Maternidad

¡Pobre Pilar Rubio!

Opinión: La presentadora y su pareja son criticados cada vez que son padres. Hagan lo que hagan siempre hay alguien que se siente ofendido por sus decisiones

Los felices padres instantes después de tener a su tercer hijo
Los felices padres instantes después de tener a su tercer hijolarazon

Ofenderse por todo es la nueva manera de moverse en sociedad. Ofende que una mujer no engorde, ofende que dé a luz de una manera diferente a la que penábamos, por ofender, ofende hasta que tengan hijos.

Pilar Rubio ha dado a luz por tercera vez. Y, por tercera vez se ha levantado la polémica. ¿Por qué? Bueno, pues por todo. Porque ha posado supuestamente maquillada para un selfie después de dar a luz, porque se ha supuestamente programado el parto, porque su marido se fue a jugar un amistoso ese mismo día y después volvió y, la mayor y la peor de las ofensas, porque salió de la clínica con un pantalón pitillo con el bebé en brazos como si el bebé lo hubiera tenido otra. Como ven, todas las críticas con una gran razón, no vaya a ser Pilar Rubio dueña de sus decisiones. ¡Cómo se atreve!

En el segundo embarazo de su hijo es verdad que hizo unas declaraciones en el Hormiguero que quizás no ayudan demasiado a evitar los tan famosos partos programados (esto es, inducidos) por razones que no son estrictamente médicas. Como le cayó la del pulpo, esta vez sí con más razón y aún a pesar de que ella es solo una presentadora de televisión y no una reputada ginecóloga, aprendió la lección y no volvió a decir ni Pamplona sobre el tema.

Supimos del nacimiento del tercer vástago por su perfil de instagram y que acaeció el pasado Domingo de Ramos. Oh, un momento, un domingo. Cosa más rara. Los domingos (lo dicen las estadísticas), nacen muchos menos niños porque la tasa de partos espontáneos es menor que la de inducidos. Por lo tanto y como los fines de semana esos médicos que los programan presumiblemente quieren descansar, se dan más de Lunes a Viernes. Me atrevería a decir que incluso más de lunes a Jueves para poder controlar cómo evoluciona la madre después del parto pero eso ya es mucho suponer.

Maquillada

Las primeras críticas recayeron sobre su aspecto. El de ella lógicamente. Hay personas que son incapaces de entender que existe la belleza y que cuando esta, además, se ve rodeada de miles de hormonas de oxitocina, multiplica su efecto. Es un hecho que Pilar Rubio es guapísima. Tiene unos rasgos bonitos y es una realidad que hay muchas mujeres que, inmediatamente después del parto están radiantes, guapísimas, como consecuencia de todo el torrente hormonal que las rodea. Hay otras que están hechas polvo como consecuencia de los esfuerzos hechos en el parto. Pero la presentadora, según ha comentado, ha debido de tener un parto muy sencillo, fácil y rápido. De hecho desde que ingresó en el hospital hasta que nació el bebé pasaron apenas 6 horas. Si no hubo parto inducido (y parece que no), seis horas para un parto no inducido, puede considerarse como rápido. Hay algunos que se demoran hasta 24 horas.

Además a todo esto hay que pensar un detalle tecnológico: los móviles de hoy en día hacen maravillas con sus filtros en la cara de las personas. Basta con aplicarlos para tener un aspecto impecable. Francamente, no creo que saliendo del paritorio tirase de colorete. Y aún en el caso de que así hubiera sido, ¿cuál es el problema?

Yo en esa cara de Pilar veo tres cosas: felicidad, cansancio y una gran paz. La paz que proporciona saber que tu hijo ha nacido sano, sin complicaciones. Reconozco en ella las mismas sensaciones que tuve en mi segundo y tercer parto (el primero se complicó).

No solo eso. Reconozco en ambos una grandísima generosidad por compartir con sus seguidores su felicidad. No solo por posar para su instragram sino por hacerlo a la salida de la clínica sin cobrar. Pilar Rubio ha dado a luz por tercera vez. Y, por tercera vez se ha levantado la polémica. ¿Por qué? Bueno, pues por todo. Porque ha posado supuestamente maquillada para un selfie después de dar a luz, porque se ha supuestamente programado el parto, porque su marido se fue a jugar un amistoso ese mismo día y después volvió y, la mayor y la peor de las ofensas, porque salió de la clínica con un pantalón pitillo con el bebé en brazos como si el bebé lo hubiera tenido otra. Como ven, todas las críticas con una gran razón, no vaya a ser Pilar Rubio dueña de sus decisiones. ¡Cómo se atreve!

