Opinión
Cuentos chinos que no cuelan
"Como un chiste privado brutalista, ellos se parten mientras tú miras estupefacto el aparato, convencido de estar perdiéndote algo que solo ellos pillan"
Tres emisiones, tres, son las que ha necesitado el nuevo programa de Jorge Javier Vázquez para su estrepitoso fracaso. «Cuentos Chinos» ha resultado ser, fiel a su propio título, un producto inflado que no convence a nadie. A alguien, en algún momento, le debió parecer suficiente con poner al frente a Jorge Javier, y llenar el plató de personajes de tercera regional hablando a gritos y haciéndose gracia unos a otros, para reventar los índices de audiencia. Pero no. La sensación, desde el primer momento, era la misma que tiene uno cuando llega a una fiesta demasiado tarde, directo del trabajo, y se encuentra a todo el mundo ya beodo: no hay manera de alcanzarles, por mucha prisa que te des en empinar el codo, y no sabes de qué se ríen. Con «Cuentos Chinos», igual. Como un chiste privado brutalista, ellos se parten mientras tú miras estupefacto el aparato, convencido de estar perdiéndote algo que solo ellos pillan.
Y solo a ellos parece hacerles gracia también cosas como ver pasear a cuatro mamarrachos por un pueblo, llamando la atención, como adolescentes por primera vez sin padres, para grabar la reacción de sus habitantes. O disfrazar de dragón chino, al modo del Pikachu de Sol, a un redactor (pobre) para que salga a hacer preguntas por la calle. El concepto de «entretenimiento» del nuevo formato se antoja casi ofensivo para el espectador medio. Incluido el que utiliza la televisión como ruido blanco para concentrarse en otra cosa. ¿Todo lo que se les ha ocurrido es mezclar gritos, fajas, monigotes, minorías étnicas con peculiaridades en el lenguaje, tías buenas y travestidos? Malas noticias: la fórmula ya era viejuna en los noventa pero, al menos, no trataban de hacerlo pasar por innovador. Telecinco ya anunció que el jueves no se emitirá, pero porque adelanta el inicio de su realiy de convivencia, o sea, Gran Hermano, no porque sea infumable. A ver qué inventan ahora.
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