sobre todo por tu enorme generosidad. Gracias por saber estar donde hay que estar». En clave interna, todas las formaciones, según Díaz, estaban donde había que estar. El partido ausente pero muy presente, era Podemos.

En el Magariños, la palabra «ex» era un clamor. Allí había exlíderes territoriales de Podemos, dirigentes actuales de Unidas Podemos aliados con Sumar y muchos exdirigentes que no acudieron pero respaldaron a Díaz frente al enroque de los morados en dar plantón a la vicepresidenta. La imagen final, con todos los «ex» que la arroparon y con los que lo hicieron a través de las redes sociales, era clara: la vicepresidenta logró «coser» al Podemos que el propio Podemos liderado por Pablo Iglesias acabó dinamitando. Presentes, el exsecretario general de Podemos en Aragón, Nacho Escartín; el exlíder asturiano, Daniel Ripa; el exsecretario general de Podemos en Navarra, Eduardo Santos; el exlíder en el País Vasco, Lander Martínez; el exsecretario general de Murcia, Óscar Uralburu; uno de los primeros candidatos de Podemos por Madrid que fue purgado por Iglesias, José Manuel López, o dirigentes morados y de Unidas Podemos que hoy se identifican con Sumar. Como los diputados Antón Gómez-Reino, número dos en Galicia; Txema Guijarro, número tres del grupo; Enrique Santiago, líder del PCE; Jaume Asens, jefe parlamentario de Unidas Podemos en el Congreso; Aína Vidal, diputada de los Comunes; Juantxo López Uralde, Alianza Verde; Begoña Alfaro, Podemos en Navarra, o Juan Pedro Yllanes, vicepresidente del Gobierno balear. De los eurodiputados de Unidas Podemos, cuatro de cinco: Eugenia Rodríguez Palop, Sira Rego, Manu Pineda y Ernest Urtasun. No asistieron pero apoyaron la diputada Gloria Elizo; el ex número tres de Podemos, Alberto Rodríguez (hoy líder del proyecto Drago); el exlíder de Podemos Madrid, Ramón Espinar; el secretario general de Podemos Galicia, Borja San Ramón, o la secretaria general en Extremadura, Irene de Miguel. Todos, sin la cúpula de Podemos, bajo el lema, «hoy comienza todo».