Opinión

Los sábados de Lomana: De la mascarilla a las orejas de burro

Carmen Lomana
Carmen LomanaJesus BrionesGTRES

Sánchez es como los magos que siempre sacan un conejo de la chistera cuando menos lo imaginamos, o uno de esos trileros que nos marean con sus juegos de manos hasta que ya somos incapaces de reaccionar ante su rapidez con las bolitas. Ahora nos van a quitar las mascarillas en espacios exteriores para darnos una alegría y que nos olvidemos ya de esa tontería de los indultos. Decide hacerlo coincidiendo en el tiempo y de paso también podría decirnos que apaguemos todo y juguemos a la «gallinita ciega» sin consumir energía, y así solo pagaremos los impuestos de la factura de la luz. Por más que nos crea una panda de imbéciles a los españoles, que puede mentirnos manipulándolo todo, siempre le recordaremos como un presidente mentiroso compulsivo que perdonó a los golpistas jugando a ser un santo sin rencor con estos pobres chicos catalanes independentistas, que al fin y al cabo, juegan a algo que nunca podrán conseguir. Y hay que dejar que se entretengan mientras le dejen en paz y le apoyen para seguir en Moncloa ejerciendo el poder absoluto. Le llamaremos «Pedro el Magnánimo» y quizá así pase a la historia.

También está dispuesto a cambiarnos las mascarillas por orejas de burro, que es así en lo que se van a convertir los jóvenes españoles con la ley del mínimo esfuerzo que propone la nueva Ley de Educación de la ministra Celaá. Un disparate incalificable en el que el gran planazo para que mejore la educación se basa en dar aprobado general y pasar de curso aunque seas un auténtico «zote». No se premia el esfuerzo ni la superación, saben que estudies o no van a pasar de curso. Incluso llegar y permitir la selectividad con asignaturas suspendidas. Esto es «jauja». Me imagino a mi yo de 13 o 14 años con este panorama, no hubiese pegado palo al agua, ¿para que? Y como los padres les den mucho la lata a sus hijos para que estudien y se esfuercen, los niños contestarán siguiendo indicaciones de la ministra que «los niños no son de los padres» una de las primeras leyes del pensamiento comunista. Esta Ley de Educación de la que poco o nada se está hablando y debatiendo es un ataque directo a la méritocracia, se trata de acabar con cualquier requisito académico que implique del alumno la más mínima exigencia.

No sé a ustedes, pero a mí me inquieta mucho este no saber si vamos o venimos. Hoy no nos dejan ni asomarnos al balcón sin mascarilla y ahora, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo, todos libres de ella en exteriores, ¡a respirar que ya era hora! ¿Pero cuáles son las verdaderas razones? ¿Sanitarias o políticas? Como en todo este año de pandemia ambas se confunden y ya no sabemos que creer. Sánchez más que la mascarilla debería quitarse la máscara y conocer su verdadero rostro. Es como el hombre de «las mil caras» y las mil versiones dependiendo lo que le convenga en cada una.