Confesiones sin absolución
Adela González: «Con 51 años he descubierto que cada atardecer cuenta»
La presentadora estrella de «Mañaneros», en TVE, llega dispuesta a levantar la audiencia «décima a décima»
La franja de La 1 (RTVE) en la que ahora ejerce de jefaza ha visto pasar cuatro presentadores en cuatro años. Así que lo primero que le pregunto a Adela González (Guipúzcoa, 1973) es por su manual de supervivencia: «Levantar una franja es una cuestión de gota malaya, de subir décima a décima. De que los espectadores te acojan como uno más de la familia y eso se gana con paciencia y esfuerzo. La supervivencia la marcan los espectadores». La conductora de «Mañaneros», que perdió una hija en 2020 por sarcoma de Ewing, sigue conservando la sencillez y la cercanía con la que despuntaba en ETB. Por eso, cuando esta semana la audiencia le da razones para venirse arriba, solo la leerán agradecerlo con un «a seguir currando».
Aunque aún no hayan pasado ni 100 días desde su investidura, ¿qué balance hace de su llegada a «Mañaneros» y qué cree que aporta al programa que no tenía antes?
Creo que me he integrado muy bien. ¿Qué aporto? Mi naturalidad. Quien me conoce sabe que soy así, como me veis en la tele. Me emociono con las historias, me divierto con los «sainetes» que pergeñan en dirección y guion y, sobre todo, disfruto mucho presentando.
Hace la friolera de once años, Silvia Intxaurrondo la sustituía al frente del «ETB hoy». ¿Cómo ha sido su reencuentro y qué opina de los ataques que recibe la de Baracaldo?
Durante 15 días hemos coincidido en maquillaje y hemos charlado de todo, desde el debate de Kamala y Trump, hasta dónde comer los mejores scones –panecillos ingleses– en Madrid. No entiendo que alguien reciba ataques, amenazas o insultos por hacer bien su trabajo. La tele es lo más democrático que hay, si no te gusta lo que ves, cambias... pero fíjate, hoy por hoy, «La Hora de la 1» es la referencia de actualidad en los programas matutinos, liderando muchos días con cifras históricas. Y si no te cae bien un presentador, ¿para qué le sigues? ¿para vomitar odio en las redes? No lo entiendo.
Su amigo y colega Iñaki López nos confesó que el secreto de los comunicadores vascos es que «nos dejan probar distintos formatos en libertad». ¿Algo que añadir a esta receta de éxito?
Suscribo. La libertad de presentar tal y como somos, sin imitar a nadie. Añadiría otra cosa. Venimos de «provincias» –¡y a mucha honra!– con la escuela de una local o una autonómica, con la cultura del trabajo, de no creerte que eres mejor que nadie porque eres «presentadora».
¿Qué aprendió de su paso por «Sálvame» que no le había enseñado la tele antes?
Quizá ahora estoy más segura a la hora de abordar ciertos contenidos de manera más divertida y espontánea
Trabaja en Madrid toda la semana y el viernes regresa a casa con la familia. Este trajín es duro hasta para una de Lasarte…¿En qué momento del finde pararía el reloj?
La ilusión por ver a mi familia acaba con todo el cansancio del mundo. Entre semana me levanto a las 5.30, así que el momento que más disfruto llega cuando el sábado amanezco sin que suene el despertador, sobre las 9 o 9.30 y desayuno sin prisa en mi casa con mi familia…Un café, un bollo de mantequilla… ¡Qué ganas!
Confesó hace unos meses que sufre amaxofobia, o sea, miedo a conducir. ¿Le está poniendo remedio?
Siempre digo que me voy a poner manos a la obra, solo de pensarlo me entran sudores fríos. Siempre he vivido en lugares con buenos transportes públicos, así que me he ido apañando. Y cuando no se puede, pues taxi o a camelar a mi marido o a un amigo para que me lleve.
No cree en los horóscopos y hace mucho que no se confiesa. ¿A qué le tiene fe?
Tengo fe en la ciencia. Fe en los investigadores que se dejan las pestañas para evitar que muramos, para intentar que la humanidad avance, por mucho que a veces se empeñe en ir hacia la extinción.
¿Qué ha descubierto con 51 años que le gustaría haber sabido con 30?
Que como diría la Maura, «nena, tú vales mucho». Que cada atardecer cuenta y que, como el tiempo y el espacio, todo es relativo, hay que fluir.
Si no fuera periodista, ¿qué otro talento le permitiría ganarse el jornal?
Sería abogada. De hecho, cursé tres meses de Derecho Económico en la Universidad de Deusto. Me gustaba mucho la Economía y con esa rama del Derecho me vi toda la vida en un despacho, y yo necesitaba aire. Quería ser como Ángela Rodicio, Rosa María Calaf o Mayra Gómez Kemp. Nunca podré estar más agradecida a mis padres por hacer un esfuerzo económico muy importante y darme la oportunidad de estudiar Periodismo.
¿Qué es más fácil, que suelte una carcajada o hacerle llorar?
La carcajada. Soy de risa fácil. Me encantan los chistes, sobre todo los cortos y malos. Te regalo uno que me contó Jon A. en la redacción. ¿Cómo se llama la hija de Tor? Torrija. (Risas)
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