Posparto

La lactancia (por el efecto de la oxitocina) en el rescate de la depresión postparto

La producción de dicha hormona, junto a la de la prolactina, bajan los niveles de estrés y ansiedad

La lactancia (por el efecto de la oxitocina) en el rescate de la depresión postparto
La lactancia (por el efecto de la oxitocina) en el rescate de la depresión postpartolarazon

La depresión post parto es algo que sucede más veces de lo que pensamos. Y, desgraciadamente, sigue siendo un tabú para muchas mujeres y, lo que es peor, para muchos profesionales sanitarios. No siempre la madre es entendida y comprendida, entre otras cosas porque no se habla, porque ella no lo cuenta (por vergüenza, por miedo) O, simplemente, porque no todas las depresiones se manifiestan llorando y estando apática.

La depresión post parto es algo que sucede más veces de lo que pensamos. Y, desgraciadamente, sigue siendo un tabú para muchas mujeres y, lo que es peor, para muchos profesionales sanitarios. No siempre la madre es entendida y comprendida, entre otras cosas porque no se habla, porque ella no lo cuenta (por vergüenza, por miedo) O, simplemente porque no todas las depresiones se manifiestan llorando y estando apática. Existen también otros sentimientos como el de rechazo al hijo o pensamientos suicidas o de hacer daño al bebé (que se piense no significa que se vaya a hacer).

El caso es que cuando una mujer entra en una dinámica así muchos de su alrededor le aconsejarán dejar de dar el pecho. Una decisión que puede ser buena si es el pecho lo que le está generando un rechazo visceral a su bebé. O que puede ser todavía peor. ¿Por qué? Bien, pues porque científicamente está demostrado que el pecho, la lactancia materna, no es únicamente un alimento nutritivo, también lo es emocional para ambos: madre y bebé. Por lo tanto retirar la lactancia puede agravar los síntomas. Lo mejor en casos de depresión postparto es consultar con un especialista en la materia y estos suelen ser los psicólogos perinatales (casi siempre son mujeres) o los psiquiatras expertos en dicha materia, es decir, en salud perinatal. Profesionales que entiendan el complejo cuadro que supone el tándem depresión-lactancia/no lactancia.

Qué duda cabe que, si en el resto de situaciones, es mejor no decir nada a una madre que elige en libertad cómo alimentar a su bebé (sea pecho, sea biberón desde el minuto uno), en estos casos conviene ofrecer tan solo acompañamiento en esa tristeza y brindar ayuda si ella lo requiere. Además de intentar no dejar nunca sola a la madre o al menos acompañarla lo máximo posible.

Tal y como se explica en la web del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal:La lactancia materna es una manera muy directa de disminuir el estrés tóxico temprano. Estudios recientes han demostrado que la lactancia materna aumenta el bienestar físico y mental de los bebés, y estos efectos van mucho más allá de la composición de la leche. Una clave para entender estos efectos a largo plazo es la respuesta materna. Cuando las madres responden a las señales de sus bebés de forma consistente, preparan el escenario para una resiliencia permanente en sus hijos. Y la respuesta materna a las señales es algo intrínseco de la relación de amamantamiento. Esto se refleja en la salud mental de los niños”.

En un estudio de 2.900 parejas bebé-madre lactante, la lactancia materna durante un año se asoció con una mejor salud mental infantil en todas las edades hasta los 14 años (Oddy et al., 2009). La mayor duración de la lactancia materna se asoció con una mejor salud mental infantil en cada aspecto de la evaluación.

¿Por qué se aconseja, entonces, destetar?

La pregunta correcta sería, ¿quién aconseja esto? Porque no es lo mismo que lo diga la suegra (que probablemente jamás dio el pecho porque en su época el biberón fue el producto estrella) a que lo diga el ginecólogo, que igual no está muy actualizado en temas de lactancia y su relación con la psique de la madre, a que lo diga la psicóloga o psiquiatra que sigue la evolución de la madre con depresión. Desde luego lo que ha de primar es la decisión de la madre y si ella quiere continuar, hay que apoyarla y si quiere parar, lo mismo. Generalmente se aconseja el destete sin conocer cuáles son las ventajas que la lactancia aporta a superar dicha depresión postparto.

¿Cuáles son las ventajas del amamantamiento en la mejora de la depresión?

