Opinión
Olga y Rocío -Flores- también son mujeres
Ambas han sido las dos principales víctimas de la opinión pública tras la docuserie de Rocío Carrasco.
9 de agosto de 2021. Han pasado 139 días desde que la palabra “feminismo” irrumpió aún con más fuerza en nuestras televisiones. Rocío Carrascocontaba por primera en vez televisión sus vivencias durante los últimos 21 años en su relación con Antonio David Flores. Un testimonio desgarrador en el que la heredera universal de Rocío Juradonarraba con todo lujo de detalles el infierno de malos tratos que vivió junto al padre de sus dos hijos, logrando conmocionar a una gran parte de la opinión pública al grito de “stop maltrato”.
Periodistas y colaboradores no tardaron entonces en ‘diagnosticar’ el ‘caso Rocío Carrasco’ como un claro ejemplo de mujer víctima de violencia de género. Las redes sociales se llenaron de iconos de color fucsia y la política y medios de comunicación dieron un paso al frente para ‘condenar’ públicamente a Antonio David. Lo que la Justicia no hizo se llevó a cabo en un plató con fines lucrativos, sí señor.
Pero esa condena mediática no fue solo para él. Toda una familia tuvo que sufrir las consecuencias de ese peculiar “feminismo”. El ensalzamiento a Rocío Carrasco -que antes era un machaque constante- ha sido inversamente proporcional al poco mimo y cuidado con el que se lleva tratando a Olga Moreno y Rocío Flores. “Colaboradora necesaria” o “maltratadora” son tan solo dos de los adjetivos que personas públicas les han dedicado a ambas, respectivamente. Son precisamente esas expertas en violencia de género, entre las que se encuentra la Ministra de Igualdad Irene Montero, las que más difunden este tipo de mensajes hacia otras mujeres. Mensajes radicales difundidos ante millones de personas que pueden resultar peligrosos para la sociedad.
Muchos dirán: “Es que Olga ha estado expuesta y ha rentabilizado su vida en ‘Supervivientes’” o “Rocío Flores ha estado como colaboradora todos estos meses y este es el precio a pagar”. Claro que han obtenido un beneficio económico por su trabajo, pero NO... Las amenazas de muerte, los insultos y los ataques extremos NUNCA deben ser el precio a pagar de nadie. ¿Por qué a Rocío Carrasco no se le puede cuestionar nada y, sin embargo, debemos aplaudir que en televisión se afirme que Olga Moreno es una mujer cómplice de violencia vicaria? ¿El feminismo funciona de forma selectiva?
A veces se trata de sentido común, o quizá de humanidad. Una humanidad que no siempre abunda en redes sociales, y sino que se lo digan a Rocío Flores. La joven lleva semanas compartiendo las continuas llamadas, amenazas e insultos que recibe a diario. “Gorda”, “qué asco das”, “ojalá te mueras”, “no quiero que me pegues una paliza” y “ojalá entres en la cárcel” son algunos ejemplos que ella misma comparte y denuncia públicamente de forma desesperada. Las redes son crueles y muchos usuarios amparados en un frustrado anonimato ejecutan de forma despiadada lo que les dicen desde la televisión que deben hacer. Y así lo hacen, sin importarles cómo recibirá ese mensaje la otra persona.
Apoyar no implica machacar a la otra parte. Apoyar no implica que todo lo que haga o diga esa persona es palabra de Dios. Apoyar no es fanatismo. No es odio, no es ira y no es rabia sin medida. Este feminismo del que tantos presumen diferencia, excluye y enfrenta. Un feminismo que, por supuesto, no ha incluido en todos estos meses a Olga Moreno y Rocío Flores. Porque sí, ellas también son mujeres, pero ante todo son personas. “Stop maltrato”, por supuesto, pero en todas sus formas y para TODAS las mujeres.
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