Visita
Así fue la curiosa interacción entre Carlos III y la persona más anciana del mundo: "Nos volvías locas a todas"
El monarca británico visitó a Ethel Catherham, de 116 años, en su residencia de Surrey y la anciana le recordó que estuvo presente en su investidura como príncipe de Gales en 1969
El rey Carlos III visitó esta semana a Ethel Catherham, la persona más longeva del planeta con 116 años, en la residencia de ancianos donde vive en Lightwater (Surrey). El encuentro, que tuvo lugar el jueves, tras despedir al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el castillo de Windsor, no se hizo público hasta este domingo, según informaron medios británicos.
Durante la visita, el monarca se acercó a Ethel y le cogió la mano. La anciana, que cumplió 116 años el pasado mes de agosto, sorprendió a Carlos III al recordarle que estuvo presente cuando la reina Isabel II lo investía como príncipe de Gales en 1969, cuando él tenía 21 años. Con humor, Ethel añadió: "Y todas las chicas estaban enamoradas de ti y querían casarse contigo", lo que provocó una risa por parte del rey.
La frase de Ethel dejó a Carlos III entre entretenido y emocionado, quien no pudo contener la risa ante el comentario de la anciana. El momento fue descrito por los asistentes como cálido y cercano, con el monarca mostrando un rostro relajado y agradecido por la sinceridad de Ethel. La conversación, breve pero llena de ternura, se ha convertido en uno de los episodios más humanos y comentados de la semana.
"Todas queríamos casarnos contigo"
Nacida el 21 de agosto de 1909, Ethel Catherham se convirtió en la persona más longeva del mundo en abril de este año, tras el fallecimiento de la monja brasileña Inah Canbarro Lucas, quien también tenía 116 años. Ethel es la última superviviente de la era del rey Eduardo VII, quien falleció en 2010, y ha vivido bajo el reinado de cinco monarcas británicos.
El encuentro no fue parte de la agenda oficial del rey, pero ha sido ampliamente compartido en redes sociales y medios de comunicación, donde se ha destacado la naturalidad y el cariño con el que Carlos III se acercó a la anciana.