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Isabel Preysler puede, pero no quiere casarse

«Tenemos todos los papeles en regla», aseguró la pareja de Vargas Llosa, aunque insiste en que a pesar de ello no habrá boda

Preysler amadrinó la nueva colección de joyas de Rabat / Foto: Elio Valderrama
Preysler amadrinó la nueva colección de joyas de Rabat / Foto: Elio Valderramalarazon

«Tenemos todos los papeles en regla», aseguró la pareja de Vargas Llosa, aunque insiste en que a pesar de ello no habrá boda.

Los de esta semana han sido días apretados, plenos y exaltadores de «los de toda la vida». No daban un respiro en su ir y venir desde que Isabel Preysler detallaba gratis su vida como nunca lo había hecho. Tomemos buena nota de su generosidad informativa, que ya le tocaba, pues se explayó en minucias antes de realzar cómo, junto a su hija Tamara, es madrina de la nueva joyería madrileña de Rabat, ubicada en el corazón de la aristocrática Velázquez, el centro de la Villa y Corte. Su inesperada y poco habitual verborrea fue una gozada mientras contaba que Enrique de momento no puede venir a verlos «porque tiene la agenda llena de conciertos». También comentó lo ilusionada que está ante el nacimiento de otro más en la familia, su quinto nieto, hijo de Ana Boyer. Reconoció igualmente que está muy pendiente del nuevo novio de Tamara –al que ésta presentó en sociedad recientemente vía Instagram–, ya no digamos de cómo disfruta con el fuerte amor que siente, reconoce, exalta y confiesa por Vargas Llosa. Preysler destacó en la noche madrileña con un vestido floreado y a media pierna de Andrew Gn Resort 2019.

En el desfile de Yébenes

Era de un azul medio que podría bautizarse como «azul Preysler», porque en ese tono tiene varios conjuntos, nada que ver con el clásico y recurrente marino que siempre sirve para salir de apuros o para asistir al desfile de Maribel Yébenes, donde, aunque mañanero, contó con variadas caras famosas, desde Pilar Rubio hasta la cercana y eternizada Cari Lapique, que nos dejó pasmados con lo que contó sobre Nati Abascal y su caída entre la «jet». Reconocen que es muy interesada «y solo te busca» y llama cuando necesita algo. «Entonces no para de hacerlo», descubrió Cari, fastidiada y con frustración. Lo hizo ante Genoveva Casanova, a quien también contó que vuelve a cambiar de piso, costumbre que no le importa repetir: «Es que ahora me voy al mismo edificio, pero a un piso enorme donde ya vive mi hija. No me gustan los chalés, me dan mucho miedo. Por eso los evito», razonó. Cari lucía un traje de espigas, mientras que Marta Sánchez optó por pantalón y americana blancos sobre camisa negra. Garbiñe Abasolo, Pilar Rubio, Mamen Mendizábal, Begoña Trapote, Juan Peña y su esposa, Carmen Machi, Miriam y Maribel Yébenes son personajes que no suelen coincidir. Hablé con la muy ilusionada Pilar Rubio, que el 22 de junio se casará con Sergio Ramos, «aunque no sé si me pondré traje blanco. Es lo tradicional, pero me fastidia uniformarme», aclaró en una luminosa mañana de temperatura casi primaveral en la que Preysler reveló que Miguel Nieto, el novio de Tamara, «es buenísimo, un santo».

Así lo disfrutaron en otra cita nocturna con los rutilantes joyones de Rabat, tan pródigos en diamantes de moderno engarce que desde hace años anuncia Isabel. Subrayó lo feliz que está con Vargas Llosa, que no deja de visitar Marbella, donde hace régimen y machaque facial, algo que Maribel y Miriam Yébenes aplican al famoseo que las frecuenta. Preysler desmintió los crecientes rumores que hablan de su próxima boda, una especulación a veces impertinente «porque dudan de que pudiéramos hacerlo. Tenemos todos los papeles en regla». Y así, la siempre serena «madame Preysler» chafó cuanto especulan sin saber de qué va, descubriendo que sus famosos nietos no la llaman abuela sino «Lala». La semana tan social dio para mucho y de cuanto dijo Isabel nada que añadir sino pedir que otras sigan este ejemplo clarificador.