Vivir sin presiones
La sorprendente confesión de Laura Sánchez sobre su diabetes: "Me la provocó el estrés de la maternidad"
La modelo, a la que diagnosticaron la enfermedad en 2021, tiene una nueva filosofía de vida
A sus 44 años, Laura Sánchez atraviesa uno de los momentos más bonitos de su vida. La modelo, que fichó por la primera agencia de representación hace ya tres décadas y se convirtió en una de las top más famosas del mundo, disfruta ahora de una vida más pausada en su tierra, Huelva, y abraza el paso del tiempo con su eterna sonrisa: "Tengo arrugas y el pelo blanco pero me da igual. De la edad, lo único que me preocupa es la salud". Y es que su vida dio un giro radical cuando en 2021 le diagnosticaron Diabetes Tipo 1: "Desde entonces intento vivir sin presiones".
Y es que fue precisamente el estrés el causante de su enfermedad: "No había casos en mi familia. Fue estrés emocional prolongado en el tiempo. No un calentón, sino muchos calentones durante muchos años. ¿Qué me lo provocó? La maternidad, o la no maternidad, o la falta de maternidad. La vida te dice, esto es un aviso y es tu salud y hay que cuidarla. Desde entonces intento estar untada en mantequilla a todo lo que me viene externo y es absurdo. Me he provocado una enfermedad crónica, autoinmune y, de momento, sin cura", ha confesado.
Muy unida a su hija Naia
Laura, que ha amadrinado la primera Barbie con diabetes del mercado, no ha querido entrar en más detalles, pero hay que recordar que libró durante años una dura batalla legal con su ex, Aitor Ocio, por la custodia de su hija Naia, que finalmente se crio con su padre en el norte de España. La decisión judicial obligó a Laura a vivir a caballo entre Madrid y Bilbao durante años. Ahora, madre e hija (que estudia en Estados Unidos) tienen una relación muy estrecha, incluso se han hecho un tatuaje a juego: "Es un trece, porque cuando ella empezó a tener móvil, a las 13:13 h. me decía todos los días 'Te quiero'. Es algo muy nuestro", ha contado.
Tras divorciarse de David Ascanio, Laura recuperó la ilusión junto al torero Manuel Escribano, del que está muy enamorada. La profesión del sevillano no es fácil para ella, pero cuenta con todo su apoyo: "Voy a verlo torear, prefiero verlo porque voy a celebrarlo, a ver cuando salen las cosas bien. Quiero que mire para el tendido y estar yo allí. No me gusta verlo por la tele porque me pongo más nerviosa. Si pasa algo, yo no puedo hacer nada, no soy cirujana". Y ha recordado, además, una anécdota sobre el primer día que fue a verlo torear a la plaza: "Lo cogió el toro y me demostró que es un hombre de verdad, de raza. Le operaron en la plaza, se puso el vaquero y volvió a salir".