Disputa
José María Almoguera y Carmen Borrego, la tensión crece. ¿Por qué falló la mediación?
Su fracasado intento de confiar en un mediador fue lo único claro en su encuentro televisado
Nadie, y menos sus protagonistas, confiaba en que un cara a cara televisado entre Carmen Borrego y su hijo José María Almoguera fuese la solución para enterrar su hacha de guerra. Así resultó de su encuentro en la noche del viernes en el plató de "¡De viernes!", un programa en el que ambos están ya familiarizados. La paz es menos rentable que la disputa.
La única novedad que se desprende de su fallida reconciliación fue la confesión de Almoguera que explicó que habían tratado de arreglar sus diferencias recurriendo a la figura de un mediador familiar.Después de tres horas y media de programa, el joven sorprendió con una conclusión: "¡Necesito tiempo!"
¿Habría servido de algo continuar con esta terapia? La mediación familiar cobra especial importancia en caso de divorcios con hijos menores. No es el caso, pero este puente puede ser igualmente decisivo para poner fin a una mala relación entre miembros de una familia. Son conflictos que, si se enquistan, pueden ser más dolorosos que un problema en el ámbito laboral o social, y afectan tanto a nuestro estado emocional como a la salud.
El mediador familiar tiene como objetivo lograr que las partes sean capaces de manejar el conflicto para resolverlo o, al menos, impedir que siga engordando. El proceso de mediación está diseñado en varias sesiones dentro de un marco legal y garantizando la salud mental de las personas involucradas. En estos encuentros, se aplican herramientas de comunicación efectiva, asertiva y no violenta con el fin de llegar a acuerdos que, aunque parezcan mínimos, ayudan a avanzar en la conciliación.
Si, como es el caso de Carmen Borrego y su hijo, el problema viene de atrás, la mediación exige paciencia y cautela. Las partes en discordia exponen sus puntos de vista y sus intereses, por lo que habrá momentos dolorosos, pero clarificadores y sanadores. A medida que avanza el proceso, el mediador sugiere estrategias constructivas pensando en un futuro en el que reine la concordia familiar.
La intención de José María Almoguera fue positiva. De haber continuado con la mediación de un especialista en conflictos familiares, habrían evitado el bochorno de querer dirimir sus diferencias en público y habrían reducido el estrés que todo esto conlleva. De los intentos fracasados, tanto televisados como en privado, se desprende que no hay ninguna voluntad de paz. Tal vez porque les resulta más provechoso continuar sus vidas por separado y mirándose desde la lejanía en gradas separadas, como escenificaron ayer en el plató.
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