Política

Olena Zelenska: el pecado de salir en revistas de moda

La primera dama de Ucrania se ha lanzado a las páginas de ‘Vogue’, para contar su realidad y la de su país

Portada de la revista Vogue donde aparece Olena Zelenska
Portada de la revista Vogue donde aparece Olena ZelenskaVogue

las imágenes de Olena Zelenska en el reportaje de Vogue, ‘Relato de valentía’, es el dolor de una guerra que está cambiando el mundo. El siguiente, perplejidad. ¿Era necesario? ¿Cuánto de arrogancia hay en la portada? ¿Cuánto de artificioso en la imagen en la que aparece flanqueada por mujeres combatientes? Son los interrogantes que se escuchan estos días en cualquier país occidental.

Para la reflexión cabe rescatar el «radical chic», de Tom Wolfe. Con este término, el escritor estadounidense describió la fiesta que reunió, en 1970, a la alta sociedad neoyorquina en el fastuoso dúplex que tenía el músico de izquierdas Leonard Bernstein en Park Avenue. El fin era recaudar fondos para el grupo revolucionario de los Panteras Negras. Desde entonces, «radical chic» se traslada a quienes se abrazan a una causa legítima para elevar su catadura moral.

Zelenska no viste en el reportaje firmas de lujo, sino ropa de diseñadores ucranianos, y la fotógrafa Annie Leibovitz ha creado el juego de luces perfecto con el que transmitir dramatismo, tristeza y miedo. Su causa es la del pueblo y más que nunca necesita crear esa empatía. Pero el drama humano no precisa el contraluz de la cámara. Basta con observar a las niñas y mujeres que forman parte de la resistencia que invoca Volodímir Zelenski. Unas han decidido tomar las armas. Otras son cuidadoras, voluntarias, trabajadoras… Todas tratan de sobrevivir al drama y sufren atrocidades difíciles de relatar. Incluso las que han huido tienen una situación vulnerable.

Volodímir Zelenski y Olena Zelenska
Volodímir Zelenski y Olena Zelenska@olenazelenska_officialInstagram

La intención de Leibovitz ha sido retratar en su rostro la carga emocional de decenas de miles de ucranianas. ¿Ella es una más? En Ucrania a la primera dama no se le asigna ningún rol, menos en guerra, pero ella lo va trazando. Su mensaje es el de la resistencia y la convicción de que la victoria es posible. En una de las instantáneas luce el color oxidado de los tanques rusos quemados, mientras los lectores no dejan de preguntarse si no es obsceno vestir el horror. La autora del reportaje, Rachel Donadio, no pasa por alto lo extraño que resulta hablar del «exterminio del pueblo ucraniano» y de moda en una misma conversación.

«Mientras Ucrania pasa por un infierno, Vogue hace una sesión de fotos para el presidente y su esposa», escribió la columnista india Amrita Bhinder en Twitter. Algunas compatriotas han apoyado a Zelenska lanzando un flashmob con el hashtag #sitlikeagirl. Otras han publicado imágenes con su misma pose. Julie Pelipas, la diseñadora que ha coordinado el estilismo, opina que Zelenska es el reflejo de una mujer moderna y poderosa. Por último, hay quien sospecha que el reportaje, cuya versión impresa aparecerá en el número de octubre, obsequia a Putin con un motivo más de mofa.

Si echamos la vista atrás, Vogue retrató también a la primera dama de Siria, Asma al-Assad, en 2011, en un artículo que tituló ‘Una rosa en el desierto’. Poco después estalló la guerra que ha dejado la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, con más de 400.000 muertos, un millón de heridos y más de la mitad de la población desplazada. Se quiso equiparar su imagen a la de la reina Rania de Jordania y se la describió como «la más original, magnética y glamourosa» Ajena al conflicto, en los primeros meses gastó cantidades ingentes en joyas y otros lujos. El artículo fue retirado y la directora de la publicación, Anna Wintour, emitió una declaración condenando el régimen de Assad.

En un contexto diferente, las ministras socialistas del gobierno de Zapatero se dejaron tentar por los flashes y los trapos en 2004. La idea era mostrar «un Gobierno moderno». Cristina Narbona reconoció después su malestar por el uso de pieles y la imagen excesivamente frívola y contraproducente para el papel de las mujeres en España.