Casa real
Las subastas más espectaculares de las joyas de la Familia Real Española
Las grandes colecciones que atesoraron las reinas españolas han servido para sanear muchas veces las cuentas de sus herederos. ¿Cuáles han sido las ventas más impresionantes?
Las joyas de la Familia Real Española siempre han servido como un bote salvavidas para la economía de los Borbones. Al considerarse joyas privadas de los monarcas, han sido repartidas en multitud de ocasiones por sus descendientes, de ahí que la Reina Victoria Eugenia decidiera crear las llamadas “joyas de pasar” que al menos aseguraran un conjunto digno para la reina titular.
Isabel II, María Cristina y Victoria Eugenia atesoraron cada una varios de los conjuntos de joyas más impresionantes de Europa. De hecho, la de los tristes destinos no sabía decir que no cuando se le presentaba la posibilidad de adquirir alguna alhaja. Estas de hecho le salvaron en el exilio en París. La famosa subasta de sus joyas en la Ciudad de la Luz en 1878 fue uno de los acontecimientos más comentados del momento: el catálogo de aquella venta da buena cuenta de lo espectacular del joyero de la madre de Alfonso XII. De ahí proviene el collar de perlas que alguna vez ha lucido Doña Letizia, considerado la joya más valiosa de la Familia Real. En julio del año pasado, un camafeo de Isabel II se pudo comprar por más de 55.000 euros.
Algunas de las joyas de la Reina María Cristina también han saneado las cuentas corrientes de sus herederos: la familia Torlonia vendió en 2013 en Christie’s uno de los broches de Doña Virtudes, un zafiro cabujón rodeado de dos filas de diamantes, por más de 120.000 euros. Aunque la venta más espectacular fue la del stomacher heredado por un hijo de la infanta María Teresa y que en los años 80 el Barón Thyssen adquirió para Carmen Cervera. Hace unos años salió a la venta por 576.000 euros pero no se llegó a adjudicar.
Eso sí, las joyas que más han aparecido en las subastas de todo el mundo son las procedentes del joyero de la reina Ena. Ella misma en vida vendió parte de aquella espectacular colección para sostener sus gastos en su exilio en Suiza o para pagar los gastos de la boda de su nieto Juan Carlos con una princesa griega: Doña Sofía. Para aquella ocasión se desprendió de uno de los juegos más impresionantes y queridos por ella, las joyas que la emperatriz Eugenia de Montijo, su madrina, le dejó en herencia. Aquella venta superó el medio millón de euros y algunas fuentes afirman que acabaron en el cuello de Fara Diba.
De Victoria Eugenia también hay que destacar la subasta por parte del infante Don Jaime, duque de Segovia, del corsage Art Decó de la reina exiliada, aunque la que batió todos los récords fue la de su pulsera de inspiración tutti frutti que creó Cartier para la esposa de Alfonso XIII. Con unas perlas rosadas que procedían de un diseño anterior, montó un brazalete único que acabó siendo heredado por Don Gonzalo Borbón Dampierre y que en subasta superó los 2.700.000 euros. Lo dicho, algo único.
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