Para entender de verdad el porqué de la importancia de no destetar tan precozmente en el tratamiento de la depresión postparto de nuevo hay que acudir a la ciencia. La Academia Americana de Pediatría lo sugiere así: “Antes de recomendar el destete temprano el profesional debería sopesar muy seriamente y de manera muy rigurosa los beneficios frente a los riesgos”. Lo más práctico para comprenderlo es verlo desde la perspectiva neurohormonal. Las hormonas principales que se ponen en marcha en la lactancia son la prolactina y la oxitocina.

La oxitocina es la hormona del amor, la que nos permite enamorarnos de nuestra pareja, la que nos permite tener empatía con el sufrimiento ajeno, la que desprendemos cada vez que tenemos un acto de amor tan simple, por ejemplo, como tener una charla con una amiga. Y, por supuesto es la que se pone siempre en marcha para facilitar el parto (reduciendo su dolor), la que facilita la subida de la leche y, desde luego, la que facilita el enamoramiento mutuo entre mamá y bebé.

La prolactina tiene otra función muy diferente aunque no por ello, menos importante, y ésa es la de la producción de leche. Pero no solo esa, también es la responsable de la adaptación del cerebro a su nueva misión: cuidar al bebé, pero no como una mera autómata, sino con paciencia, sin ansiedad....¿Alguna vez se ha preguntado por qué las madres, a pesar del cansancio que supone cuidar a un recién nacido lo siguen haciendo amorosamente? Sí, obviamente porque es su hijo y lo quieren pero también por la presencia de estas dos potentes hormonas que modifican su cerebro para hacer esa crianza más placentera. Digamos que si interviene la lactancia en dicho proceso, todo va más rodado. Lo que no implica, en ningún caso, que dar el biberón convierta a esa madre en mala madre o en menos amorosa.

Dar el pecho baja el estrés y la ansiedad y, por tanto, mejora el cuadro depresivo

Salvo en casos de agitación del amamantamiento (rechazo de la madre al bebé cuando éste mama), en cuyo caso hay que valorar el destete, la lactancia baja los niveles de cortisol (hormona responsable del estrés) y también baja la presión arterial. La imagen que generalmente tenemos de una madre que da el pecho es de una mujer que está sentada, relajada y mirando a su bebé que come plácidamente. Es obvio que en esta escena, donde se respira amor, además se respira tranquilidad, calma, entrega...todo lo necesario para un “maternaje” pleno. Calma profunda y lactancia son compatibles. De hecho, y no es una cuestión baladí, la naturaleza ha diseñado que se produzca más leche durante la noche que durante el día. Una de las mejores maneras de seguir con la producción de leche una vez que el bebé empieza con la alimentación complementaria, es no suprimir la toma de leche nocturna, garantizándonos así, mayor producción.

Tal y como lo explica la doctora en medicina Kerstyn Uvnäs-Moberg:

“Durante la lactancia, muchas mujeres anhelan una vida más tranquila. Las tareas que parecían importantes bajan posiciones en la lista de prioridades. Las madres están a gusto en un entorno apacible y en su contexto familiar. En general, no les aburre dar de mamar u ocuparse de sus hijos; el tiempo no se les hace largo, ya que tienen menos necesidad de distracción que antes. En el curso de mis investigaciones, las madres cuyo comportamiento cambiaba más eran las que tenían mayor nivel de oxitocina en la sangre. El número de pulsaciones de oxitocina en cada sesión de lactancia repercute no sólo en la cantidad de leche producida, sino también en el estado de serenidad de la madre.

La oxitocina dispone de dos vías de distribución: la sangre y los nervios. La oxitocina puede, excepcionalmente “desbordar” de un sistema a otro cuando las dosis son muy altas. Creo, por tanto, que, durante la lactancia, además de un nivel elevado de oxitocina en sangre, aumenta también el nivel de esta sustancia en el sistema nervioso. Puesto que la oxitocina en el cerebro (así pues, de origen nervioso) genera calma y distensión, mis colegas y yo misma llegamos a la conclusión de que estas modificaciones en el comportamiento se deben al aumento de la oxitocina liberada en el mismo cerebro. Hemos podido demostrar también la relación entre una tasa alta y persistente de oxitocina en sangre y un comportamiento tranquilo, un deseo de aislamiento y una menor necesidad de movimiento y novedad a nuestro alrededor”.

Si quieres saber más sobre el apasionante mundo de la oxitocina, le experta sueca tiene un libro publicado sobre el tema: “Oxitocina, la hormona del, amor, la calma y la sanación”.