Entrevista
Eva Díaz, ejecutiva trans: " No quiero estar manipulada ni ideológica ni políticamente"
Hablamos con la empresaria que decidió transicionar pasados los 50 y que asegura que no se ha sentido discriminada por su identidad en su trabajo
Hoy no la verán en los desfiles del Orgullo. Se siente orgullosa de ser quién es, pero no casa con el activismo “oficial” ni se considera activista en el sentido estricto de la palabra. Eva Díaz es una empresaria y ejecutiva transexual que decidió transicionar pasados los 50, un paso que no la alejó de sus metas profesionales. Ha trabajado en importantes empresas como Accenture y hoy dirige su propia sociedad. Una excepción a los datos que llegan sobre el colectivo trans y su condición laboral.
-Tiene un excelente currículum. ¿Cree que eso ha sido clave para romper las estadísticas del colectivo trans, uno de los más perjudicados a nivel laboral?
Es verdad que soy una privilegiada, lo reconozco. Y sí, hacer la transición desde una posición y desde una experiencia profesional muy relevante hace las cosas más sencillas, no fáciles, pero más sencillas. Es más fácil siendo ejecutiva que siendo carretillera en un almacén de una industria extraña en el centro de España.
-Dice que no ha sentido discriminación en sus trabajos por ser trans. ¿Y por ser mujer?
Nunca tuve problemas en cuanto a mi transición de género, o por lo menos no me los hicieron sentir. Como mujer, sí es cierto que la experiencia de ser ejecutiva como mujer es realmente diferente a la de serlo hombre. Como hombre, se le da autoridad por el hecho de ser hombre, pero la mujer se la tiene que ganar desde el principio.
El hombre, solamente por el hecho de ser el director general, tiene un respeto que no es tanto a la persona, sino es a la categoría, pero lo tiene de propiedad. Como mujer, tienes que ganarte esa posición.
-¿Cuál fue el mayor obstáculo al que se enfrentó en su transición?
Transicioné con 52 años y me fui al paro directamente. Nadie me echó, renuncié porque no tenía la valentía como para presentarme un día con vestido en el sitio en el que había estado trabajando con traje y corbata tanto tiempo.
Yo diría que la principal barrera fue ese, porque en este país, cuando tienes 52 años, por mucho currículum que tengas, parece que ya no existes para el mundo laboral.
"Transicioné con 52 años y me fui al paro directamente"
-¿Quiso compartirlo con sus compañeros de trabajo?
A ver, aquí hay un tema que es importante, que no lo he mencionado, cuando transicionas, el nivel de feminidad que tengas en tu cuerpo es muy relevante a la hora de conseguir esa aceptación social. Nos movemos por la imagen, y si eres mujer, más todavía. Entonces, sin esa transición, si eres muy masculinizado, las barreras de entrada son muy grandes. Y yo, gracias a Dios, eso no lo he pasado.
Asumiendo que si nadie conocía mi pasado, pasaba por mujer perfectamente, esa transición no tengo por qué compartirla. Lo conté cuando ya estaba posicionada. No existía. Y en esa situación, me confirmé a las dos, en este país, sé que, ahora que los 50 no existen.
-¿Le molesta que se conozca su pasado o su nombre anterior?
No, me llamaba Enrique. Entiendo que haya personas que quieran esconder ese pasado, porque un proceso de transición es muy complejo, se pasa mucho miedo. Hay pánico a que la gente conozca ese pasado y te desprecien. La reacción lógica es ocultarse.
Pero yo, por ejemplo, cuando fui a cambiar mis datos en el registro, la funcionaria me explicó que podía hacerlo modificándola, aclarando mi nuevo sexo, o poniendo que nací mujer. Le dije que quería modificarla porque no puedo ocultar mi pasado, y me dijo que solo había tenido tres casos hasta la fecha que le hubieran pedido la modificación del registro. El resto, querían partidas nuevas.
Lo entiendo. Entiendo los miedos. Entiendo querer hacer desaparecer tu pasado para que nadie pueda atacarte. Mi experiencia es que la mujer que soy ahora mismo es el producto del hombre que fui.
Creo que renegar de tu pasado es renegar de una parte de quién eres. Y sobre todo, es no explicar a la sociedad lo que somos, porque al invisibilizar el pasado, es como si no existiera. De hecho, muchísima parte de la falta de referentes “normales”, de fuera del mundo del artisteo y esas cosas, son por esto, porque casi todas las que transicionan invisibilizan su pasado y no se muestran como mujeres trans, sino simplemente como mujeres.
"Renegar de tu pasado es renegar de una parte de quién eres"
-¿Se considera activista?
No estoy dentro de los movimientos formales del activismo. No voy a a las historias del desfile del Orgullo ni estoy en ningún tipo de organización que se dedique al tema del activismo LGTBIQ+. Sigo siendo visible, pero no me verás en movimientos oficiales o formales que se asocian con el activismo.
-¿No se siente representada?
A mí es que muchas de las cosas que se entienden de ese movimiento oficial, por llamarlo de alguna forma, no estoy acuerdo con ellas.Por otro lado, creo que son movimientos absolutamente politizados y yo no quiero entrar en esas discusiones políticas, ni es mi papel ni tengo ningún interés en ellas. No quiero estar manipulada ni ideológica ni políticamente.