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Destilados
Nordés, la ginebra incatalogable que brinda por Galicia
Lo que surgió como un proyecto artesanal en Vedra ahora ya está en más de 50 países

Nació como un homenaje a su tierra, una ginebra que no sabía a ginebra, pero que respiraba mar. Tras meses de pruebas dieron con la fórmula para reflejar su alma local en un producto que ya se bebe en más de 50 países gracias al impulso del Grupo Osborne. Lo que empezó como una ginebra premium ahora tiene un público fiel al que también se le ofrece vermú blanco y rojo, además de la versión de su ginebra sin alcohol.
Esta botella con nombre de viento a favor, rinde culto a sus orígenes hasta en su envase, recordando a la cerámica regional. De hecho, la marca acaba de lanzar la segunda edición limitada, cuyo diseño está inspirado en símbolos de la costa gallega -lo que la marca denomina como «Tesoros del Atlántico», como ya hiciera con su primera edición y sus icónicos faros, como tributo a los marineros locales.
Esta ginebra respira hogar, de ahí el nombre de su sede en Vedra, Casa Nordés, a escasos kilómetros de Santiago de Compostela. De ahí su propósito internacional, que luce hasta en el estampado original de su botella. Y es que Nordés también se nutre de los miles de peregrinos que llegan de todo el mundo cada mes, conquistando paladares más allá de nuestras fronteras. Casa Nordés, ofrece una rica experiencia en la que profundizar en cada elemento que compone su fórmula secreta y que encierra parte del ecosistema autóctono y un sabor único.
Este carácter tan genuino, le permite ser mezclada con gran variedad de burbujas y tónicas, dando lugar a propios cócteles, que maridan naturalmente con la gastronomía local.
Solo una década después de su nacimiento, esta ginebra con impacto internacional, conserva su carácter artesanal y de kilómetro cero, el cual también ha trasladado a sus recientes variedades de vermú y su versión sin alcohol. También ha trasladado a toda su gama de productos su carácter diferencial, sin miedo a alejarse de lo convencional aun arriesgándose a no ser reconocido por el consumidor habitual de estas bebidas. Sin miedo a ser único. Es perfectamente reconocible por cada sentido: la vista, por su color blanco; el olfato, por sus notas florales; así como el gusto, por su recuerdo marino y afrutado. Ni seca ni radicalmente dulce, incatalogable.
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