Ausencia de Sergio Ramos dos días después del parto unas horas. Motivo para crucificarlo.

Las mayores y feroces críticas han sido esta vez, y por aquello de la “igualdad”, hacia Sergio Ramos por haberse ido, dos días después del parto, a jugar un amistoso. Se ausentó unas horas y esa decisión le valió ser poco menos que crucificado. Que si lo hubiera hecho una mujer, dicen las críticas, se la hubiera puesto a caldo pero que como lo hizo él se le considera padrazo. ¿En qué quedamos?

Sonroja tener que recordar que no es lo mismo un hombre que una mujer frente a casi nada salvo frente a la ley. Pero ya resulta hasta ridículo tener que explicar que frente a un parto el hombre sale absolutamente indemne del mismo frente a una mujer (sentimientos aparte, lógicamente) Por muy bueno que sea un parto la mujer deberá estar tranquila en su habitación y ser vigilada atentamente las primeras horas por el equipo médico por si tiene, por ejemplo, una atonía uterina (principal causa de mortalidad tras un parto en el mundo occidental).

Que es lo ideal que el padre esté con la madre tras el parto, nadie lo duda. Pero cada pareja toma sus propias decisiones y la de esta pareja, lo más seguro es que entre ambos consensuaran qué hacer y, si bien Sergio Ramos estaba exento por haber sido padre, de ir a jugar, él decidió de manera libre y voluntaria, acudir. Otros padres se bajan al bar de enfrente a celebrar con sus amigos la buena nueva. Otros no se marchan ni un segundo del lado de su mujer. Hay tantas circunstancias como familias. Las críticas a Ramos son crueles, innecesarias, muy atrevidas, dañinas y totalmente prescindibles. Cualquier diría que se fue 15 días a Bahamas con sus amigotes dejando a la pobre Pilar con la placenta en la mano y pariendo sola debajo de un puente al lado del río y con los otros dos niños al lado.

Muchos hombres se van un momento a sus oficinas a recoger papeles de última hora aprovechando que su mujer está acompañada de familiares, dos, tres o cuatro horas. Y no pasa absolutamente nada. Ni son héroes ni son villanos. Son personas perfectamente normales intentando encajar sus vidas de la mejor manera posible.

La diferencia entre el hombre y la mujer tras el parto

En esta sección de familia hemos publicado muchísimas veces artículos sobre el parto y postparto desde el punto de vista de la neurociencia que es probablemente la más apasionante.

Cada vez sabemos más sobre nuestro proceso fisiológico más natural; parir. Ya sabemos cómo se desencadena y quién (el bebé), sabemos qué pasa en el cerebro de la madre, sabemos qué sucede en el del bebé y, por supuesto sabemos qué consecuencias tan negativas provoca la separación de ambos. En la madre puede llegar a provocar una depresión postparto así como dificultades para establecer la lactancia y en el bebé un estrés que dificulte las conexiones neurohormonales en su cerebro básicas para el resto de su vida.

Sabemos, porque la ciencia así lo ha demostrado, que la mujer experimenta en su cerebro al oler a su bebé, la misma actividad que si tomara cocaína. Lo contamos hace poco aquí. Sabemos también que el contacto piel con piel favorece la subida de la leche en la madre. Sabemos que todo está diseñado de manera minuciosa en nuestra especie (mamífera) para que la madre se enamore del bebé y se ocupe minuciosamente de él.

Esto no implica, en ningún modo, que el padre sea un monigote puesto ahí para sujetar un pañal. El padre puede y debe ayudar tras un parto y los días que le siguen, en muchos aspectos tales como: ayudar a la madre a caminar si tiene dificultades, a asearse, a quedarse con el bebé si ella necesita descansar o darse una ducha. A preparar la comida, a atender el teléfono de todos los que llaman para saber cómo están, a hacer recados de última hora, a atender a los otros hermanos si los hubiera, a ponerse en marcha con el papeleo engorroso que supone un nuevo hijo (registro, alta en la SS, elección de pediatra en centro de salud...). El padre tiene un montón de tarea también.

Incluso si la madre decide no dar el pecho, hasta la puede sustituir en alguna toma con el biberón. Y dicen los expertos “alguna” porque incluso con el biberón, es preferible que los primeros días se los dé la madre. ¿Por qué? Porque el bebé necesita como el respirar ese contacto con ella y, cuanto más lo tenga, mejor. Pero tampoco pasa nada si lo coge en brazos el padre, la abuela, cualquier familiar. Aunque lo ideal es la madre, llenarse de ella al menos los primeros días. Hay mucha maternidad por delante para compartir.

