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Gastar lo mínimo en la cesta de la compra sin renunciar a los básicos

Es posible reducir los gastos con mejor planificación y cocinando mejor

El código de barras nació en 1949, pero era muy distinto al actual
El código de barras nació en 1949, pero era muy distinto al actuallarazon

Es una de las grandes preocupaciones en la mayoría de los hogares: que la cesta de la compra sube sin parar. Hacer malabarismos para llegar a fin de mes es casi un arte.

Uno de los mayores gastos fijos que se tienen en los hogares, sobre todo si es de familias numerosas, es la cesta de la comprar que sigue imparable en su escalada de precios, especialmente en los producto que los nutricionistas indican que hay que comer al menos cuatro veces por semana, esto es, fruta, verdura y pescados. La carne, menos necesaria, también tiene un elevado coste salvo la de pollo que es tan saludable como otras.

¿Es posible ahorrar en la cesta de la compra sin ahorrar en los productos necesarios? Sí, lo es con planificación, tal y como explica Pepa Tabero, experta en hogar y responsable del blog con su nombre y autora del libro Manual de la casa limpia y ordenada, explica los conceptos más básicos.

Sólo necesitamos un poco de planificación. Lo primero, es preparar los menús que vamos a consumir durante la semana siguiendo las directrices de la pirámide alimentaria, que ahora han cambiado y se llama “plato nutricional” . En lugar de forma de pirámide, tiene forma de plato, con lo que es mucho más sencillo ver qué alimentos necesitamos en cada comida para mantenernos en forma.

Si al confeccionar los menús adoptamos el formato del plato saludable, tenemos muchísimas opciones de alimentos muy nutritivos que podemos combinar en función de los precios del mercado. Para ahorrar siguiendo una alimentación económica y saludable, lo primero que hay que hacer, es olvidarnos de los platos precocinados y reservar un poco de tiempo a cocinar. La dieta mediterránea clásica es barata y está considerada de las mejores del mundo. Sin embargo se está perdiendo porque está basada en un modo de cocinar que estamos dejamos de lado para dar paso a las nuevas modas alimentarias, más caras y menos saludables.

Para ahorrar, hay que volver a ella. La base de la dieta mediterránea siempre han sido los platos de cuchara. Los guisos son los menús más baratos de preparar y las legumbres son una fuente excelente de proteínas. Además, su precio es muy bajo.

Los huevos también son una buena fuente de proteínas completas y una de las proteínas más baratas del mercado. Mucho más que la carne o el pescado. El estigma del colesterol que han llevado arrastrando tanto tiempo, quedó obsoleto hace años. Por otro lado tenemos las verduras y las frutas de temporada. La suerte de vivir en un país productor y exportador a nivel mundial de verduras y frutas, nos hace unos privilegiados porque podemos adquirirlas frescas en el mercado a precios muy asequibles.

El principal impedimento para que la cesta de la compra sea saludable y a la vez económica, es la falta de conocimientos culinarios, unido a la falta de tiempo y de ganas de cocinar. Para comer sano y ahorrar, hay que volver a meterse en la cocina. La moda de consumir productos ecológicos también sube mucho el presupuesto a la hora de comprar. Ecológico implica que es un producto libre de pesticidas y con un modo de cultivo sostenible, pero a la hora de cocinar una verdura ecológica, se hace exactamente igual que cualquier otra.

Si quieres comer sano, ajusta tu presupuesto a tus necesidades. Si puedes permitirte comprarlo todo ecológico es genial, pero si necesitas ajustar gastos, compra productos normales, que también son muy sanos y mucho más baratos.

En los productos envasados, lee bien las etiquetas para saber realmente lo que estás comprando. El tomate frito, por ejemplo, nos venden el “estilo casero” , supuestamente más sano y bastante más caro que el normal, pero si lees la etiqueta, verás que muchas marcas le añaden más del doble de azúcar que el otro más barato. Un caso claro de que no por ser más caro y “casero”, es mejor producto. Es muy fácil hacer tomate frito en casa, y en verano, que es la época de tomates, sale mucho más barato.

