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Isabel Preysler ceba sus memorias: "Ya era hora de que se supiese la verdad"
La socialité concede una entrevista en la que adelanta que habla de todas sus parejas, desde sus amores de juventud hasta Mario Vargas Llosa

El próximo 22 de octubre está marcado a fuego en el calendario de la crónica social patria. Isabel Preysler, la socialité por excelencia, la eterna “reina de corazones”, presentará sus memorias, “Mi verdadera historia” (Espasa). Será la primera vez que la filipina narre su propia historia en primera persona, aunque otros muchos ya la han plasmado con anterioridad en otros libros, según ella, con más mentiras que aciertos.
Justo queda un mes para que las esperadas memorias de Preysler lleguen a las librerías españolas, y como buena mujer de negocios que es, sabe que la promoción y el cebo son claves para asegurar un éxito de ventas. Isabel concede entrevistas a cuenta gotas para, como diría Francisco Umbral, hablar de su libro, y la última ha sido a la revista “Harper’s Bazaar”.
Admite que “he dejado muy poco sin contar”, incluyendo los episodios que conciernen a sus relaciones románticas. Hablará de todas sus parejas, desde sus amoríos de juventud hasta su polémico romance con Mario Vargas Llosa, con el que no terminó muy bien: “No serían unas memorias auténticas si no hablara de todos”.
Su motivación a la hora de lanzarse a escribir el libro ha sido la sensación de que, durante años, han sido otros los que han contado su historia: “Se ha escrito muchísimo sobre mí, incluso libros, pero ninguno contaba la verdad, no podría decir que sean acertados o correctos. Unos con más mala idea y otros con menos, entonces pensé que ya era hora de que supiesen la verdad. Durante años me pareció pronto, pero ahora siento serenidad y paz, rodeada de mis nietos, y pensé que era el momento adecuado. Es un proyecto personal en el que llevo más de un año y medio trabajando, aunque con ayuda de la editorial para darle forma. Aunque ¡quién sabe si a los 90 tengo que volver a reescribir mis memorias!”.

Confiesa que “no ha sido fácil” navegar en su pasado para plasmarlo sobre el papel y compartir sus vivencias. “Recordar, seleccionar, decidir qué contar y qué callar conlleva mucha dificultad. Algunos episodios me entristecieron, otros me emocionaron, pero con ayuda logré darle forma. Quizá desde fuera se vea más intensa de lo que en realidad ha sido, pero aun así había mucho que contar”.
A lo largo de la entrevista se sincera también sobre la fama, que en su caso parece intrínseca en el ADN familiar, una condición que sus hijos han heredado. Eso sí, es consciente de que unos lo llevan mejor que otros: “No he tenido que darles consejos, porque lo manejan mejor que yo. Han crecido entre cámaras y saben dónde poner el límite. Algunos son más reservados, otros más públicos. Tamara, por ejemplo, desde niña disfrutaba con los fotógrafos; los consideraba sus amigos y les contaba que era su cumpleaños, y todos aparecían con regalos. Esa naturalidad la ha acompañado siempre y le ha hecho conectar con la gente. A veces un poquito demasiado (risas). Ana y yo nos miramos alguna vez y me dice: ‘Mami, es que Tamara no tiene filtro»’. Ana es más discreta y reservada”.
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