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¿Tienes problemas con tu pareja? Un mediador es una gran solución

¿Tienes problemas con tu pareja? Un mediador es una gran solución
¿Tienes problemas con tu pareja? Un mediador es una gran soluciónlarazon

Parece que cada vez tenemos menos tiempo para el silencio, la reflexión y la escucha. Y sin embargo ¡qué necesarios son para desatascar ciertas situaciones en la relación de pareja! La mediación familiar propone ese espacio de reflexión, de diálogo y escucha que ayudan a la pareja que se ha distanciado a volver a encontrar la conexión.

Mediar entre dos que se alejan o se enfrentan es ayudarles a encontrar la mejor solución para los dos. No van a un juez de paz que dicte sentencia. Ni siquiera a un árbitro que marque las reglas del juego. Van a ponerse en manos de un profesional que les ayude a tomar tierra, a ver la realidad tal cual es. A deshacer nudos. A desatascar tuberías. A limar asperezas. A serenar los ánimos, tantas veces encrespados...Y todo porque vale la pena. Vale la pena afrontar las dificultades de la vida en pareja, ¿quién no las tiene?, con espíritu deportivo. Sabiendo que juntos podéis mucho más que dos. Porque os retroalimentáis, os animáis, tira el uno cuando el otro está más bajo y luego al revés. Porque sabéis que lo que tenéis juntos es oro. Porque lo valoráis. Porque hay mucho en juego: vuestra felicidad y la de los que os rodean.

Por eso ante el distanciamiento buscamos soluciones. Y podemos acudir a un profesional que nos ayude.

Es relativamente frecuente que en la llamada telefónica al despacho ya expongan la razón por la que quieren acudir a la mediación; con frecuencia verbalizan ya la intención de separarse y la consideración del proceso de mediación como “el último cartucho” que van a utilizar en su matrimonio. Esta expresión o la de “la última puerta a la que llamo” definen bien la actitud que traen en muchas ocasiones, a veces lo manifiestan así directamente, otras se deduce de su disposición inicial.

Ya en ese momento, el objetivo es acoger invitando a la calma, a la serenidad. Transmitir seguridad al haber acudido a un entorno acompañado, tutelado si queremos, en el que van a recibir ayuda en su situación de crisis. Alguien más se ocupa ya de nuestros problemas. Si conseguimos aliviar el sentimiento de ansiedad que traen, ya habremos dado un primer paso importante cara a contemplar alternativas a la situación que están viviendo.

Ya ha comenzado el proceso. Una de las cosas que más pueden beneficiar a la pareja en mediación es la garantía de objetividad. Ellos dos han llegado a teñir la realidad de una visión tan subjetiva como cargada de malas experiencias, sentimientos, reproches...perdiendo así la nitidez de los hechos. En eso un profesional neutral, equidistante, puede arrojar claridad. Y eso ayuda. Ayuda mucho a que se produzca la necesaria transformación que debe darse en cada proceso de mediación.

Transformación grande o pequeña pero transformación en la que las dos personas sean capaces de desmontar sus férreas posiciones en las que normalmente vienen enrocados y convencidos de estar cargados de razón sin ninguna intención de ceder en nada y sin que realmente se detengan a analizar el por qué de esas posiciones.

Podrán ver los hechos desde otro prisma, con nuevos elementos, con más capacidad de empatía con el otro, tratando de comprenderle más y juzgarle menos.

Pero ¿y mejoran? Me preguntan muchas veces. Pues la verdad es que en general, si. La mayoría mejoran su situación, algunos incluso para llegar a estar mejor de lo que estaban antes de la crisis. Es normal. Si él y ella se ponen manos a la obra a reflotar su relación no hay viento que se les ponga en contra. Los dos comprometidos, mano a mano pueden con prácticamente todo. Cuando les recibo ya tienen el 60% hecho, o más. Por estar allí juntos.

Luego queda el camino que les lleve a abordar esas cuestiones relacionadas con la familia de origen, el trabajo, el reparto de tareas domésticas, las relaciones afectivo-sexuales, su comunicación, etc. Por citar algunos de los temas principales que aparecen en las sesiones. Todo en realidad puede ser trabajado en una mediación, todo lo que compone el tejido de la relación de una pareja.

Por último, la mediación tiene dos componentes fundamentales, uno ya lo hemos referido: la neutralidad. El mediador se mantiene en medio de los dos a igual distancia y sin aliarse con ninguna de las dos posiciones. Se alía con su relación en el sentido de mejorarla. La segunda característica es la confidencialidad. Como no podía ser de otra manera, todo lo que allí sale allí se queda, entre las cuatro paredes.

En definitiva, no tengo dudas en recomendar a quienes ven que su relación hace aguas sin que los dos solos sean capaces de atajar esas fugas, que busquen ayuda. Que se dirijan a un profesional que le inspire confianza desde el principio, creo que es fundamental. Que sea alguien que responda a los valores y principios que inspiran la vida de la pareja. Que se aseguren de que les inspira, les anima, les ayuda de verdad. Y ese equipo se tres será ganador.

Ignacio Tornel. Experto en mediación familiar