Enfrentamiento

Bárbara Rey demanda a su hijo como regalo envenenado de boda

La guerra familiar llega así a su máxima expresión. Y se habla de que la Rey pide una cifra millonaria

Bárbara Rey
Bárbara ReyGtres

Es el regalo más envenenado que acaba de recibir Ángel Cristo Jr. por su boda, y viene directamente de su madre, porque un juzgado de Marbella ha aceptado a trámite la demanda por lo civil de Bárbara Rey contra su hijo y distintos colaboradores de programas televisivos, por, según la artista, atentar contra su honor, injurias y calumnias, entre otros cargos.

A Bárbara no le tiembla el pulso por tener que enfrentarse a Ángel en un juzgado, y su hija Sofía ya ha dicho que le gustaría ver a su hermanos en la cárcel. Los rumores apuntan a que ya se está preparando otra demanda por lo penal y que madre e hija van a por todas. La guerra familiar llega así a su máxima expresión. Y se habla de que la Rey pide una cifra millonaria como indemnización.

Ayer jueves Ángel se casaba con la venezolana Ana Herminia y dejaba muy claro que no había echado de menos a Bárbara y Sofia en su boda. Ni estaban invitadas ni se las esperaba. Misión imposible una reconciliación.

Como ya hemos explicado, aunque la mediática mamá intenta por todos los medios aparentar que no le ha afectado no estar en el enlace matrimonial de su vástago, la procesión va por dentro. Ayer, en el mismo momento en que se celebraba la ceremonia civil de su hijo en una finca de Alcalá de Henares, ella se había trasladado desde Marbella a Madrid y se dejaba ver en sus redes sociales en plena Puerta del Sol comiéndose un trozo de empanada. Una escena un tanto absurda para llamar la atención en un día tan especial para Ángel, quien ha vendido la exclusiva de su boda a una revista, y declaraciones exclusivas a un programa televisivo.

Ángel Cristo y Ana Herminia
Ángel Cristo y Ana HerminiaGtres

Llamó la atención en la celebración el escotadisimo vestido de la novia y la pajarita torcida de su pareja. Y que no todo resultó perfecto, porque unos cuantos invitados decidieron abandonar la finca sobre las nueve de la noche, porque se aburrían, y se fueron a seguir la fiesta a una discoteca madrileña.