Moda
Georgina Rodríguez o la señora que se enjoya en la arena
Si les pregunto por los imprescindibles para ir a la playa, me juego mis vacaciones a que las joyas no aparecerán ni de lejos en el top 10 de su lista. ¿Me equivoco? Tiene sentido que cuando nos disponemos a quitarnos la ropa para pasar un rato tumbados al sol, pasear sobre la arena o bañarnos en el mar, eso de cubrirnos de anillos o collares no tenga mucho sentido.
Pero como de todo tiene que haber en la viña del Señor, hay algunas celebrities que destacan por lo enjoyadas que acuden a la playa. Un buen ejemplo de esto es Georgina Rodríguez, la auténtica Francesco Borromini del papel couché. Hablamos, como no podría ser de otra manera, de la pareja del futbolista del Manchester United, Cristiano Ronaldo, y madre biológica de dos de sus hijos, Alana Martina y Esmeralda. Para ella, el mar no deja de ser una excusa más para exhibir todos los tesoros que custodia en su caja fuerte. Sus manos, de hecho, son un buen ejemplo de la definición de «horror vacui».
En Mallorca, no tuvo problema en subir a su perfil de Instagram una foto en la que solo en un dedo lucía más de un millón y medio de euros. Un anillo de diamantes de Cartier valorado en más de 700.000 euros, que yo también comprendería que ese pedrusco fuera su mejor amigo, y otro modelo en diamantes y zafiro, que podría superar los 800.000, nos dejó a todos boquiabiertos demostrando que ella siempre puede superarse a sí misma. La de Jaca, de hecho, no tiene complejos a la hora de exhibir el poderío económico que le acompaña.
La cuestión es si resulta elegante lucir grandes joyas tumbados en la arena. ¿La respuesta? Por supuesto que defendemos la libertad de cada uno para hacer lo que desee, pero, a priori, eso de ser un escaparate en chanclas yo, personalmente, solo lo admitiría si eres Elizabeth Taylor, te fotografía Helmut Newton y de acompañante llevas tu loro Max que va a juego con tu collar de esmeraldas de Bulgari. El resto son aficionados (toma nota, Gerogina).
Por tanto, ¿tienen sentido las joyas cuando vamos a la playa? No, lo mejor es que las dejemos en casa. Este ambiente no es precisamente el más recomendable para su cuidado. Si bien es cierto que la nobleza de materiales como el oro ayudan a que este no se vea perjudicado por el salitre o el cloro, hay otros que sí se pueden ver afectados, como el caso del platino o la plata. Incluso el sudor puede afectar a nuestras joyas favoritas. Así que lo mejor es que las protejamos contra estos riesgos. Además, no solo el agua les puede afectar. El propio roce con la arenca puede también desgastar la superficie de las joyas. La exposición al sol, por su parte, afecta también a muchas piedras, como por ejemplo el topacio, cuyo color puede verse afectado por un exceso de radiación.
Georgina (y todas aquellas aficionadas al joyerío playero, que las hay y cada vez más) pueden tomar buena nota de otros referentes de estilo como es mi compañera de páginas, Carmen Lomana. De ella sabemos que, además de una de las mejores colecciones de trajes de este país, tiene una colección de joyas difícil de superar. En las fotos que sube a sus redes sociales mientras disfruta del mar, podemos observar el detalle que aparece con las manos desnudas. Nunca hay ningún anillo, ni pulsera. A penas algún detalle, como alguna cadenita que pasa casi desapercibida. No lo necesita. Y no solo ella. Naty Abascal, que, como la de Jaca (léase Georgina), también es amiga del barroquismo, también suele dejar en casa sus joyas, mostrando su «outfits» más relajados cuando toma el sol (aunque eso no quiere decir que prescinda de sus mejores amigos: los estampados).
Si todo lo que les digo no les convence todavía para hacerme caso, les doy un argumento definitivo. Las joyas son unas piezas que suelen estar acompañadas de un valor sentimental. Piensen que, por cualquier descuido, pierden en el mar o en la arena esa pieza. Ya pueden forjar una amistad con Neptuno porque aquello no aparecerá nunca más.
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