Las claves para ahorrar en la compra según Pepa Tabero, son:

-Redactar un menú básico, en el que en lugar de los platos ya preparados, anotes los grupos de alimentos. A partir de ahí, organiza diferentes recetas, que incluyan esos grupos de alimentos.

-Cuando prepares la lista de la compra, anota lo que necesites, pero manteniendo la mente abierta. Por ejemplo, cuando vayas a la pescadería, no vayas nunca pensando en ningún pescado determinado. Los precios los marca el número de capturas del día. Por lo que habrá mucha variación de los precios entre unas especies y otras según el día. Para ahorrar y comer pescado, compra el que esté barato, pero por supuesto que esté bien fresco. Otra buena opción para el pescado, es comprarlo congelado. Es más barato que el fresco y da muy buen resultado siguiendo las pautas básicas de descongelación (lentamente, en la parte baja del frigorífico) además de este modo te ahorras el riesgo del anisakis.

-Los productos frescos, sobre todo las frutas y las verduras, en los mercadillos callejeros semanales, suelen ser mucho más baratas y buenas que en el supermercado. De todos modos, no descartes la sección de frutería del supermercado por sistema, porque hay algunos con muy buenos productos y a precios estupendos. Si no es tu caso, busca por tu barrio una buena frutería, que venda calidad a buen precio, y acude todas las semanas con la lista de lo que vas a necesitar. Aunque lleves una lista, no tengas miedo de modificar algún plato si ves buenas ofertas de alguna verdura que no pensabas comprar. Seguro que hay más de un plato al que la puedes añadir.

-Cíñete siempre a los productos de temporada. Son los más baratos y al estar recogidos justo en su punto de maduración, los que tienen más y mejores vitaminas.

-La carne, además de ser el producto que más encarece la compra, es el que menos deberíamos consumir, de modo que ajusta el menú para tomarla lo menos posible. Aquí vuelvo a insistir con los guisos. Sale mucho más económico una olla de estofado que unos filetes a la plancha. Estamos tomando las proteínas de la carne, necesarias, pero a la vez, ahorramos en la compra. Además como los estofados pueden prepararse como plato único, ahorramos también tiempo en la cocina y la guarnición del filete. Todo son ventajas.

-Inclínate por las carnes blancas: pollo, pavo, conejo, cerdo magro... antes que por las rojas, que son más caras.

Por su parte los expertos del restaurante Los Montes de Galicia de Madrid, nos ofrecen los siguientes consejos:

1. Elaborar una lista con las comidas de toda la semana para, posteriormente, revisar cuáles son los ingredientes que uno tiene en su cocina y cuáles no, e ir luego al supermercado a comprar únicamente aquellos que hagan falta.

2. Con la fruta que esté un poquito pasada se pueden hacer exquisitos zumos y batidos, compotas y mermeladas; con las verduras, sopas y caldos.

3. Dado el caso de que sobre mucha comida preparada, se puede congelar o hacer escabeches para que no se ponga mala.

4. Otro truco para no desperdiciar comida es servir la cantidad justa en los platos, sin que sean a rebosar, teniendo en cuenta que si para un comensal resultase poco, éste podría repetir.

5. Existen alimentos como el pollo que se pueden reutilizar para hacer guisos o sopas.

6. Si sobra alguna pechuga o algo de carne se puede aprovechar para hacer croquetas.

7. Cuando se cocine arroz, lo mejor es refrigerarlo justo después de cocinarlo, ya que si se dejan las sobras demasiado tiempo a temperatura “ambiente”, las bacterias se multiplicarán y, por miedo a que siente mal, se acabará tirando a la basura.

8. La carne en la nevera una vez abierta suele aguantar unos 2- 3 días, hay que procurar comprar sólo la que se vaya a consumir ese mismo o día o, como mucho, a lo largo del día siguiente.

9. El chocolate y los yogures pueden durar mucho tiempo. No hay porque tirarlos si la fecha de caducidad está pasada unos días.