
Memorias
El Rey Juan Carlos culpa a Jaime de Marichalar de los desvíos de Froilán
"Alimentaba la crónica de sucesos por su comportamiento poco ejemplar", dice de su nieto mayor

Este 5 de noviembre ha llegado a las librerías galas “Reconciliación”, las primeras y más sinceras memorias del Rey Juan Carlos I, escritas en primera persona pero con la colaboración de la francesa Laurence Debray. Habrá que esperar un mes hasta que la biografía se publique en España, pero los detalles más jugosos ya se han ido desgranando desde la semana pasada, cuando vieron la luz algunos adelantos del libro.
Uno de los episodios más llamativos es el que dedica a la Reina Sofía, la que mejor parada sale de las 512 páginas de sus memorias. “España no habría podido tener una Reina más abnegada e intachable. Tenemos caracteres complementarios, ella es más metódica y yo más espontáneo. En muchos aspectos somos diferentes, pero compartimos el mismo sentido del deber, de la Corona, del honor, de la amistad, de la devoción por nuestros hijos y nietos”, escribe sobre su mujer.
También dedica unas cuantas líneas a su nuera, confirmando lo que hasta entonces era solo un rumor: que nunca tuvieron una relación cercana y que la simpatía mutua brillaba por su ausencia: “Tengo un desacuerdo personal [con ella]. No contribuyó a la cohesión de nuestras relaciones familiares”.

Desde el país vecino van llegando nuevas informaciones sobre el contenido de las memorias del Rey Juan Carlos, en las que también habla de Jaime de Marichalar, el exmarido de la Infanta Elena. Siembre ha sido un secreto a voces que nunca fue santo de su devoción, y ahora lo confirma tras señalarle como culpable de los desvíos de su nieto, Felipe Juan Froilán de Marichalar, en sus años de adolescencia.
En sus memorias, el Rey Juan Carlos I considera que Jaime de Marichalar tendría que haber sido un padre más autoritario: “El divorcio de sus padres y cierta falta de autoridad parental lo llevaron a una vida desordenada”. No solo es un dardo al que fuera su yerno, sino un reconocimiento público de que Felipe Juan Froilán no tuvo una adolescencia sencilla: “Alimentaba la crónica de sucesos por su comportamiento poco ejemplar: iba de fiesta en fiesta, de discoteca en discoteca, se veía envuelto en peleas y malas compañías. Estaba abandonado a su suerte. ¡Qué desperdicio! Me entristecía mucho”.

Don Juan Carlos admite incluso que el Rey Felipe VI citó a su sobrino en la Zarzuela para darle un toque de atención por su comportamiento, que provocaba titulares poco agradables para la Corona: “Mi hijo lo convocó al palacio para reprenderlo. Entonces le propuse venir a instalarse a Abu Dabi, donde podría ayudarlo a encontrar trabajo y alojamiento. No lo aceptó de inmediato; se tomó un tiempo para reflexionar y pasar las fiestas de fin de año en España. Luego tuvo el valor de dar el paso”.
A pesar de todo, se deshace en halagos al hablar de su nieto, al que se jacta de haber enderezado en Abu Dabi: “Es uno de mis mayores orgullos. [...] Nada podría darme más satisfacción personal que tener a mi lado a mi nieto, convertido en un joven equilibrado y alegre. Solo necesitaba que se le diera una oportunidad. Me alegra haber podido hacerlo”.
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