
Reino Unido
Carlos III y el legado que quiere dejar a sus nietos: el Rey que buceó bajo el hielo para entender el planeta
Medio siglo después de su arriesgada inmersión en el Ártico, el monarca revive la aventura y reflexiona, con inquietud y ternura, sobre el mundo que heredarán las nuevas generaciones

Hace cincuenta años, un joven príncipe de 26 años, aún décadas lejos de convertirse en Carlos III, decidió sumergirse -literalmente- en los confines helados del planeta. Fue en el Ártico canadiense, a nueve metros bajo el hielo, acompañando al médico e investigador Joseph MacInnis en una misión científica que duró apenas media hora, pero que terminaría marcando un capítulo decisivo en su vida. Hoy, medio siglo después, el rey rememora aquella expedición en el documental "Steve Backshall’s Royal Arctic Challenge", que ITV estrenará el próximo 22 de diciembre.
El reputado ambientalista Steve Backshall fue el encargado de entrevistar al monarca en el Palacio de Buckingham, en un encuentro que osciló entre la nostalgia, la preocupación y una sinceridad poco habitual en conversaciones reales. Carlos III habló de aquel viaje como quien recuerda un rito de iniciación, una experiencia que lo conectó de forma irreversible con la fragilidad del planeta. "Gracias a Dios, vi el Ártico como debe ser. Aprendí muchísimo estando allí", confesó.
La familia
Esa confesión no es un gesto aislado. A lo largo de la entrevista, el rey transmitió un sentimiento que parece acompañarlo desde hace décadas: la urgencia. Esa sensación de estar corriendo contra el tiempo, de ver al mundo avanzar hacia un precipicio anunciado mientras la ciencia grita advertencias que muchos prefieren no escuchar. "Me parece extraño que, en tantos ámbitos, las palabras de los científicos se tomen como verdades cruciales, pero en este caso no", lamentó.
El eje emocional de la conversación fue, sin embargo, la familia. Carlos habló como activista, sí, pero también como abuelo. Un abuelo que carga con la inquietud de ser recordado como alguien que no hizo lo suficiente. "No quiero que mis nietos me acusen de no haber hecho nada. Ese es el punto principal", dijo con una honestidad casi íntima. Para él, la cuestión es sencilla: el legado. "No es justo dejarles algo en un estado mucho peor del que lo encontré. Mi objetivo siempre ha sido mejorar las cosas, para que no tengan que lidiar con un terrible legado de horrores".
En un tono más ligero, el rey recordó su temeraria inmersión en el hielo con humor británico del más puro. "Me temo que siempre he tenido tendencia a vivir peligrosamente", bromeó. "Menos mal que era joven; hoy no habría sobrevivido". Su antiguo compañero de expedición, MacInnis, también aparece en el documental, admitiendo entre risas nerviosas que rezó para que aquel chapuzón real no terminara en tragedia: "La lista de cosas que podían salir mal era larga".
La conversación entre Backshall y Carlos III subraya algo que el monarca lleva décadas intentando transmitir: estamos desconectados de la naturaleza. Y ese olvido, advierte, es letal. "Lo que le estamos haciendo a la naturaleza es, fundamentalmente, una catástrofe para nosotros mismos".
El rey del Reino Unido, que un día se arrojó bajo el hielo para observar el mundo desde sus entrañas, ofrece ahora un mensaje que suena casi a súplica: entender, reparar, proteger. Por él, por nosotros… y, sobre todo, por quienes vienen detrás.
✕
Accede a tu cuenta para comentar


