Tirbunales

El Supremo ratifica la prisión permanente para Ana Sandamil por asesinar a su hija de 7 años en Lugo

El alto tribunal reitera que “la asfixió con sus propias manos” después de haberle suministrado un fármaco con efectos sedantes

El tribunal indica que "fue consciente de lo que hacía" y "buscó un sistema para acabar con la vida de su hija".
El tribunal indica que "fue consciente de lo que hacía" y "buscó un sistema para acabar con la vida de su hija". Agencia EFE

El Tribunal Supremo ha anunciado este lunes la ratificación de la condena a prisión permanente revisable a Ana Sandamil por asesinar a su hija de 7 años, Desirée Leal, en Muimenta (Lugo) la madrugada del 3 de mayo de 2018.

La Sala de lo Penal ha rechazado íntegramente el recurso de la mujer contra la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que confirmaba a su vez otra de la Audiencia de Lugo. Ambos tribunales habían juzgado los hechos en primera y segunda instancia.

La sentencia señala que, con la finalidad de acabar con la vida de su hija, cuando se encontraba en la cama con ella, pues solían dormir juntas, le suministró un fármaco con efectos sedantes.

Después de ello la madre “la asfixió con sus propias manos, para lo cual pudo haber empleado, además de sus manos, algunos objetos que había en la habitación”, en alusión a un cojín.

Si bien el alto tribunal acepta que “tenía algún tipo de trastorno” deja claro que “no afectaba a sus facultades mentales” siendo la autora, como madre de la menor, “la persona que debía protegerla de cualquier mal”.

De hecho, la asesina alegó ante el Supremo la eximente completa o incompleta de trastorno psicótico pero la Sala lo descarta de plano ante “las pruebas que demuestran una premeditación de los hechos aportando búsquedas repetidas de sustancias venenosas, simulación de sintomatología psicótica y una clara intención de obstruir a la justicia con el intento de borrado y ocultación de pruebas”.

Al respecto, explica que “días antes de estos hechos, había indagado en Internet sobre los medios con los cuales podía acabar con la vida de su hija, realizando la búsqueda de un veneno llamado estricnina”.

Y también “era conocedora de la intención del padre de modificar e incrementar legalmente el régimen de visitas, con el fin de que la niña y su padre pudiesen pasar más tiempo juntos”.

“Fue consciente de lo que hacía. Buscó un sistema para acabar con la vida de su hija y en lugar de protegerla, es su propia madre la que acaba con la vida de su hija en un acto antinatura de violencia vicaria”, añade la Sala.