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Mayores dependientes, “como en casa en ningún sitio”

Los años pasan para todos, y muchos de nosotros llegaremos con algún que otro achaque a la temida vejez

Mayores dependientes, “como en casa en ningún sitio”
Mayores dependientes, “como en casa en ningún sitio”larazon

En España, según datos del CSIC, hay 8,9 millones de personas mayores de 65 años, y esta cifra sigue aumentando cada año debido al envejecimiento de la población. En esta franja la mayoría se encuentra bien de salud y activo, incluso muchos de ellos son cuidadores de sus familiares más mayores, pero la cosa cambia al aumentar la edad y los achaques.

Juan Copado Torralbo es viudo, tiene 84 años, y “me falla un poco la memoria, por eso no puedo estar solo”. Aunque tiene hijos y nietos, éstos no pueden dedicarle toda la atención que necesita, y desde hace unos años Celia vive interna en su casa, le acompaña, le anima y, además, hace las tareas del hogar (limpieza, cocina, ropa...). Y es que Juan, a pesar de necesitar asistencia constante, prefiere no salir de su hogar, como una gran mayoría de los mayores dependientes de nuestro país: “Estoy muchísimo mejor en mi casa, no quiero ir a la residencia porque allí te obligan a tener horarios, a comer lo que no quieres, a hacer lo que te dicen. Prefiero estar aquí, en mi ambiente, que venga a visitarme mi familia, salir con algún amigo a tomar un café, dar un paseo cuando puedo...”

En España, según datos del CSIC, hay 8,9 millones de personas mayores de 65 años, y esta cifra sigue aumentando cada año debido al envejecimiento de la población. En esta franja la mayoría se encuentra bien de salud y activo, incluso muchos de ellos son cuidadores de sus familiares más mayores, pero la cosa cambia al aumentar la edad y los achaques. Hasta un 6,1% de la población total es octogenaria, como Juan. Y su caso es solo un ejemplo de un problema social cada vez más serio.

Porque entre estas personas mayores hay muchos que son dependientes, ya sea por enfermedades físicas (ictus, problemas de movilidad...) o mentales (alzheimer, demencias...), incluso personas que, aunque no se consideran dependientes como tal, sí necesitan un acompañamiento y una supervisión diarios. Y aunque una de las soluciones pueda ser el traslado a una residencia donde reciben asistencia completa 24 horas al día, la mayoría, tanto de estos mayores como de sus familiares, prefiere estar en casa. Felizvita, una de las compañías que ofrece este tipo de asistencia de manera profesional, defiende esta opción con sólidos argumentos: “Mediante la asistencia en domicilio es posible mantener inalterado el centro de su vida: su hogar y familia. Además de este hecho fundamental, se unen la capacidad de personalizar al máximo el servicio prestado y poder respetar al paciente en relación con su pudor y confianza en sí mismo, ¿acaso a nosotros mismos no nos gustaría estar en otro sitio que no sea en casa cuando nos encontramos mal?”, explica Guillermo Molina, director general de Felizvita.

Un paso para toda la familia

Para los familiares de estos dependientes contratar ayuda a domicilio supone un paso importante. Una de sus mayores preocupaciones es, precisamente, la confianza. Sus mayores necesitan cuidados porque son vulnerables, y eso puede hacer que otros se aprovechen o que no realicen sus tareas con la diligencia y la calidad necesarias. Por eso para ellos es clave contar con alguien que responda de ese servicio. “En Felizvita contamos con varios tipos de control de calidad: uno de ellos es llevado a cabo por el coordinador asignado al servicio, que llama periódicamente al cliente o usuario y al trabajador para constatar cómo va todo, a pesar de que tanto la familia como el trabajador tienen “línea directa” con el coordinador en todo momento. Otro de los mecanismos es el llevado a cabo por el departamento de Calidad, que acude aleatoriamente a los domicilios para evaluar que todo está correcto y analiza una serie de puntos que evidencian la idoneidad del servicio. Los técnicos de calidad son nuestros ojos y nuestra luz dentro de los domicilios, donde nuestra principal misión es que la persona esté correctamente atendida”, explica Guillermo.

En estos casos suele tratarse de trabajadores independientes, titulados en enfermería o formados en Ayuda a Domicilio, pero sobre todo, como apunta el directivo de Felizvita, es necesaria “Vocación, vocación, experiencia y un poco más de vocación. La titulación, aunque importante, es algo completamente secundario para nosotros. Buscamos gente buena de corazón y que quiera ayudar a los demás con su trabajo. Lo técnico siempre se puede enseñar, lo emocional no. Y es que muchos de ellos trabajan unas horas al día, pero otros son internos, con lo que su dedicación es absoluta. “A los 40 años decidí contribuir a mejorar la calidad de vida de personas dependientes y esto me hace sentirme mejor como persona y como profesional, hace que mi día a día tenga más sentido, ¡me encanta mi trabajo!”, explica Francisco Javier Campos, auxiliar de enfermería y cuidador de Felizvita. “Lo importante es que se sientan reconocidos y queridos, que se les tiene en cuenta en esta vida y que son importantes para sus familiares”, asegura.

Algunos consejos para ser mayores más felices

Los años pasan para todos, y muchos de nosotros llegaremos con algún que otro achaque a la temida vejez. Desde Felizvita nos ofrecen una serie de consejos para vivir esta etapa con mayor plenitud y felicidad, sea cual sea nuestro estado físico:

- Vida activa: Mantengamos en funcionamiento tanto el cuerpo como la mente, en la medida de nuestras posibilidades. Puede ser dando un pequeño paseo o con ejercicios domésticos; leyendo una revista o haciendo sudokus, pero sin decaer.

- Rutina: Establecer una serie de rutinas y patrones de comportamiento nos permitirán no desorientarnos y tener claro lo que tenemos que hacer en todo momento. La memoria puede fallar, pero los hábitos nos mantienen centrados.

- Ser humildes y aceptar la dependencia: Es importante reconocer cuándo necesitamos ayuda. La dependencia, independientemente del rango de edad, es algo que debemos asumir como parte de la vida y no podemos ir contra ella o actuar como si no existiera, esto solo nos frustrará y hará sufrir a nosotros mismos y a nuestras familias. Poder contar con una ayuda a domicilio de calidad y comprometida con el usuario es un privilegio auténtico que debemos valorar.