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Aninalista

Brigitte Bardot, a los 90 años, lanza su última batalla: "Macron necesita un sonotone para oír el grito de los animales"

Alejada del cine desde hace cinco décadas, Bardot reaparece en televisión para cargar contra la montería y defender una vez más su causa vital: los animales. Sin filtros, también apoya a Depardieu y se desmarca del feminismo actual

La actriz francesa Brigitte Bardot larazon

A sus 90 años, Brigitte Bardot ha vuelto al centro mediático. No en una alfombra roja ni en un plató de cine, sino en la pantalla de "BFMTV", el canal francés donde este lunes por la noche reapareció para lanzar su "última batalla": la abolición de la montería. Y lo hizo fiel a su estilo, provocadora, vehemente y directa. Su símbolo de guerra: un sonotone enviado a Emmanuel Macron. "Está sordo. Espero que ahora escuche mi grito de guerra", dijo con su característica sonrisa entrecortada.

Bardot, leyenda viva de la cultura francesa, ha hecho del activismo animalista su razón de vida desde que abandonó el cine hace medio siglo. Su lucha contra la caza mayor con perros, una práctica aún legal en Francia e Irlanda, es hoy su prioridad. "Es atroz. Un crimen legalizado. Llevo décadas pidiendo su abolición", sentenció, con la voz quebrada pero la energía intacta.

Defensa de Depardieu y Polanski

Vestida con sobriedad y visible fragilidad física, Bardot no rehuyó temas controvertidos. Arremetió contra el feminismo contemporáneo, lo que no es novedad en ella. "Todo eso no es para mí. A mí me gustan los tíos. Hoy en día, si un hombre acaricia un muslo, lo lanzan al pozo de la infamia". De paso, salió en defensa de Gérard Depardieu, acusado y condenado por abusos a varias mujeres. Ya lo hizo antes con Roman Polanski. "Hay una caza de brujas contra los hombres", afirmó.

Brigitte Bardot en topless en Saint TropezLR

Esta entrevista marca un nuevo capítulo en la vida de Bardot, pero también podría ser uno de los últimos. Reconoce que su salud empieza a resentirse: "El verano pasado lo pasé mal con la canícula. A nuestra edad, el calor puede ser mortal". Sin embargo, insiste en que guarda fuerzas para sus causas pendientes: prohibir la carne de caballo, denunciar las violencias contra los animales y, sobre todo, mantener viva su libertad.

"Mi vida ahora es muy tranquila, recluida. He sido muy fotografiada, ya no quiero más flashes. Solo quiero luchar por lo que creo justo", explicó. Sobre su pasado, tiene pocas nostalgias. "¿El cine? Me aburre. ¿El Festival de Cannes? Un horror. Antes era divertido, ahora no".

En su relato hay espacio también para relativizar su mito: "¿La revolución sexual? Hubo muchas mujeres libres antes que yo. Yo solo viví como quise".

Con el rostro marcado por los años, pero el discurso afilado, Bardot confirma que su leyenda no se apaga, sino que se transforma. Ya no es la musa de Saint-Tropez ni la bomba sexual que encandiló al mundo. Hoy, Brigitte es una activista veterana, que prefiere la compañía de los animales a la de los humanos. Y aunque su voz tiemble, sigue haciendo ruido.