Tamara Falcó ha vivido el verano más especial de su vida. La marquesa de Griñón cumplió su sueño de pasar por el altar junto a Íñigo Onieva el pasado 8 de julio en el Palacio de El Rincón, en una ceremonia de ensueño rodeada de sus familiares y amigos más cercanos. Prometía ser la boda del año y había máxima expectación por conocer hasta el más mínimo detalle del enlace matrimonial de la hija de Isabel Preysler con el empresario. Dos días después de dar "el sí quiero", el recién estrenado matrimonio comenzaron su esperada luna de miel, viaje que duró más de cuatro semanas. A su regreso, siguieron con sus vacaciones y continuaron dando la vuelta al mundo para dar por finalizado el verano de sus vidas con la boda de Luisa Bergel en Sotogrande.

Después de unas vacaciones muy intensas, exprimiendo junto a su marido su primeros meses de matrimonio, Tamara Falcó regresaba por primera vez a su puesto de trabajo en "El Hormiguero" después de haber dado el "sí quiero" junto a Onieva. Y como era de esperar, uno de los temas de la tertulia fue su enlace matrimonial, al que asistieron todos sus compañeros de programa. Para sorpresa de todos, analizaron el menú nupcial, algo que fue muy comentado por algunos invitados.

"Yo ni cené, estaba tan contenta y fue todo tan bonito, ver a tanta gente que quiero y que se molestaron por ponerse guapos y venir aunque la ceremonia sea larga y la comida escueta...", comenzó diciendo Tamara Falcó en "El Hormiguero". Al escuchar esta afirmación, Pablo Motos aseguró que "la cena fue ligera". "Mucha gente se centró en recenar las hamburguesas", admitió la hija de Isabel Preysler.

A pesar de algunas quejas de sus compañeros, como la de Juan del Val, que considera que fue muy larga la ceremonia, todos los tertulianos de "El Hormiguero" coincidieron en lo bien que se lo pasaron en la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva.