Entrevista

Cayetano Martínez de Irujo se queja de las carencias en su infancia rodeada de lujos

El aristócrata recuerda cómo su familia estaba muy desapegada, su madre no sabía actuar como tal y él sufría por no encontrar el amor que necesitaba

Cayetano Martínez de Irujo
Cayetano Martínez de IrujoGtres

Cayetano Martínez de Irujo ha aceptado la oferta de Ana Rosa Quintana para sentarse en su nuevo plató en Telecinco, ‘Tardear’. Comenzaron la charla como dos amigos cualquieras sentados en un sofá, hablando de lo mundano y lo divino, como el abuso de los jóvenes del teléfono móvil y las nuevas tecnologías. El conde de Salvatierra lo considera “una droga moderna” que les ayuda a desatender su propia vida. Pronto la conversación se encamina a su propia infancia, la cual estaba muy ordenada para que no se aburriese –o no molestase en casa-. Le apuntaron a jugar al tenis, a montar a caballo, tocar la guitarra, natación, francés...

Ana Rosa Quintana y Cayetano Martínez de Irujo
Ana Rosa Quintana y Cayetano Martínez de IrujoTardear

A su madre, la desaparecida duquesa de Alba, la saludaba por la mañana y la veía por la noche. Al principio recuerda cómo era el favorito de la casa, pero la llegada de la pequeña, Eugenia Martínez de Irujo, trastocó la jerarquía. “Todos la hemos adorado toda la vida, la verdad, los hermanos, mi madre, todo el mundo en la casa. Perdimos relevancia Fernando y yo, que luego recuperé años después”, recuerda con una sonrisa en el rostro. Pese a ello, Cayetano también tiene pensamientos menos alegres cuando piensa en su pasado, pues lleva como una lacra no haber pertenecido a una familia atípica.

“Yo he tenido una carencia de familia unida y de madre… yo se lo dije un día a mi madre con treinta y tantos años y supuso una tarde llorando. Ella no lo entendía. Ella fue duquesa de Alba, más que madre y luego con Eugenia, sin embargo, todo lo contrario. La tenía con ella en todo momento y no conseguí que la mandase a Inglaterra”, detalle este último que divierte a la presentadora, que bromea sobre su deseo de deshacerse de la competencia en casa por conseguir el favor de su madre. “Al final os criaban las nannys”, añade Ana Rosa, a lo que su invitado reconoce que “las de mis tres hermanos mayores explicaban las cosas con un sentido, pero las nuestras no, era un despropósito total. Pero mi madre no se enteró, nos daba miedo decírselo por la represaría”.

Cayetano Martínez de Irujo
Cayetano Martínez de IrujoGtres

Lo que más ha marcado la infancia de Cayetano Martínez de Irujo es no haber tenido una familia unida: “Mientras estuvo mi padre, había un sentido de familia, porque mi padre tenía muchos hermanos. Pero claro, mi madre no lo conocía, era hija única, heredó un imperio, la reconstruyeron un palacio con 14 años, ella estaba metido absolutamente en el subjetivo”, mantiene. Después falleció su padre, él ya era mayor de edad, por lo que se quedó en el limbo sin saber dónde sacar el amor que necesitaba.

A su madre realmente la descubrió cuando ella reparó que había sido olímpico en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en hípica. Ahí descubrió que su hijo valía, que había tenido la misma base y educación que sus hermanos, pero él quería hacerse su propio futuro. A partir de ese momento su vínculo cambió y se volvió más estrecho. Pese a ello, reconoce que su infancia y su adolescencia fue muy dura: “No me he quejado, pero digo la verdad”. Y es que su vida no ha sido común y él mismo lo sabe: “Estoy tremendamente orgulloso de dónde he nacido. Ha sido un privilegio vivir en un palacio durante 50 años. La primera vez que tuve vecinos fue con 27 años en Holanda, porque yo vivía de palacio en palacio y de finca a finca. Nunca había conocido tener vecinos, me pasaba horas viendo lo que hacía la gente de enfrente”.