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Reaparición
Kate Middleton recobra, al fin, su esplendor tras el año más complicado de su vida. La princesa de Gales, de 42 años, participó el pasado martes en los actos de bienvenida al emir de Qatar. Debido al cáncer que le diagnosticaron, cuyo tipo sigue sin especificarse, sus apariciones públicas este 2024 han sido puntuales. Pero su asistencia en la que fue la cuarta visita de Estado del reinado de Carlos III garantizó que las imágenes del recibimiento se difundieran por todo el mundo, impulsando el reconocimiento global que el gobierno del Reino Unido quería darle a Qatar, al que considera país estratégico en Medio Oriente. La mujer de Guillermo, heredero al trono, anunció en septiembre que había finalizado su tratamiento de quimioterapia. No obstante, matizó, que el recorrido aún era largo, por lo que Palacio dejó claro que, de momento, no habría un regreso total a la escena pública. De hecho, Kate no estuvo en la cena de gala celebrada al día siguiente.
Así, este viernes ha protagonizado la misa de villancicos de la Abadía de Westminster, una iniciativa que ella misma creó en 2021 para rendir tributo a los trabajadores sanitarios por su labor durante la pandemia y que desde entonces se ha instaurado en honor a los que ayudan a los más necesitados. Aunque el concierto ha tenido lugar hoy, hasta Nochebuena no se emitirá por televisión. Kate ha estado acompañada de su marido, quien recientemente aseguraba que había sido un año «brutalmente complicado».
Entre los invitados de este año han estado Chris Froome, el exciclista ganador de seis medallas de oro olímpicas y que recientemente reveló que le habían diagnosticado un cáncer terminal, y Lindsey Burrow, la esposa de la difunta estrella de la liga de rugby Rob Burrow, fallecido por una enfermedad neuronal. La princesa de Gales también ha invitado a los niños supervivientes en el ataque de Southport, donde el pasado verano un joven de 17 años entró con un cuchillo en un centro de baile y asesinó a tres menores.
Kate escribió una carta a todos ellos en la que reflexiona sobre la historia de la Navidad y cómo «nos anima a recurrir al amor, no al miedo». «El amor es el mayor regalo que podemos recibir», señaló. «Cuando nos detenemos y nos alejamos de las presiones de la vida diaria, encontramos el espacio para vivir nuestras vidas con un corazón abierto, con amor, amabilidad y perdón, que es lo que caracteriza al espíritu navideño», añadió, y «nos recuerda la importancia de dar y recibir empatía, así como lo mucho que nos necesitamos unos a otros a pesar de nuestras diferencias».
Westminster, el mismo lugar donde Kate y Guillermo contrajeron matrimonio en 2011, ha estado adornada con follaje sostenible y fuera se colocó un «Árbol de la bondad» para que los invitados dedicaran una decoración a alguien que los hubiera apoyado.
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