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Gastronomía
Roostiq, el restaurante que se provee de su huerto y granja
Tres fincas ubicadas en Ávila son la «despensa» de los locales de Roostiq en Madrid y Marbella
Los números juegan a veces un papel importante para las marcas, se relacionan con ellas y les ayudan a contar una historia. El 38 es a Roostiq, lo que el 5 a Chanel y el 501 a Levi Strauss, un número que da origen a una historia de un tomate que se ha hecho famoso y que acompaña a un proyecto diferente de gastronomía y restauración.
Los restaurantes Roostiq nacieron con el propósito de llevar a la mesa solo los mejores alimentos de su granja y de su huerta. Para ello, a través de la explotación de tres fincas en la provincia de Ávila, regadas por el río Adaja, han conseguido tener una producción propia suficiente para abastecer a sus restaurantes de Madrid y de Marbella, un comercio online y una selección para el supermercado de El Corte Inglés.
El mejor producto
«We Farm» es el eslogan que aparece en las paredes de la granja y de los viveros en los que cultivan varios tipos de verduras ecológicas como los famosos tomates que sirven a sus comensales. Para encontrar el mejor tomate hicieron el ejercicio de recoger entre amigos y conocidos 100 semillas diferentes, algunas de ellas antiguas, y plantarlas, pero resultó ser la mata 38 la que les convenció por el sabor y carácter de su fruto.
El tomate es el rey, pero no le hacen sombra las acelgas, puerros, calabacines, piparras, entre otras, o los pollos de campo criados en libertad cuya alimentación se hace a base de los pastos de la finca, así como los cerdos ibéricos que comen principalmente bellota. Todo ello se puede degustar en sus dos restaurantes de Madrid y de Marbella con una original decoración y un horno de leña napolitano que aporta la brasa y el fuego necesarios para darle a cada plato potencia y gusto con el producto como protagonista.
Así, encontramos propuestas llenas de sabor como las acelgas a la llama, los torreznos cortados en finas lascas, de piel crujiente y retrogusto ahumado; o la pizza de la casa con jamón de bellota de sus cerdos, burrata fresca y trufa de verano. Además, alcachofas confitadas en el horno de leña, pollo ecológico, alitas Roostiq o un entrecot de vaca de firma donostiarra. Todo ello regado por una carta de vinos y champagnes con más de 500 referencias en la que los Borgoña tienen gran presencia.
De la huerta a la mesa, pero no es una frase hecha, es un negocio de campo que respeta los tiempos de maduración, que lucha contra las plagas de forma ecológica y también contra el zorro o el águila que acechan el terreno para cazar un pollo que vive al aire libre… la realidad de un proyecto que antepone el respeto a la tierra, el producto y el buen hacer.
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