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Los sábados de Lomana: “Paloma Cuevas, está dando un maravilloso ejemplo”

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No sé por qué nos empeñamos en veranear en agosto. Este jueves después de haber tenido un aterrizaje con muchísimo trabajo y asuntos que poner al día decidí bajarme de nuevo a Marbella. Esta noche he dormido como un lirón con un fresquito que sentía en mi nariz sumergida dentro de mi querida cama siendo de lo más placentero, el despertar a las 7:00 escuchando el silencio mientras desayuno, sin que nadie te llame. Ése es otro de los placeres. Bajar a la playa es otro mundo que nada tiene que ver con lo que había dejado a finales de agosto. El Marbella Club con la gente justa para guardar toda la distancia, el sol y la luz no son agresivos, solo nos acarician y calientan sin quemar.

Comparo septiembre con la madurez en la que se alcanza el equilibrio y la serenidad. Pienso que las mujeres especialmente tenemos una revolución maravillosa a partir de los 50 que muchas la viven como momentos de pérdida y en realidad es un proceso de cambio fantástico. Se perderá la posibilidad de ser madre, pero ganamos tiempo para ser mujer y desarrollar muchas capacidades que a veces han quedado aparcadas con tareas mucho más domésticas y de crianza. En este tiempo de liberación, nuestras capacidades creativas no pasan por lo biológico sino por lo psicológico, por empezar a querernos y guardar tiempo para nosotras, para cuidarnos y tener conciencia y orgullo de nuestro cuerpo en plenitud. Tenemos un «background» de historias que hacen nuestra vida muy rica, también nuestra sexualidad es más potente, conocemos nuestro cuerpo sin complejos y sin miedo a embarazos no deseados. La sabiduría es un proceso que vamos desarrollando a través de toda la vida y que debemos estar dispuestas a disfrutar.

En el momento de la madurez con todas las vivencias acumuladas podemos hablar del presente, del pasado y del futuro con mucho más conocimiento y solidez intelectual. Liberarnos de la mirada de los otros, no depender del qué dirán, siempre habrá mujeres más jóvenes pero no siempre más bellas, la belleza no es la perfección. La belleza es la personalidad, la sonrisa, la mirada inteligente, la cultura, eso que te engancha y fascina del otro y que quieres que siempre te acompañe. Las mujeres vamos construyendo nuestra feminidad, nuestra mismidad a lo largo de toda una vida, es una verdadera aventura vital. Por eso al llegar a la madurez de los 60 tenemos que hacer una revisión y pensar si soportamos demasiada presión en nuestras vidas, soltando amarras de todo aquello que no nos permite vivir felices. No es tarea fácil, pero si todo ha ido bien habremos alcanzado la autonomía y la libertad aunque vivamos en pareja.

Aceptarse es un proceso que nos lleva a la felicidad y la libertad. Es algo que tengo clarísimo. La seguridad en nosotras mismas es fundamental. Si vivimos en conflicto es el momento de intentar resolverlo. Nunca es tarde para vivir mejor y romper tabúes. Seamos más egoístas, nuestra esperanza de vida cada día es mayor y debemos aspirar a ser cada día más sabias y más libres. Las mujeres también tenemos mucho más sentido del ridículo y de la dignidad llegada una edad. En este momento, una mujer muy conocida por todos, Paloma Cuevas, está dando un maravilloso ejemplo. Se ha visto envuelta en un huracán provocado no solo por su separación, sino por la actitud infantil y un tanto ridícula de su marido con una chica de 21 años por la cual ha perdido la cabeza. Paloma por el contrario está dando una lección de señorío y saber estar con un estoicismo digno de admiración. Mujeres así son las que admiro.