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El cuerpazo de la Preysler y el amor de la Campos

El cuerpazo de la Preysler y el amor de la Campos
El cuerpazo de la Preysler y el amor de la Camposlarazon

Miércoles, terracita de rigor tras mi visita al kiosko (me chifla ir al kiosko y hablar con la dependienta). Abro el ¡HOLA!, veo a Isabel Preysler en bañador, llamo a mi amiga y le digo que anulamos lo de la piscina de esta tarde. Mira, no. Mi cerebro no puede asimilar que a una señora de 68 años le quede el bañador mejor que a mí. 68 años. Para poder entender de qué estamos hablando es necesario poner esos 68 años en perspectiva. 68 años son los que tiene Phil Collins, Michael Keaton, Carmen Martínez-Bordiu o Jaime Mayor Oreja. Y ahora, con Mayor Oreja en mente, miremos todos la portada de ¡HOLA! y a esa señora de la misma edad navegando por las Islas Griegas. Decidme que eso es normal.

Yo no sé si es que se han pasado con el filtro Belleza o que el teleobjetivo estaba empañado e hizo flou o que al del departamento de retoque se le fue la mano, pero no me puedo creer que con 68 años no haya ni una sola arruga, ni un nada colgandero, en ese cuerpo. ¡Está todo en su sitio! No sé cuál es el truco de belleza de la Preysler, pero quiero dos.

Al ladito, y de arriba a abajo, Victoria Federica en bikini, Iker Casillas y Sara Carbonero en modo vacaciones, y Carlos Baute y su mujer con su nuevo bebé. Pues muy bien. De toda esta columna de personajes carentes de interés haciendo cosas sin importancia solo puedo destacar mi incapacidad para recordar el nombre de Baute. Para mí, y desde su dúo con Marta Sánchez, siempre será “el de las fotos de Venezuela que canta con Marta Sánchez”. Es largo pero descriptivo.

Yo a ¡HOLA!, las dos últimas semanas, como que la echo de menos. Ni las fotos son muy buenas ni me cuentan cosas que me interesen demasiado. No sé qué nos está pasando. Con los buenos ratos que nos ha dado nuestra relación, que yo soy de las que te tiene en casa algunos números épicos de la revista como oro en paño. Pero ahora estamos atravesando una crisis. Espero que sea el verano y que con la vuelta a la rutina podamos superarla. Cruzo los deditos y me paso a Lecturas, a ver qué me cuenta.

Bigote Arrocet y María Teresa Campos se reencuentran tras dos meses separados. Esta portada confirma mi teoría de que Lecturas se ha convertido en el grupo de Whatsapp de las Campos, que se cuentan aquí sus cosas. Que si mira los pezones que me va a regalar Alejandro Sanz, que si te chinchas, Terelu, que el bañador me queda mejor a mí que a ti, que si me voy con mi churri que ha vuelto de Chile y no me esperéis para cenar. Lo típico pero a la vista de todos. Soy muy fan de este clan, como lo siento lo digo.

Kiko, desde la cama del hospital, manifiesta sus ganas de vivir. A mí es que, como ya he dicho más veces, Kiko me cae muy bien. Y las noticias que tienen que ver con salud me ponen tiernita. Así que le deseo lo mejor. Que se recupere pronto y que todo quede en un susto.

Y aquí viene el titular que me ha alegrado la mañana: “Antonio Banderas cumple 59 junto a sus gemelas”. A mí, que estoy un poco desinformada de la vida de Banderas, este titular me provoca más preguntas que certezas. ¿59 qué? ¿Años, orgasmos, celebraciones? ¿Quienes son “sus” gemelas? ¿Poliamor? ¿Secuela en quiero y no puedo de las trillizas de Julio Iglesias”? Google, te necesito. Y un vermú, gracias.

Bueno, pues nada, tranquilidad. Solo es una de las dos la que ha robado el corazón del malagueño. Lo que pasa es que a las celebraciones se ve que acuden en tropel. Pues oye, estupendo. Porque le da un aire de James Bond muy chulo y, a cierta edad, las canas y las rubias cañón favorecen mucho.

Otra semana que no ha pasado nada interesante. Nos vamos a fundir agosto sin un notición famosil que lo salve. Si la semana que viene no nos sorprenden con algo glorioso, que ya nos toca, yo creo que deberíamos plantearnos (utilizo el plural mayestático porque esta columna es tan vuestra como mía) inaugurar un párrafo en el que nos inventásemos una noticia fresquita y ligera que nos levante el ánimo. Porque, de verdad, hoy esto no nos da para día de playa. Apenas me ha dado hoy para un vermú. Y sin aceitunas.