Estética

El día que las aristócratas pusieron freno a su sobrepeso

Tamara Falcó e Isabel Sartorius, al igual que Berta Vázquez, también sufrieron críticas fuera de lugar por su subida de talla

Tamara Falcó
Tamara FalcóGtres

Los desacertados comentarios sobre la actriz Berta Vázquez, que han venido sucediéndose esta semana, tras su aparición en los Premios Goya con «unos kilos de más», han abierto la caja de los truenos. Algunas «celebrities», que también pasaron por este trance, cerraron filas incondicionalmente, ante la intérprete de «Palmeras en la Nieve», con el lema de: No se engorda por capricho. El aumento de peso en la mayoría de los casos es síntoma de una enfermedad. Concretamente de los desajustes hormonales en la tiroides. Así les paso a Isabel Sartorius y a Tamara Falcó, que un día al subirse a la báscula y ver el incremento de peso que habían sufrido, quisieron poner freno a esta situación con tratamientos médicos adecuados. Ambas encontraron su «varita mágica» en Marbella. La ex novia del rey Felipe VI en la clínica Incosol y después en Neolife y la marquesa de Griñón, que al día de hoy sigue con el tratamiento de la ayunoterapia, en la clínica Buchinger de la mano de su sherpa particular, el Nobel literario, Mario Vargas Llosa.

Ayunoterapia

Una de las cosas que la hija de Isabel Preysler tiene que agradecerle de por vida al literato es su inmersión en la ayunoterapia. Fue él quien en 2017 invitó a «Tammy» a que probara las terapias de la Clínica Buchinger de Marbella, un exclusivo templo de salud por el que han pasado entre otros, Cristina Onassis o Sean Connery. Falcó necesitaba perder el peso que había desestabilizado su vida y que un desajuste en su hormona del tiroides la hicieron engordar hasta 20 kilos. Un año antes, la aristócrata empezó a aparecer por los «photocalls» con un aspecto muy cambiado. Aquello tuvo una repercusión en su personalidad y le hizo alejarse de los medios y de los eventos hasta que su autoestima se recuperó. Aquella imagen, según ha manifestado ella públicamente, le supuso unas importantes pérdidas de dinero en contratos que no pudo finalizar, y otros que no firmó porque ella misma no se encontraba a gusto con su cuerpo. Fue entonces cuando Mario Vargas Llosa, que acudía todos los años a Marbella junto a su esposa Patricia, le dio el remedio mágico para recuperar su figura. La clave: llevar un estilo de vida saludable en el que se combina buena alimentación con dieta, yoga y una vez al año el ingreso en la clínica. Mientras tanto, Tamara recibe el tratamiento intermitente que lo puede realizar fuera de las instalaciones. Y así lo manifiesa ella misma al sentirse «feliz de haber mejorado la relación con mi cuerpo».

La actriz Berta Vázquez posa en la alfombra roja previa a la gala de la 37 edición de los Premios Goya, en el Palacio de Congresos y Exposiciones FIBES, a 11 de febrero de 2023, en Sevilla, Andalucía (España).
La actriz Berta Vázquez posa en la alfombra roja previa a la gala de la 37 edición de los Premios Goya, en el Palacio de Congresos y Exposiciones FIBES, a 11 de febrero de 2023, en Sevilla, Andalucía (España).Eduardo ParraEuropa Press

Por su parte, Isabel Sartorius tocó fondo el día en el que ningún traje de su vestuario le servía. Subió de peso considerablemente y su lucha contra la obesidad se convirtió en una auténtica obsesión. Su intento por perder kilos, algo que no lograba por más que se sometiera a múltiples dietas, tuvo su primer resultado hace años en la Clínica Incosol de Marbella. Un santuario del bienestar donde la mismísima Grace Kelly logró conseguir una figura más esbelta, o la desaparecida Cristina Onassis; y hasta el propio Dalí se sometió a sus tratamientos.

Ansiedad

Allí, Isabel se puso en manos de su director, el experto nutricionista José Luis Guijarro, que le diagnosticó la patología de hipotiroidismo. Ese verano, que la aristócrata paso en Marbella junto a su hija Mencía, fue duro. No solo en tratamientos para cuidar su alimentación, sino también por el estrés y la ansiedad. En aquel periodo dejo de aparecer públicamente. Ella, siempre luchadora y reinventándose a sí misma, renaciendo y superando obstáculos, venció la depresión y poco a poco fue moldeando su obesidad. Cuando Incosol cerró sus puertas, Isabel siguió los tratamientos contra el hipotiroidismo en Neolife, donde consiguió desprenderse de más de 20 kilos. Ella misma ha manifestado que «estoy en pleno momento de cambios hormonales» y que entre eso y la menopausia «no me aguanto ni yo. Ahora estoy muy contenta de mi pérdida de peso, que siempre es una lucha». Y de ser invisible, cuando todo mejoró, la empezamos a ver en revistas y hasta grabo un cameo con Amaia Salamanca en «¿Qué te juegas?», la película de su amiga Astrid Gil Casares.