El padre también tiene una función importantísima de la que poco se habla y es su figura como pareja de la madre. Una figura imprescindible esos días y que deberá estar muy atento a ella para comprobar su estado de ánimo, fijarse si está bien, si se siente sobrepasada, si acecha el baby blues o, lo que sería mucho más delicado, una depresión postparto. Los cambios hormonales y el fin de la euforia de las visitas al hospital, la llegada a casa y verse desbordados y sin dormir son factores que ayudan a sentirse mal. Muchas mujeres se decepcionan porque no era eso lo que esperaban, no saben qué les pasa, se sienten tristes, quizás no conecten con el bebé, puede que tengan dolores...el padre, marido, pareja, debe estar muy cerca para sostenerla a ella si quiere que todo funcione bien. Y, llegado el caso, pedir ayuda a la matrona, obstetra o personal sanitario cualificado.

Pilar Rubio y estar perfecta tras el parto. Ella como responsable de que otras no tengan esa figura.

Sin duda esto es lo que más ofende. Que si no ayuda a “visibilizar” (la palabra de moda) a las mujeres reales, que si eso no es así...Un momento, entonces Pilar Rubio no es una mujer real? ¿Su cuerpo es un holograma y nos están mintiendo? ¿La barriga que tenía no escondía en realidad un bebé sino un cojín? De nuevo sonroja leer críticas despiadadas. Pilar Rubio tiene la suerte de tener un cuerpo fibroso, musculado, en forma y con un peso saludable. Suponemos que la genética ayuda pero no es ninguna novedad que ella es una gran deportista. Y hacer deporte, unido a comer bien, suele tener como consecuencia, no engordar ni siquiera en un embarazo.

Por las fotos que ha ido colgando en sus embarazos se intuye que no ha cogido muchos kilos más allá de los que el bebé aporta, la placenta, el líquido y un poco más entre pecho, cadera. Hay mujeres que engordan poco en un embarazo. Otras, muchísimo. Otras, en un embarazo engordan poco y en otro, mucho. Cada mujer es una realidad y puede tener tantas realidades como maternidades tenga.

La presentadora tiene una musculatura abdominal fuerte que se trabaja desde hace años. De ahí que el impacto de sus embarazos sea menor (ojo, que a ella también le afecta estar embarazada en su figura, como a todas). Sea como fuera Pilar salió de la clínica con su bebé en brazos al lado de la preciosa familia que ha montado en tiempo récord y queriendo dar un mensaje claro: recaudar fondos para UNICEF. ¿Y qué creen que la gente ha criticado? Que ha salido delgada. Es para ponerse a llorar.

Lo gracioso es que vienen de las mismas que el pasado 8 de marzo llenaron sus púlpitos sobre proclamaciones sobre la libertad de elección de las mujeres. Se llenaron de razón explicando qué era el paternalismo machista que explicaba a las mujeres qué hacer, qué decir y qué pensar y ahora ellas mismas atacan sin ninguna piedad a Pilar Rubio por estar estupenda. ¿Se sentirían todas ellas mucho más realizadas si la presentadora saliera del hospital pesando 100 kilos? ¿Sentirían que su maternidad es más adecuada si saliera con los tobillos hinchados, demacrada, cojeando, llorando, hecha unos zorros?

¿Dónde está la responsabilidad de Pilar Rubio en lo que engorde cada mujer en su embarazo? Si ella, pongamos por caso, no padece naúseas, deja de “visibilizarlas”? Kate Middleton salió de sus anteriores partos con dos barrigas de 5 meses. Y todo el mundo lo aplaudió. Como si fuese obligatorio. A muchas nos ha pasado exactamente eso: seguir con barriga 2 días después. Pero a muchas otras, no. Y ambas somos reales.

¿Pilar Rubio es humana?

Tanto como las demás. ¿Sabemos si detrás de esa felicidad posando para los medios hay las mismas dudas al llegar a casa que todas tenemos? No, no lo podemos saber salvo que ella lo contara. Ninguna mujer, por mucha ayuda que cuente, está libre de sentirse triste, sobrepasada, infeliz, días después del parto. Ni estar flaca, en forma y tener dinero garantizan esa supuesta felicidad. Pero lo que es seguro que no ayuda es machacarla sin piedad y poner sobre ella la responsabilidad de que otras mujeres salgan de sus partos con otras figuras.